Últimamente las cosas en San Antonio estaban demasiado tranquilas. Encerrados Salazar, el Kaiser y todos sus compinches, la comisaría se había quedado extrañamente ociosa. Durante días apenas tramitan DNI, y redactan alguna denuncia tonta.
Quizás sea por el frío, que ha llegado a San Antonio sin avisar y con más fuerza de la que se recuerda nunca. Si en verano fue el aire acondicionado el que se estropeaba, esta vez, le toca el turno a la calefacción, que se ha empeñado en dar aire frío.
Las largas horas sin hacer nada se hacen eternas para los policías, y pronto, ese cese de la actividad, empezó a agotarles y a agriarles el carácter. Todos están especialmente sensibles, pero ellos dos, están contribuyendo a que los ánimos todavía estén más caldeados. Discuten a todas horas, por todo. Cualquier cosa es motivo de una gran batalla entre ellos, y lo peor es que, empiezan a formarse bandos de apoyo a uno u otro. Kike y Curtis, se están ganando un sobresueldo a costa de ellos, apostando sobre que será lo siguiente por lo que discutan, quien ganara, quien comenzará a chillar antes…
Paco sabe que algo tiene que hacer, y por eso, se inventó el operativo en la sierra norte de Madrid. Un robo, un asesinato, que más da. Lo importante es tenerles bien alejados del resto para poder descansar unas horas de tanto grito, y ya de paso, intentar, a ver si por el camino, consiguen limar asperezas.
- Sara, por favor ¿Quieres centrarte de una vez?
- Pero si es que este mapa está mal Lucas. Yo te he indicado justo lo que pone en el mapa, pero, mira, esta carretera se pierde aquí.
- ¿Cómo se va a perder una carretera, Sara? Las carreteras siempre van a algún sitio, no se quedan cortadas en mitad de ninguna parte.
- Pues esta sí, ¿vale? –su cabreo va en aumento. Catorce veces le ha dicho que pregunte a alguien por donde seguir. Pero su maldito orgullo le impide pedir ayuda y ahora están perdidos en mitad de ninguna parte, en un sitio tan remoto que ni siquiera los mapas lo sacan.
- Entonces, ¿me quieres decir por dónde vamos ahora? Porque esto es asfalto, y si tiene asfalto es que es una carretera.
- Vete a donde te de la gana. Se acabó. Yo no te guío más. –Enciende la radio y cambia la presintonía del coche. Sabe que Lucas odia que le toquen la radio. Durante mucho tiempo ella lo hacía solo para picarlo un poquito, pero ahora, que está realmente cabreado con ella, lo hace solo para molestarle pero bien. Qué prepotente puede llegar a ser el tío, que cabezón, qué machista, que retrogrado, que……… aggggggggggg. Qué Lucas!!!
- A parte de tararear, muy mal por cierto, las canciones, ¿ puedes hacer algo más?
- Claro que puedo, no soy un hombre. Puedo tararear en cinco idiomas “Lucas vete a la mierda”
- Ja, ja, ja. Muy graciosa, niña. Mucho ¿quieres coger el mapa de una vez y decirme como podemos llegar hasta la casa rural?
- No. Si quieres que te hagan de GPS te compras uno, al no ser……
- ¿Qué? –dice un Lucas cada vez más irritado con Sara ¿Cómo puede sacarle tanto de sus casillas? Si es que él lo sabía. Sabía que no era buena noticia que ella trabajara en la misma comisaría que él. Que desde que la niña es policía parece la teniente O’nneil con tanto grito. Que es insoportable, una lianta, una histérica, una mandona, una…..
- Al no ser que me pidas perdón y vuelva a acordarme porque tengo que mirar el mapa.
No quiere ni mirarla, pero no puede evitar ver por el rabillo del ojo la cara de satisfacción de ella. Porque lo ha vuelto a conseguir. Otra vez él está con un cabreo de narices y ella tan feliz. Pero se acabó. Esta no sabe con quien está jugando.
Para el coche dando un frenazo que asusta a Sara y mientras la mira, ahora con la sonrisa en la cara, la dice, de la forma más dulce posible para cabrearla más:
- Baja.
- ¿Por qué? ¿a dónde? ¿qué haces Lucas?
- Baja. Conduces tú.
Ya no le hace tanta gracia la broma. Le gusta conducir y se la da bien, pero no tiene ni idea de donde está la casa rural y parecer ser que Lucas no está mucho por la labor de indicarle.
- Vale. Ahora por donde tuerzo.
- Por donde te diga el GPS –apaga la radio y se acomoda en el asiento con los ojos cerrados mientras en su cara se dibuja una señal de victoria. Ya le despertará Sara llorando cuando estén en algún lugar perdidos y se le hayan bajado los humos. Con una sonrisa de satisfacción se queda profundamente dormido, olvidándose de donde está, hacia donde se dirige, y a quien tiene a su lado.
Se despierta con dolor en todas las partes de su cuerpo. Antes de abrir los ojos intenta acordarse del lugar donde está y, asustado, descubre que está parado. Debería estar moviéndose, debería escuchar los gritos de Sara pidiéndole que le guíe, debería…
Debería no estar rodeado de árboles en plena noche, perdido en no sé sabe donde.
Asustado al no verla a ella, se dirige hacia una pequeña casa que se divisa a lo lejos, rezando a todos los dioses que existen para que no le haya pasado nada a Sara. Si alguien le ha hecho algo, si han abierto el coche, si Sara está en peligro por su cabezonería, él jamás podría perdonárselo. Sara, su dulce Sara. No puede haberle pasado nada.
- Perdone, estoy buscando a……. Perdone. Oye, perdone. Joder, lo que me faltaba. Amigo…. –tiene que levantar la voz para que el señor despierte.
- ¿Dígame?
- Menos mal, vaya siesta, eh?? Estoy buscando a una mujer rubia, pequeñita. Más bajita que yo. Con el pelo así cortito. Ojos azules, unos ojos grandes y muy azules. Tiene una sonrisa –sonríe con nostalgia al acordarse de ella, pero vuelve a la vida al recordar que no sabe donde está.
- Creo que a quien usted busca es a la señorita Sara Miranda, no es así?? Usted debe ser el señor Lucas Fernández.
- ¿Cómo sabe usted….?
- Reservaron una habitación para ustedes hace dos días. La señorita Sara llegó hace horas, dijo que usted prefería dormir en el coche, que le gusta el aire libre. Pero veo que ya se ha despertado. Tome otra llave de la habitación para no molestarla.
- ¿Para no molestarla? Oiga, no. Yo quiero otra habitación. No pienso dormir con esa loca que quería dejarme durmiendo con las vacas.
- Lo siento señor. Como ya le expliqué a su compañera únicamente queda una habitación doble, con cama de matrimonio. Es eso o…. volver al coche –maldice al dueño de la casa rural, a Sara, a Paco y a todos los dioses del cielo por haber hecho que él se enamore de la tía más loca de todo Madrid. Claro que esta se va a enterar.
Abre la puerta de la vieja habitación intentando hacer el menor ruido posible y se queda maravillado de lo que hay allí. Todo el hotel está esculpido sobre roca, pero Lucas no pensó que fueran a dejar así las habitaciones también. Resulta precioso ver el detalle, y sentirse como dentro de una cueva. La habitación con dos pisos y un pequeño salón, está perfectamente decorada al más puro estilo de campo, dando al ambiente un aspecto totalmente mágico.
En el centro de la habitación, la ve descansar sobre una cama gigante toda vestida de blanco. Se acerca con cuidado, quiero disfrutar del momento, viéndola tan tranquila. Si ella pudiera darse cuenta que él está tan cerca, estaría gritando como una loca y él jamás podría contemplarla así.
Está tentado a despertarla y montarle una escena por haberle dejado solo en el bosque, pero prefiere dejarlo para mañana. La habitación, el hotel, y el entorno, están demasiado tranquilos para estropearlo.
Sabe que es otra encerrona de Paco. El hotel es demasiado maravilloso para utilizarlo para un operativo. Pero le da igual haber llegado hasta allí engañado. Hoy volverá a dormir con Sara, y aunque cuando se despierte, le odiara con todas sus fuerzas por haberlo hecho, él podrá descansar como hace mucho tiempo que no hace, junto a ella.
- Buenas noches mi niña –susurra en bajito para no despertarla.
- Buenas noches Lucas
Quizás, después de todo, ella también haya echado de menos dormir con él.
Se despierta al día siguiente al notar su aliento sobre su pecho y al abrir los ojos y verle a él a su lado cree estar en el paraíso. Hace mucho que no lo tenía así, tan cerca, tan callado, sin decir tantas burradas como dice últimamente. Y eso la gusta y la excita a partes iguales. Quisiera pasar así el resto de la mañana, contemplándole mientras duerme, pero él se despierta también al notar su mirada fija clavada en él.
Durante breves segundos se miran, no sabiendo que hacer ni como reaccionar. Porque a los dos les encanta estar así, pero llevan muchos meses con el hacha en pie de guerra, odiándose a muerte y discutiendo a todas horas, y les parece increíble que solo por haberse despertado juntos y mirarse a los ojos, hayan podido dejar atrás todo eso.
- Lucas, vamos. Levanta –es ella la primera en romper el hielo. Pero no lo hace de una forma dulce como Lucas esperaba. Más bien al contrario. Tiene demasiado miedo a volver a caer en sus brazos y prefiere cortar el momento.
- ¿Levantarme para qué?
- El operativo… llama a comisaría para recibir instrucciones de lo que tenemos que hacer.
- ¿¿Qué operativo ni que ostia, Sara?? ¿¿No ves que tu padre nos la ha vuelta a liar?? Pareces nueva hija –está enfadado, muy enfadado. Se siente rechazado nuevamente por Sara y ya está más que cansado de sus continuos desplantes. Dijo que esperaría, pero no eternamente.
- Joder, Lucas ¿¿Otra vez?? –se tumba en la cama de nuevo y las lágrima de rabia comienzan a inundar sus ojos. -¿¿Por qué no dejáis de meteros todos en mi vida?? ¿¿Por qué no me dejáis elegir?? ¿Creéis que no puedo decidir yo sola lo que me conviene para ser feliz? –cada vez grita más, y a escasos centímetros de la cara de Lucas, que cada vez está más cabreado –Ya no soy una niña. Y si digo que no es que no. No quiero estar contigo Lucas. No quiero que controléis mi vida. Quiero estar sola, sin ningún hombre a mí alrededor que me haga daño. No quiero, no puedo estar contigo ni un minuto más.
- Tranquila –dice levantándose y dirigiéndose a la puerta de la habitación dispuesto a irse –hablaré yo con tu padre. Ningún plan más para juntarnos. Ahora soy yo el que no quiere saber nada más de ti.
Quizás sea por el frío, que ha llegado a San Antonio sin avisar y con más fuerza de la que se recuerda nunca. Si en verano fue el aire acondicionado el que se estropeaba, esta vez, le toca el turno a la calefacción, que se ha empeñado en dar aire frío.
Las largas horas sin hacer nada se hacen eternas para los policías, y pronto, ese cese de la actividad, empezó a agotarles y a agriarles el carácter. Todos están especialmente sensibles, pero ellos dos, están contribuyendo a que los ánimos todavía estén más caldeados. Discuten a todas horas, por todo. Cualquier cosa es motivo de una gran batalla entre ellos, y lo peor es que, empiezan a formarse bandos de apoyo a uno u otro. Kike y Curtis, se están ganando un sobresueldo a costa de ellos, apostando sobre que será lo siguiente por lo que discutan, quien ganara, quien comenzará a chillar antes…
Paco sabe que algo tiene que hacer, y por eso, se inventó el operativo en la sierra norte de Madrid. Un robo, un asesinato, que más da. Lo importante es tenerles bien alejados del resto para poder descansar unas horas de tanto grito, y ya de paso, intentar, a ver si por el camino, consiguen limar asperezas.
- Sara, por favor ¿Quieres centrarte de una vez?
- Pero si es que este mapa está mal Lucas. Yo te he indicado justo lo que pone en el mapa, pero, mira, esta carretera se pierde aquí.
- ¿Cómo se va a perder una carretera, Sara? Las carreteras siempre van a algún sitio, no se quedan cortadas en mitad de ninguna parte.
- Pues esta sí, ¿vale? –su cabreo va en aumento. Catorce veces le ha dicho que pregunte a alguien por donde seguir. Pero su maldito orgullo le impide pedir ayuda y ahora están perdidos en mitad de ninguna parte, en un sitio tan remoto que ni siquiera los mapas lo sacan.
- Entonces, ¿me quieres decir por dónde vamos ahora? Porque esto es asfalto, y si tiene asfalto es que es una carretera.
- Vete a donde te de la gana. Se acabó. Yo no te guío más. –Enciende la radio y cambia la presintonía del coche. Sabe que Lucas odia que le toquen la radio. Durante mucho tiempo ella lo hacía solo para picarlo un poquito, pero ahora, que está realmente cabreado con ella, lo hace solo para molestarle pero bien. Qué prepotente puede llegar a ser el tío, que cabezón, qué machista, que retrogrado, que……… aggggggggggg. Qué Lucas!!!
- A parte de tararear, muy mal por cierto, las canciones, ¿ puedes hacer algo más?
- Claro que puedo, no soy un hombre. Puedo tararear en cinco idiomas “Lucas vete a la mierda”
- Ja, ja, ja. Muy graciosa, niña. Mucho ¿quieres coger el mapa de una vez y decirme como podemos llegar hasta la casa rural?
- No. Si quieres que te hagan de GPS te compras uno, al no ser……
- ¿Qué? –dice un Lucas cada vez más irritado con Sara ¿Cómo puede sacarle tanto de sus casillas? Si es que él lo sabía. Sabía que no era buena noticia que ella trabajara en la misma comisaría que él. Que desde que la niña es policía parece la teniente O’nneil con tanto grito. Que es insoportable, una lianta, una histérica, una mandona, una…..
- Al no ser que me pidas perdón y vuelva a acordarme porque tengo que mirar el mapa.
No quiere ni mirarla, pero no puede evitar ver por el rabillo del ojo la cara de satisfacción de ella. Porque lo ha vuelto a conseguir. Otra vez él está con un cabreo de narices y ella tan feliz. Pero se acabó. Esta no sabe con quien está jugando.
Para el coche dando un frenazo que asusta a Sara y mientras la mira, ahora con la sonrisa en la cara, la dice, de la forma más dulce posible para cabrearla más:
- Baja.
- ¿Por qué? ¿a dónde? ¿qué haces Lucas?
- Baja. Conduces tú.
Ya no le hace tanta gracia la broma. Le gusta conducir y se la da bien, pero no tiene ni idea de donde está la casa rural y parecer ser que Lucas no está mucho por la labor de indicarle.
- Vale. Ahora por donde tuerzo.
- Por donde te diga el GPS –apaga la radio y se acomoda en el asiento con los ojos cerrados mientras en su cara se dibuja una señal de victoria. Ya le despertará Sara llorando cuando estén en algún lugar perdidos y se le hayan bajado los humos. Con una sonrisa de satisfacción se queda profundamente dormido, olvidándose de donde está, hacia donde se dirige, y a quien tiene a su lado.
Se despierta con dolor en todas las partes de su cuerpo. Antes de abrir los ojos intenta acordarse del lugar donde está y, asustado, descubre que está parado. Debería estar moviéndose, debería escuchar los gritos de Sara pidiéndole que le guíe, debería…
Debería no estar rodeado de árboles en plena noche, perdido en no sé sabe donde.
Asustado al no verla a ella, se dirige hacia una pequeña casa que se divisa a lo lejos, rezando a todos los dioses que existen para que no le haya pasado nada a Sara. Si alguien le ha hecho algo, si han abierto el coche, si Sara está en peligro por su cabezonería, él jamás podría perdonárselo. Sara, su dulce Sara. No puede haberle pasado nada.
- Perdone, estoy buscando a……. Perdone. Oye, perdone. Joder, lo que me faltaba. Amigo…. –tiene que levantar la voz para que el señor despierte.
- ¿Dígame?
- Menos mal, vaya siesta, eh?? Estoy buscando a una mujer rubia, pequeñita. Más bajita que yo. Con el pelo así cortito. Ojos azules, unos ojos grandes y muy azules. Tiene una sonrisa –sonríe con nostalgia al acordarse de ella, pero vuelve a la vida al recordar que no sabe donde está.
- Creo que a quien usted busca es a la señorita Sara Miranda, no es así?? Usted debe ser el señor Lucas Fernández.
- ¿Cómo sabe usted….?
- Reservaron una habitación para ustedes hace dos días. La señorita Sara llegó hace horas, dijo que usted prefería dormir en el coche, que le gusta el aire libre. Pero veo que ya se ha despertado. Tome otra llave de la habitación para no molestarla.
- ¿Para no molestarla? Oiga, no. Yo quiero otra habitación. No pienso dormir con esa loca que quería dejarme durmiendo con las vacas.
- Lo siento señor. Como ya le expliqué a su compañera únicamente queda una habitación doble, con cama de matrimonio. Es eso o…. volver al coche –maldice al dueño de la casa rural, a Sara, a Paco y a todos los dioses del cielo por haber hecho que él se enamore de la tía más loca de todo Madrid. Claro que esta se va a enterar.
Abre la puerta de la vieja habitación intentando hacer el menor ruido posible y se queda maravillado de lo que hay allí. Todo el hotel está esculpido sobre roca, pero Lucas no pensó que fueran a dejar así las habitaciones también. Resulta precioso ver el detalle, y sentirse como dentro de una cueva. La habitación con dos pisos y un pequeño salón, está perfectamente decorada al más puro estilo de campo, dando al ambiente un aspecto totalmente mágico.
En el centro de la habitación, la ve descansar sobre una cama gigante toda vestida de blanco. Se acerca con cuidado, quiero disfrutar del momento, viéndola tan tranquila. Si ella pudiera darse cuenta que él está tan cerca, estaría gritando como una loca y él jamás podría contemplarla así.
Está tentado a despertarla y montarle una escena por haberle dejado solo en el bosque, pero prefiere dejarlo para mañana. La habitación, el hotel, y el entorno, están demasiado tranquilos para estropearlo.
Sabe que es otra encerrona de Paco. El hotel es demasiado maravilloso para utilizarlo para un operativo. Pero le da igual haber llegado hasta allí engañado. Hoy volverá a dormir con Sara, y aunque cuando se despierte, le odiara con todas sus fuerzas por haberlo hecho, él podrá descansar como hace mucho tiempo que no hace, junto a ella.
- Buenas noches mi niña –susurra en bajito para no despertarla.
- Buenas noches Lucas
Quizás, después de todo, ella también haya echado de menos dormir con él.
Se despierta al día siguiente al notar su aliento sobre su pecho y al abrir los ojos y verle a él a su lado cree estar en el paraíso. Hace mucho que no lo tenía así, tan cerca, tan callado, sin decir tantas burradas como dice últimamente. Y eso la gusta y la excita a partes iguales. Quisiera pasar así el resto de la mañana, contemplándole mientras duerme, pero él se despierta también al notar su mirada fija clavada en él.
Durante breves segundos se miran, no sabiendo que hacer ni como reaccionar. Porque a los dos les encanta estar así, pero llevan muchos meses con el hacha en pie de guerra, odiándose a muerte y discutiendo a todas horas, y les parece increíble que solo por haberse despertado juntos y mirarse a los ojos, hayan podido dejar atrás todo eso.
- Lucas, vamos. Levanta –es ella la primera en romper el hielo. Pero no lo hace de una forma dulce como Lucas esperaba. Más bien al contrario. Tiene demasiado miedo a volver a caer en sus brazos y prefiere cortar el momento.
- ¿Levantarme para qué?
- El operativo… llama a comisaría para recibir instrucciones de lo que tenemos que hacer.
- ¿¿Qué operativo ni que ostia, Sara?? ¿¿No ves que tu padre nos la ha vuelta a liar?? Pareces nueva hija –está enfadado, muy enfadado. Se siente rechazado nuevamente por Sara y ya está más que cansado de sus continuos desplantes. Dijo que esperaría, pero no eternamente.
- Joder, Lucas ¿¿Otra vez?? –se tumba en la cama de nuevo y las lágrima de rabia comienzan a inundar sus ojos. -¿¿Por qué no dejáis de meteros todos en mi vida?? ¿¿Por qué no me dejáis elegir?? ¿Creéis que no puedo decidir yo sola lo que me conviene para ser feliz? –cada vez grita más, y a escasos centímetros de la cara de Lucas, que cada vez está más cabreado –Ya no soy una niña. Y si digo que no es que no. No quiero estar contigo Lucas. No quiero que controléis mi vida. Quiero estar sola, sin ningún hombre a mí alrededor que me haga daño. No quiero, no puedo estar contigo ni un minuto más.
- Tranquila –dice levantándose y dirigiéndose a la puerta de la habitación dispuesto a irse –hablaré yo con tu padre. Ningún plan más para juntarnos. Ahora soy yo el que no quiere saber nada más de ti.
¿¿¿Continuará Paco intentando juntarles de nuevo o lo dejará por imposible ahora que ninguno de los dos quieren saber nada del otro???
13 comentarios:
voLverá a lloVer!!
mee guStaa tu bloG!
:)
x eSoo stas n la listaa d paQras d mi bloG!
1 besazoo*
~raQuel*~
¿el título es de un libro verdad? me suena muchisimo de tenerlo por ahí arrinconado, jajaja! El relato fantástico, estoy deseandoso que sigais... me encantan vuetros relatos, son geniales y consiguen engancharme de verdad!
un besazo:)
Muy bonito, muy bien escrito, que parece que les estamos viendo discutir en el coche...sólo tiene un pero: ¿cómo le puede rechazar Sara tantas veces?
A ver cúanto tarda en apearse del burro la niña.
como todo lo que escribis fantastico, me teneis intrigada chicas, que hara sara se dara cuenta qu elo puede perder. uy paoc haber que haze
chicas continuarlo cuando podais se os quiere
clara
anda que estos dos son un par de orgullosos, sin querer reconocer que se muere el uno por el otro. que ha estado genial.besitos
No, otra vez mas negando los sentimientos, no. Ya esta bien. Son tontos. A ver si conseguimos que comience a nevar y se queden aislados en el hotelito. Y que abran los ojos de una puñetera vez.
Esta genial , como todos,que dos mas cabezotas,como dicen en el comentario de arriba, como no se queden aislados y varios dias no se si llegaran a algun punto de encuentro.Gracias chicas.
CHIQUI.
Como no lo va a volver a intentar Paco! ¿No dicen que a la tercera va la vencida?
Además como han dicho más arriba siempre queda la opción del "aislamiento"
Cri_s
Como sois tan malas!!! Que me habeis dado un caramelito y me lo habeis quitado de golpe :(. Continuarlo pronto si no no tendreis perdon!!
Besitos princesas!!
pero bueno!!! que cosa tan bonita me acabo de encontrar!!! a ver si es verdad que se entienden de una buena vez....que medie paco, felix o la madre que trajo a felix, pero que hagan las paces!!
rayma....llamando al telefono rojo....
¿¿Las paces para qué?? Anda que no nos gusta que estos dos se piquen, o no???
De verdad os gusta el capi?? Mira que nos estabamos seguras. Podemos continuar por esa habitación de hotel o ya otro día..... no sé, no sé. Tenemos que pensarlo.
Stella, si, el título es el título de un libro. Ahí, sin que importen los derechos de autor, jejeje.
Ese libro está chulo. Explica las diferencias de los hombres y de las mujeres, porque siendo tan iguales somos tan distintos. Parece que es una tontería pero a que es cierto??
¿¿alguna sabe leer un mapa sin perderse?? ¿¿habéis visto alguna vez a un tio preguntar dónde está un sitio?
besitos chicas, y gracias por pasaros.
Claro que gusta !!! que yo me había quedado rezagada jajajaaj y en el fondo nos gustan los piques que tienen...que ya estamos acostumbradas, y de continuar...por donde querais...que seguro nos va a gustar donde se reconcilien.
Besos
Ayla
por dios continualo, es la caña
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