27 septiembre 2007

El último momento

Coge la taza de camino hacia la puerta y la acerca a su boca para darle un sorbo, pero el café está tan caliente que apenas puede beberlo. La mira, desconsolado, tiene que marcharse corriendo y no le da tiempo a esperar a que se enfríe. Otro día más sin desayunar.

Al llegar al trabajo la desidia vuelve a apoderarse de él. Otro día más le toca ver las mismas caras, los mismos pasillos y las mismas conversaciones sin importancia. Otro día mas mira a esa gente y todos le parecen tan desgraciados como él, y otra vez vuelve a sentir la sensación de agobio que últimamente le persigue. Sigue preguntándose si se irá o no sé irá. Apenas faltan seis días para decidir si quiere cambiar de vida y darse la oportunidad, a si mismo, de ser feliz.

Justo en ese momento, como todas las mañanas, decide que se tiene que ir, que ya no puede soportarlo mas; pero horas más tarde, cuando vuelve a casa y los recuerdos le sorprenden en cualquier esquina y se acumulan en su cabeza, decide que tiene que seguir esperando, que quizás algún día llegue su oportunidad de ser feliz sin necesidad de marcharse tan lejos y sin tener que renunciar a ella.

A millones de km, pero no más lejos que la casa de al lado, ella se pregunta si volverá a tener la oportunidad de ser feliz. Hace tiempo dejó de serlo, y ahora siente que no depende únicamente de ella. Tomó la decisión incorrecta y el mundo siguió girando sin que pudiese bajarse para tomar el tren, que perdió hace tiempo.

Ambos habían continuado con su vida, aunque ambos sentían que su vida ya nos les pertenecía. Ambos saben que han estado viviendo la vida que los demás querían que ellos viviesen, han intentando aparentar una felicidad que hace mucho no sienten.

Ambos se han enredado en otros brazos buscando un consuelo que jamás hallaron y ambos han soñado muchas veces con poder olvidar un amor que es más fuerte que ellos. Y así ha pasado el tiempo, mucho tiempo. Dos años. Dos años viviendo puerta con puerta y sin apenas dirigirse una palabra. Durante este tiempo se han echado tanto de menos que sienten que nunca han estado separados del todo. Pero si lo han estado, tanto que pronto ella se dirigirá hasta una iglesia para intentar comenzar una vida sin él y él, probablemente, se marche lejos de ella para intentar soportar el dolor de haberla perdido definitivamente.

Los seis días de tregua han pasado. Después de mucho tiempo por fin tiene un día de libertad, un día sin trabajo, pero el saber que ya jamás tendrá que volver a ir a ese lugar, le produce una tristeza infinita. Hace mucho tiempo, cuando él todavía podía ser feliz, aquel sitio, aquella comisaría, era como su casa, y allí vivió muchos momentos imborrables. Pero hoy lo va a dejar toda atrás, y va a comenzar en otro sitio, de nuevo.

Coge su maleta y mientras se dirige hacia la puerta repasa cada estantería, cada foto, cada rincón. Ha preferido despedirse de todos antes para no hacer más difícil aquel momento, pero de ella no ha tenido el valor suficiente para hacerlo. No quiere, ni puede pasar por eso.

Echa un ultimo vistazo a su hogar y cierra la puerta tras de sí para alejarse a pequeñas zancadas de la puerta, de la córrala.

- ¿No te pensabas despedir?

- Es lo mejor. Tengo que irme ya. Que te vaya bien -deseaba con toda su alma que Sara llegase en ese momento, pero a pesar de desearlo no esperaba que pasara. Ya pensaba que a ella, el hecho de que él estuviera o no cerca no le importaba demasiado. No la mira porque quiere aparentar una frialdad que no siente. Sigue recorriendo la córrala más despacio, intentando alargar el momento que será el último que comparta con ella.

- Ni siquiera vas a mirarme –Tiene lágrimas en los ojos y aunque ha ensayado su discurso día y noche desde que descubrió que se iba, ahora no le salen las palabras.

- No puedo hacerlo

- ¿Por qué Lucas? ¿Ya significo tan poco para ti que ni siquiera eres capaz de mirarme?

- No soy capaz de mirarte porque significas tanto para mí que no quiero recordar este momento pasado el tiempo. Tenemos tantos momentos bonitos juntos, que no quiero que sea precisamente este el que recuerde –dice mientras continua caminando y comienza a bajar las escaleras. No la mira, no quiere verla llorar.

Desde arriba le ve marchar y busca en su cabeza las palabras exactas que consigan retenerle a su lado, pero no es capaz de decir nada y solo puede ver como él se pierde por el patio para no volver nunca más. Llora desconsolada porque otra vez le ha dejado marchar sin hacer nada por evitarlo. Con rabia mira su maleta, que lleva días preparada para llegado el momento irse con Lucas. Y no ha sido capaz de decirle que ella quiere estar donde él esté.

Ha cometido muchos errores. Muchos. Ambos lo han hecho. Se han pasado dos años sin hablarse, sin mirarse. No han sabido encontrar la forma de volver a estar juntos, de hacerle ver al otro que jamás han dejado de quererse, que nadie podrá borrar eso.

Decidida toma la maleta y sale hacia la calle para tomar un taxi. Sino encuentra las palabras buscará otra forma, pero hará saber a Lucas que tienen que estar juntos. Ella va a luchar para que los dos vuelvan a tener una oportunidad de ser felices.

Al salir a la calle intenta buscar un taxi, pero se da cuenta de que alguien, al otro lado del parque la mira confundido a ella, y a su maleta. Se acercan despacio, sin saber que van a decirse, pero ambos saben lo que va a pasar. Los dos comprenden que después de tanto tiempo han tenido que sentir el miedo atroz de no volver a verse para hacer algo para estar juntos.

- Vas a perder el avión.

- Pensé que quizás querías decirme algo. Me marché corriendo de la corrala y no podía irme así ¿Y esa maleta?

- Lucas…. Si te vas me voy contigo.

- Ni siquiera sabes donde voy

- Me da igual. Mi lugar está donde estés tú. No puedo estar más tiempo separada de ti.

- Te casas en dos semanas.

- Te necesito a mi lado para salir de una vida que no quiero vivir, para decirle a un novio que no podemos cometer el error más grande de nuestra vida, y para decirles a 200 invitados que tienen que buscar otro plan para ese día. Te necesito a mi lado el resto de mi vida para todo lo que quiero hacer.

- Yo también quiero estar contigo Sara, jamás he necesitado tanto a alguien en mi vida. Te amo tanto, tanto, y te he echado tantísimo de menos que creía que me iba a volver loco… -dice mientras la abraza y se funden en el beso que llevan tanto tiempo soñando. No tienen prisa, han perdido demasiado el tiempo y ahora quieren disfrutarlo al máximo. Han estado tanto tiempo separados, tanto que ahora necesitan sentirse más cerca que nunca.

- Lucas… -sigue acariciando su pelo y su cara, mirando sus ojos, besando sus labios. Quiere tenerle cerca

- ¿si?

- ¿Me ayudarás con lo de la boda?

- Vas a liar una muy gorda, ¿lo sabes, verdad? ¿Estás segura de querer hacerlo?

- Jamás he estado tan segura en mi vida

- ¿Y… por qué no les dejas una nota? –bromea aunque lo que menos le apetece ahora mismo es tener que dar explicaciones a todo el mundo. Ahora solo quiere ser feliz con Sara, llenarse de ella, recuperar el tiempo perdido.

- Lucas… ¿Cómo voy a dejar una nota? Me odiarán

- Te odiarán, no… nos odiaran de todas formas

Miran sus maletas y los dos piensan lo mismo

- Lucas ¿A dónde te ibas de viaje?

- ¡¡¡¡¡¡¡A Madagascar!!!!!

- ¿Qué? No creía que te pudieras acordar. Ha pasado tanto tiempo.

- Jamás me podré olvidar de nada Sara, de nada.

- Vamonos Lucas, Vamonos. Vamos a hacer ese viaje que tanto tiempo llevamos soñando. Vamos a ser egoístas y pensar en nosotros. Hemos pensado demasiado en los demás y por una vez tenemos que hacer lo que nosotros queremos. Lucas, hace dos años, dos meses y seis días te dije que no me iba contigo a Madagascar. Y siempre te he debido ese viaje. Vamos a hacerlo ahora. Escapémonos. Cuando volvamos decidimos que hacemos, donde viviremos. Pero ahora solo quiero estar contigo sin tener que explicarle a todo el mundo porque lo hago.

- Vamos a llegar tarde. Corre.

Y corriendo, sonriendo y felices toman un taxi que les lleve al aeropuerto. Porque van a cumplir la promesa que se hicieron hace ya más de tres años y que han retrasado demasiado. Cuando vuelvan tendrán que explicarse, tendrán que intentar hacerse entender, pero ahora solo importan ellos y que por fin se han dado cuenta, de que solo si están juntos lograran ser felices.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Uff! qué relato tan triste aunque tenga final feliz, no me quiero imaginar ni por un momento que tengamos que ver nada parecido. Gracias por regalarnos este y todos los mensaje anteriores, son muy tiernos, jejje.
Besos
Lydia

Anónimo dijo...

Muy triste, bonito y al final todo sale bien.

Anónimo dijo...

Por lo menos da planto a 200 personas y se va a Madagascar a merecido la pena

saraysa

Anónimo dijo...

que triste pero como siempre maravilloso pero me ha encantado el final 3 relato que leo vuestro tercer relato que es mravillosa sensacional