Intente por todos los medios que mis compañeras de cuarto no se despertaran pero no lo conseguí. Mis sollozos desgarrados las fueron despertando una a una, y aunque ya casi había amanecido yo sentía como si la oscuridad se hubiese cernido sobre mí. Carlota visiblemente preocupada, y tras saltar literalmente de su litera, me zarandeaba intentando, inútilmente, que yo dejase de llorar, de temblar cual niña del exorcista y saliese del estado histérico en que me encontraba. Sophie mientras tanto, me ponía una toalla, que acababa de mojar, en la frente empeñada en que estaba ardiendo en fiebre, lo cual para mi era del todo ilógico pues sentía mi cuerpo frió como el hielo, y Susi insistía que lo mejor era llamar al medico de la residencia o acercarnos a un centro de salud.
Afortunadamente Sophie detuvo a Susi justo cuando iba saliendo por la puerta de la habitación dispuesta a contarle al doctor de la residencia lo que me estaba ocurriendo. Era obvio para cualquiera que me viese, en ese estado, que estaba sufriendo una crisis de histeria, mucho mas para un medico, y si este me determinaba tal diagnostico probablemente mi carrera policial se acabaría incluso antes de comenzar. Así que antes de llamar al medico tenían que lograr que me calmase como fuese si no querían que el remedio fuese peor que la enfermedad.
Yo, poco a poco, me fui calmando, creo que sus voces, murmurando, actuaron como un bálsamo para mis nervios. Eso y que Carlota, viendo que no conseguía nada, dejo de zarandearme y se acostó a mi lado para abrazarme mientras me susurraba palabras tranquilizadoras al oído. Me acuno jurándome que no pasaba nada, que todo estaba bien y tan solo había sido una pesadilla. Lo hizo como muchas veces antes lo había hecho mi madre cuando despertaba en medio de la noche llorando asustada. Como si fuese la misma niña que tantos años atrás temía a la oscuridad, por que eso es lo último que había visto en mi sueño…. Oscuridad. La misma que me había aterrado desde mi más tierna infancia, la misma que volvía a acecharme inhumanamente, y ahora lo comprendía… entendía mi irracional miedo a la falta de luz por que esa oscuridad la había visto claramente en mi sueño justo en el momento de mi propia muerte.
Tuvo que pasar un bien rato hasta que logre tranquilizarme del todo. Mis compañeras cuando vieron que eso sucedía comenzaron a preguntarme el motivo de mi angustia. Obviamente las tres querían saber que me había pasado, que demonios me había llevado a ese estado, pero yo tan solo podía, con la voz aun entrecortada y asustada, contarles que había tenido una pesadilla, una horrible pesadilla de la cual me negué a dar datos. Bastante me costaba ya revivir el momento de mi muerte en mi cabeza como para relatarlo en voz alta también.
Como al parecer, tras verificarlo también con un termómetro que Susi encontró en el botiquín del baño, si tenía fiebre, enseguida llegaron a la conclusión de que ahora si estaba en condiciones de que me viese el medico y que seguramente era culpa de la calentura el estado en el que me había despertado, que esta me había hecho delirar y creerme el delirio de mi alucinación.
Susi, ahora si que nadie la detuviese, fue a buscar al medico, que resulto ser un chico encantador y que tras examinarme llego a la conclusión de que probablemente estaba incubando algún virus, aunque quizás solo fuese producto del stress, al irme la academia un poco grande en mis expectativas, como ya el había visto otras veces, lo que mis compañeras enseguida negaron vehemente aun sin estar ellas completamente convencidas. Era un resfriado que me había traído de Madrid, Carlota incluso aseguro que ya en el tren me encontraba mal. si, sin ninguna duda tenia que ser eso.
Instituyo que fue tal el ímpetu con la que defendieron mi diagnostico que al doctor Morales no le quedo de otra mas que concederme unos días de reposo, unas medicinas para la fiebre y la congestión, la cual era mas producto de mi llanto agonizado que de una inminente gripe y la promesa de visitarme al día siguiente para saber que tal seguía.
El hecho de saber que no tendría que ir ese día a clase me reconforto un poco, necesitaba pensar que demonios iba a hacer a partir de ahora, por que si de algo estaba segura era de dos cosas… la primera que mi sueño no había sido producto de la fiebre, y segundo, no quería volver a ver a Lucas, Luc o como se llamase, en lo que me restaba de mi vida.
Durante ese día no me moví de la cama si no para ir al baño y poco mas. Aunque hacia muchísimo calor, según mis compañeras que en cada cambio de clase se pasaban por allí a preguntarme si necesitaba algo, yo sentía el frió instalado en mi cuerpo y ni siquiera la manta que me arropaba lograba atajar, en algunos momentos, los escalofríos que me sacudían, ni hacerme dejar de temblar. No volví a conciliar el sueño aun sintiéndome mas y mas cansada por momentos, tampoco logre comer nada, ni ingerí los medicamentos que me había dejado el doctor. No tenia fuerzas para nada y tan solo un único pensamiento llenaba mi cabeza cuando lograba olvidar un ínstate la pesadilla. Tenía que marcharme de allí, tenía que volver a Madrid, a mi casa, con mi familia. Yo sabia que no estaba resfriada y las palabras del medico se me repetían insistentemente y en algunos momentos ponían un poco de cordura en mi cabeza. Era completamente ilógico e irracional que yo hubiese vivido mi propia muerte que de haber sucedido tal cual, lo había hecho muchos años atrás. Quizás yo, sencillamente… no servia para ser policía.
Al transcurrir el día mi nerviosismo iba en aumento al igual que la determinación de abandonar la academia a la mañana siguiente, ante la imposibilidad de hacerlo inmediatamente, y para colmo de males se había instalado en mi cabeza una idea que no dejaba de torturarme minuto tras minuto…. Había pagado la condesa su crimen o mi muerte había quedado impune? Y Luc… que había sido de el… se había recuperado de mi muerte? En realidad me amaba y era cierto el dolor y el pánico que había visto en sus ojos? Y por que demonios me preocupaba todo eso si lo único que yo quería era olvidarlo….
- Sara, te encuentras mejor -el horario de clases había terminado y Carlota acababa de entrar en la habitación con una bandeja de comida y el permiso para llevármela hasta el dormitorio por prescripción medica.
- No lo se Carlota -estábamos solas, Susi y Sophie, por deferencia hacia nuestra amistad se habían quedado en la sala común viendo la tele, así que podía sincerarme con mi mejor amiga si quería, pero… quería?
- Sarita me vas a contar la verdad? -me ofreció la comida pero viendo mi cara de angustia opto por dejarla sobre la mesilla y sentarse en la cama a mi lado- Que fue lo que soñaste que te puso así?
- Nada… una tontería.
- Por una tontería no te puedes haber puesto así…. Con que soñaste… dímelo!!!!
- Soñé con el!!!! -la cara de Carlota mostró sorpresa tras mis palabras, ella era mi mejor amiga y sabia a ciencia cierta que en mi vida no había ningún “el”
- El? -me miraba intentando decidir que aptitud tomar- Sara, quien es el? De quien me estas hablando?
- Carlota se que vas a pensar que me estoy volviendo loca y seguramente tengas razón… creo que estoy perdiendo el juicio por momentos y no puedo hacer nada para evitarlo…. Estoy desesperada!!!! –sin poderlo evitar comencé a llorar de nuevo haciendo que Carlota me abrazase nuevamente intentando consolarme y que yo me aferrase a ella como a un salvavidas en medio de un naufragio.
- Sarita por Dios… no me asustes y cuéntamelo todo…. Seguro que no es nada!!!! Dime, para empezar, quien es el?
- El hombre de mi sueño, el militar francés... Lo recuerdas? -ella asintió con la cabeza confundida- Carlota…Luc, es el profesor Fernández!!!!
- Sara no entiendo nada… el profesor de patrullaje?
- Sabes el primer día… -cerré los ojos conmemorando el principio de mi agonía- cuando tropecé con el?
- Si, cuando ibas caminando de espaldas.
- Cuando el me sostuvo para que no me cayese tuve una visión Carlota….
- Una visión? –indudablemente Carlota no entendía nada de lo que intentaba explicarle.
- Me vi en una glorieta vestida de época y el… ese tipo me agarraba de la misma forma en que lo hizo en medio del pasillo… Pensé que había sido producto de los nervios y el cansancio pero esa noche, cuando me dormí… volví a retomar el sueño en ese mismo sitio…
- El sueño que nos contaste?
- Si… pensé que había sido eso… solo un sueño pero al volver a tocar a ese tío….
- Que tío? -estaba claro que Carlota, si bien estaba intentando seguirme no daba pie con bola ante mis explicaciones.
- Carlota… a quien va ser? Al tal profesor Fernández…. Cuando lo toco, retomo el sueño donde lo deje. -me sentía mas y mas tarada por momentos…. Era tan irracional lo que estaba contando.
- Bueno, pero fue un sueño bonito, no? Nos dijiste que te había besado…
- Si, fue bonito… esa parte fue bonita… pero ayer, cuando el me cogio del codo, te acuerdas, para disculparse...? -Carlota asintió intrigadísima- pues cuando sentí sus dedos en mi brazo volvía tener otra visión.
- No me jodas –el escuchar esa expresión de la boca de mi amiga me hizo sonreír, estaba absolutamente anonadada.
- Estaba otra vez con Luc, el militar de mi sueño, pero esta vez nos encontrábamos en una biblioteca antigua y yo intentaba convencerlo de que me amaba…. Y ahí comenzó anoche mi sueño.
- Y que paso en el sueño… te rechazo?
- No Carlota -tan solo el hecho de recordarlo hizo que volviese a llorar- me morí!!!!!!
- Que????? –ahora mi amiga me miraba horrorizada y aturdida, en el fondo de su memoria una premonición se abría hueco buscando la luz
- Yo… -procedí, entre sollozos, a contarle mi sueño viendo como su expresión iba desde la incredulidad hasta el desconcierto pasando por el miedo y la inquietud- Carlota se que no lo soñé, se que fue mas que eso… recuerdas lo que me dijo la adivinadora?
- Cada palabra desde que comenzaste a relatarme esto, amiga…
- Y que piensas? -en mi fuero interno esperaba que me dijese que era todo un disparate producto de la calentura, no podíamos estar locas las dos, y a si lo hizo.
- No lo se Sara….Quiero pensar que la fiebre te hizo delirar y recordar lo que esa gitana nos contó… que crees tu?
- Carlota me morí… sentí como esa mujer me mataba y como la sangre abandonaba mi cuerpo sumiéndome en la oscuridad…. –en la oscuridad que tanto me aterraba- Y no estaba soñando.
- Sara…
- Me voy a ir!!! -se lo anuncie así de sopetón por que en el fondo de mi alma sentía que estaba traicionando a mi mejor amiga- me vuelvo a casa.
- Que? -Perpleja y horrorizada- No Sarita… no puedes hacer eso!!!
- No puedo seguir aquí… Y si es este lugar lo que me ha producido esto…?
- Y si no lo es…? Sara, si vuelves a casa le vas a dar la razón a tu padre… le vas a confirmar que tu no sirves para policía, ni para abandonar el nido…. -inquieta, se paseaba por el cuarto no acabándose de creer lo que yo acaba de anunciarle- Si vuelves vas a estar toda tu vida trabajando con Lola en lo Cachis y tu no puedes hacerte eso a ti misma, no puedes!!!!!
- Y que hago Carlota? –desesperada me lleve las manos a la cara y me tape los ojos, con fuerza, en un burdo intento de hacerme invisible para no sentir- Que hago? Me estoy volviendo loca!!!!! Joder…veo visiones!!!!!
- Espera hasta mañana para decidirlo… -sabia que no podía dejarme renunciar, si lo hacia… yo estaría perdida- juro que esta noche me mantengo despierta y desde que te vea agitada o lo que sea te despierto… igual con tu muerte ya se acabo el sueño…. Igual ha sido una de esas pesadillas recurrentes que al volver a dormirte, en medio de la noche, la vuelves a coger donde mismo la soltaste al despertarte…. -se arrodillo ante mi que seguía sentada en la cama y me miro a los ojos- Por favor Sara… espera hasta mañana.
Asentí, no muy convencida, aún sabiendo que mi amiga tenía razón en todo lo que acababa de decirme. Mi padre era, en exceso, posesivo y protector conmigo y me había costado, como suele decirse, sangre, sudor y lagrimas convencerlo de que me permitiera ir a la academia. Y sabía que de no ser por mi abuelo, que medió entre nosotros, no lo habría conseguido. No, sin que mi padre pusiese el grito en el cielo y me lo prohibiese por activa y por pasiva, como, desde luego, había hecho.
Y ese día supe, sin ninguna duda, que la amistad que por tantos años nos había unido, y nos unía a Carlota y a mi no habría fuerza humana o inhumana que la pudiese romper o resquebrajar. Supe que seriamos por siempre, amigas, hermanas, del alma.
3 comentarios:
Ola !!Me encanta la historia :D . La vas a continuar ? sk esta super, imaginaros a Sara d policia ajja me encantaría verla rondando por comisaría con el unfiforme puesto jeje. Besos
susi
¡Gracias por la continuación! Pobre Sara, aunque suena un poco ha transición, ¿no? ¿Qué pasará cuando tenga enfrente al profe más odiado por ella? ¿Y cuando descubra qué fue de Luc y de su asesina? Bueno, eso en todo caso se lo tendrá que contar él, ¿no? Si los dos tienen el mismo tipo de sueños, una noche suya tiene que estar de animada... :)
Nemrac
Espero que lo continues pronto. Tanto este como el de la nueva poli del barrio me gustan mucho.
Empecé a leerte en Sensación paquera y ahora estoy muy enganchada.
besitos
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