30 enero 2008

Las segundas oportunidades no existen

¿¿Os imagináis que Sara no luchase?? ¿¿Qué pasaría si Lucas no lograse convencerla de que tienen que estar juntos?? ¿¿Y si finalmente Sara y Aitor volviesen a estar juntos y lo de Lucas solo fuera un bonito recuerdo del pasado??

Le mira sostener a su hijo con una dulzura inmensa y siente de nuevo un nudo en el estomago que la atraviesa entera. Ha pensado mucho en él en todos estos años, pero solo tenerlo delante, ha reavivado sensaciones que creía olvidadas.

Verlo así, acariciar con sus pulgares la cara del niño, como tantas veces la acarició a ella, le golpea de pronto, al verlo feliz por tener en sus brazos lo que él siempre deseó: una familia.

Apenas le ha mirado cuando ha llegado, él solo tiene ojos para su niño y para la mujer que reposa en la cama, y que ahora comparte su vida con Lucas. Sara les observa desde el fondo de la habitación de ese frío hospital, como su de una película a cámara lenta se tratase, y siente que desearía ser ella la que, desde la cama, contempla a su amor meciendo con cuidado a su pequeño. Pero esa mujer no es ella, y el niño que Lucas tiene entre sus brazos tampoco es su hijo. Lucas hace tiempo rehizo su vida, y lo hizo lejos de su lado.

- Sara, cariño, ¿Te vienes a casa? Cuando vengan los médicos a darles el alta, vamos a ir todos para allá a celebrar que este cabrón ha tenido por fin un hijito –dice Paco intercalando miradas entre su hija y Lucas.

- Lo siento, papa, tengo que trabajar. Perdonarme, pero he de irme. María, Lucas, felicidades. Tomás es un niño…. Precioso. –se despide de ellos, simulando una normalidad que está lejos de sentir y abandona lo más rápido la habitación. Necesita alejarse de allí para poder digerir, sola, lo que acaba de vivir.
Tiene el tiempo justo para llegar a comisaría pero sabe que hoy no va a ir. Durante mucho tiempo se ha volcado en su trabajo, dentro de la policía científica, para olvidar que no es feliz. Siempre ha sabido la razón, siempre ha sabido que la culpa de no ser capaz de sentir es de ella, pero hasta hoy, al volverle a ver a él, de nuevo feliz sin ella, había preferido no pensar en ello.

Recordando los últimos años de su vida, deja pasar el tiempo sentada en la sala de espera del hospital. No tiene fuerzas para moverse de allí, quizás sea, porque sabe que allí está Lucas y eso la retiene; quiere sentirlo un poco más cerca, después de haber sentido en esa habitación que les separan miles de años, y de kilómetros.

Sabe que Aitor ya estará en casa pero también sabe que ni siquiera se habrá sorprendido al no verla allí, porque hace meses que se empezó a inventar reuniones a última hora, casos sin resolver, asuntos urgentes…. lo que fuera con tal de no tener que estar en casa por la noche, compartir una cena con él y volver a sentir, en ese beso de buenas noches que él la daba, que su vida está vacía.

Recuerda de nuevo, como lleva haciendo tantos años, aquella última conversación con Lucas, al salir de la cárcel, donde le convenció que lo suyo estaba muerto y que siempre sería así. No las sentía, ninguna de esas palabras, pero el miedo y el orgullo les separaron esa misma noche en que Lucas había ido en su busca, después de pasar seis meses infiltrado en prisión. Después, recuerda su huida de San Antonio a la otra punta de Madrid, cuando Aitor se fue a vivir con ella, y cuando, hace apenas un año, él la pidió tener un hijo; un hijo que siempre deseó tener… con Lucas.

- Sara, ¿qué haces? ¿Te encuentras bien? –es Lucas. Ha salido a buscar el coche para acercarlo hasta la puerta y que María tenga que andar lo menos posible con su hijo en brazos, y ha visto a Sara, con la mirada perdida en la sala de espera. Hace mucho tiempo que no la veía, desde que ella se marchó de San Antonio. Han dedicado años a vivir intentando evitarse, y hoy no pueden evitar sentir, al estar de nuevo juntos, que todo ha cambiado mucho, demasiado.

- ¿Eres feliz?

- Sara, ¿a qué viene esto? Vete a casa, espera llamo a tu padre para que te lleve.

- Lucas, por favor. Necesito saberlo ¿Eres feliz con ella? ¿Lo eres sin mí? –lo mira expectante esperando que el mundo gire y vuelva a estar en el mismo sitio donde ella lo dejó años atrás.

- Si. Tengo una familia, y siempre quise tener un hijo –dice casi sintiéndose culpable al confesarle a Sara la verdad.

- Me alegro, de verdad que me alegro.

- Gracias –Intenta decidir que tiene que hacer ahora. No tiene la confianza suficiente para preguntarle por su vida, ya no. Pero Sara, pasen los años que pasen, y ponga la distancia que ponga entre ellos, siempre seguirá siendo su niña, y eso le da todo el derecho, o eso cree él, de preguntarle directamente, que la hace estar allí, sola, en ese hospital, esperando no sabe qué. -¿Y tú Sara, tú lo eres?

- Los finales felices solo existen en el cine –sonríe cínica.

- ¿Os van mal las cosas a Aitor y a ti? Me dijo tu padre que ibais a tener un hijo.

- ¿Mal? ¿Y cuándo fueron bien? Me equivoqué. Elegí mal y aún así pensé que existían las segundas oportunidades, hasta que te he visto allí arriba con tu mujer y tu hijo. Tu familia, lo que siempre quisiste. Enhorabuena Lucas, ya es tuya.

Se levanta y sin mirar atrás se aleja de allí. No quiere volver a mirarle y saber todo lo que ha perdido. No quiere desear que el tiempo retroceda. Solo quiere vivir sin que el constante recuerdo de un error la impida ser feliz.


¿¿Triste verdad?? Y es que no hay nada más triste que tus ganas de recordar sean más fuertes que tus ganas de vivir ¿Lo entenderán Lucas y Sara antes de que sea demasiado tarde?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

jo q triste, aunque bonito. tiby, esperando la welta d la esperanza

Anónimo dijo...

Tristísimo niñas !!! se me han saltado las lágrimas !!! no me deis esos digustos que con lo optimista que soy yo .... no quiero ni imaginar que podría suceder esto.

Un besito

Ayla

Anónimo dijo...

niñas no me gustan tan tristes pero aun asies bonito

Anónimo dijo...

Pues siento discrepar, a mi me parece bonito pero ¿triste? no, es real y sinceramente me alegro de que Lucas, en este relato sea feliz....porque él también se lo merece. Esto es lo que ocurriría si ella se empecinase en querer ver esa otra realidad paralela que ultimamente se ha montado en su cabecita.... y si soy Blue, jejeje.

Anónimo dijo...

si es triste ,muy triste cuando las cosas no tienen vuelta atras y sabes que te equivocaste pero ya no puedes hacer nada.Que alguien se lo haga llegar a Sara para que vea lo que seria de su vida si lo deja correr, por un orgullo mal entendido. un beso

Anónimo dijo...

Es triste, bonito y real como la vida misma... pero para eso tenemos la serie, para que tooodo acabe bien, no???
1 beso