El primer encuentro

Baja la escalera y la busca entre la gente, y al fondo, sola, la encuentra en una camilla y ella también le mira a él. Ambos sonríen, y despacio Lucas se va acercando a ella.

- ¿Estás bien? ¿Sigues mareada? -le pregunta casi con temor.

- Un poco -en ese momento quizás no saben lo que decirse, aunque quizás si lo sepan, pero no sepan por donde empezar - Hacia tiempo que no dormiamos así, juntos, y abrazados.

- La próxima vez sin cloroformo... y en otro continente.

- ¡¡Qué remedio!! Ahora que me has salvado la vida tendré que seguirte como los monjes xiaolin

- ¿Quiénes son? -no sabe quien son y probablemente tampoco le importa mucho. Solo le importa lo que ella le acaba de decir, que le seguirá.

- Son unos monjes tibetanos que creen que cuando alguien les salva de un peligro, su vida les pertenece y entonces tienen que seguirlo hasta que le devuelven el favor -ella sonríe también.

- Osea, ¿que me vas a seguir aunque sea a once mil km de distancia, aunque tengamos que coger un avión durante nueve horas y se nos quede el culo dormido y los piernas sin circulación?

- Aunque tenga que ir en patera. Que si, donde sea..... -donde sea, dice ella y a nosotras, nos llena de ilusión oirla decir eso, porque donde sea incluye Madagascar.


Paco los encuentra en la camilla, sentados juntos y les interrumpe. Ella se va, y le recueda a él, como si él lo pudiera olvidar, las horas que les faltan para coger un avión que les lleve a una playa perdida, para comerse a besos y volverse locos de tantos quererse.



Luego Sara se va con Lola, bajo la atenta mirada de Aitor. Pero ya da igual, Lucas y Sara han quedado, y ya, lo demás, no importa.


Le damos las gracias a Kira, por esta foto y por todas las del blog, que es una artista, y siempre me ayuda. Y a Rayma, que ha hecho todas estas capturas (y algunas más que ya pondremos) de estas escenas tan bonitas.
Mil gracias a las dos.