Operación "Ultratumba"

Después de ir y venir durante media hora de un lado a otra de la casa, por fin se sienta en el sofá y golpea sin el menor entusiasmo el mando de la televisión. Nada le gusta, porque no le apetece ver nada. No quiere estar ahí, está aburrido, solo.

Únicamente quiere un plan mejor que quedarse en casa toda la noche sin hacer nada. Pero todo el mundo ha desaparecido. No está Mariano por ahí, ni Paco en su casa, ni Carlota y Sara.... hace tiempo que nunca sabe donde está Sara.

- Lucas, tío, tienes que venir. Ha habido un tiroteo en el cementerio de San Antonio.

- Joder Paco, ¿a estas horas? ¿y otra vez en el cementerio? ¿Es que ya no se respeta ni a los muertos hostia? Otra vez de visita a casa de tia Pacita, a ver como le digo a Mariano. No está por aquí voy a llamarle y vamos para allá.

- No, vente tú tío. Que Mariano ya está aquí. Comprueba que su magnum está como siempre en su bolsillo y sale corriendo de casa, sin preocuparse si quiera de cerrar la puerta al marcharse.

A toda velocidad, encamina su viejo ford descapotable hacia el cementerio, dando gracias porque, aunque sea para trabajar, va a tener un plan más divertido que estar deambulando por su casa.

Al llegar, se dirige al punto acordado con Paco pero no encuentra a nadie allí. Inspecciona un poco la zona, esperando que pronto haya algo que le arregle el aburrido día. Una persecución es justo lo que necesita. Empuña el arma, mientras, amparandose en la oscuridad y el silencio de la noche, avanza entre las tumbas. De pronto, sin saber muy bien que es, oye un ruido dentro de la pequeña capilla que hay en el centro del cementerio, y ansioso, y sin poder siquiera esperar a que vengan Mariano y Paco para internevenir, entra lo más rápido posible para pillarlos desprevenidos. No se ha parado a pesar que quizás, le doblen en cantidad, que quizás, vayan armados, y que quizás también, se esté metiendo en la boca del lobo. Hoy siente que no tiene nada que perder.

Pero allí solo está, al fondo de la pequeña capilla, rodeada de velas que iluminan su cara y su rubia melena aún más, Sara, su niña.

- Sara, pero... ¿tú que haces aquí

- ¿Y tú? Me pidió mi padre que viniera, que necesitaba hablar conmigo.

- ¿En la capilla de un cementerio Sara? -dice él irónico, preguntándose como su Sara, tan despierta y tan lanzada siempre, ha podido caer en la trampa.

- Y yo que sé. Me extrañó, pero... desde que visita al psicológo ese está muy raro, y me temí lo peor.

- A mí me dijo que había un operativo. No sé, todo esto es muy raro.

- ¿Ah si? No me digas. Me apuesto lo que quieras a que esto lo habéis preparado entre los tres. Siempre igual Lucas. Dejarme en paz, olvidarme. Se lo he dicho a mi padre, a ti, y se lo diré a quien haga falta -está cabreada. Muy alterada. Sabe que esta es otra treta del trio para que se vuelvan a juntar, pero ella ya está más que harta de juegos. Además, esa capilla no le gusta. Es fría, huele a humedad y jamás le gustaron las iglesias. Si no fuera porque ahora está Lucas allí, estaría muerta de miedo.

- Ya lo sé Sara, joder. Que no hace falta que me repitas a todas horas que no quieres estar conmigo, que no soy tan imbécil como tú te crees. Además, ya te lo he dicho, no voy a estar toda la vida esperándote ¿Que no quieres estar conmigo? Perfecto. Ya habrá otra que si quiera -Cada vez más molesto se gira dandole la espalda a Sara para que no vea la rabia que siente en ese momento. Otra vez Paco y Mariano haciéndoles la envolvente y joder, a cada encerrona Sara le tiene a él más tirria. Vuelve a picar una y otra vez, y ya no lo aguanta más. A la próxima va a hacerles caso....... su puta madre.

- Pues muy bien. Ahora si no te importa, me voy. Se dirige hacia la salida, pero antes de llegar, la puerta se cierra de golpe. La fuerza del viento la ha dejado encajada, y por más que Sara intenta abrirla se ve incapaz de hacerlo sin la ayuda de Lucas. Pero él, de espaldas a ella no está dispuesto a ayudarla, al no ser que se lo pida ¿No quiere guerra? Pues toma guerra.

Allí, cada uno a un lado de la capilla, sin querer dirigirse la palabra, ni tampoco una simple mirada, dejan pasar el rato, esperando que sea el otro el que de su brazo a torcer.

Las viejas maderas del techo y del suelo chirrian por el aire, y Sara siente que su cuerpo se queda cada vez más frio. Los sonidos provienen de cada rincón de la capilla, incluso, entre el silbar del viento y el crujir de la madera, Lucas y Sara pueden distinguir perfectamente voces, que parecen llegar desde el más allá. Ninguno cree en esas cosas. Ambos se creen lo suficientemente maduros y cuerdos para sentir miedo por algo así, pero cuando las voces se hacen más evidentes, las velas se van apagando, y sienten como si no estuvieran solos, Lucas y Sara retroceden despacio hacia el centro de la nave central para irse juntando poco a poco.Ve en sus ojos que no está tranquila, que no sabe que es exactamente lo que hay dentro de esa vieja iglesia, pero que está asustada y aprovecha esa magnifica oportunidad para buscar un acercamiento. La mira como pidiendo su consentiemiento para protegerla y ella asiente, mientras se acerca despacio a él, y se cobija en su pecho, esperando que como siempre, Lucas sepa que hacer. El miedo les paraliza a ambos por igual.

Lucas piensa que quizás, esas voces y esos ruidos vengan realmente de los delincuentes del tiroteo ¿Y si Paco está vez no le había engañado y no estaban solos allí??

A pesar de la situación, volver a estar tan juntos, provoca en ellos una agradable sensación, incluso, el contacto después de tanto tiempo, hace que por sus cuerpos recorra un deseo que creían dormido. Sara lo sabe, y siente que quizás, aunque no vaya a volver nunca jamás con Lucas, es el momento de dejarse llevar. Probablemente lo que suena es el intenso aire de fuera golpeando las paredes de la iglesia, solo eso, así que no hay razón para no aprovechar que están solos, lejos de la vista de cualquiera. Levanta su cabeza buscando los ojos de Lucas, y al hacerlo, nota en sus ojos que él siente el mismo deseo que ella. Siguen mirandose mientras acercan, despacio, saboreando el momento, sus bocas y sus cuerpos más si cabe.

- Joder, Marino, qué golpe coño -Interrumpidos por un fuerte estruendo miran, asustados, hacia la sacristia de la capilla, donde ven a Paco y a Mariano tirados en el suelo después de haber caido de un altillo donde en los días de misa, se coloca, cuando lo hay, un pequeño coro. Miran a Sara y a Lucas, que ya, separados, les miran interrogantes. Avergonzados intentan salir de allí corriendo, pero es Lucas el que rápido les ha atrapado cogiendoles de la sotana que llevan puesta y no les permite ningún movimiento.

- ¿Me podéis explicar que coño.......? Joder, y qué pintas

- Papá, eres increible -Sara molesta increpa a su padre, olvidando que casi su plan había funcionado minutos antes. -¿¿Cuándo vas a dejar de portarte como un niño y aceptar de una vez que Lucas y yo jamás vamos a estar juntos??

- Bueno, Sarita, no te pongas así. Tu padre lo ha hecho con buena intención. Y eso de jamás........ jamás es mucho tiempo. Di mejor que en unos días, que hasta que el viento no amaine, que dentro de poco tiempo, o no sé Sara. Que nunca se sabe, y entre Lucas y tú ya hay un poso, un cariño, y .... jamás es mucho tiempo se mire por donde se mire.

- Ni mucho, ni poco, ni na. En la vida Mariano. Y dejarme en paz, estoy harta de los númeritos. Que yo con éste no quiero nada-dice mirando a Lucas con desprecio, como si no hubieran sido testigos todos de que ha estado a punto de volver a caer sin remedio.

- Con este no quiero nada, con este no quiero nada -repite burlón Lucas, que nota como la rabia se vuelve a apoderar de él.- ¿Sabes Sarita? Que soy yo el que ni loco volvería contigo. Que eres insoportable niña. Ahora si, ahora no. Pues muy bien. Jamás ¿os habéis enterado ya vosotros? Ni un solo númerito más, no más encerronas, no más ruiditos, ni más nada. Sara se acabó.

- ¿Ah si, se acabó porque tú lo dices? Luquitas, se acabó hace tiempo porque yo quise.

- Pues deja de tirarte a mi cuello cada vez que tienes oportunidad niña -lo dice en bajito, casi con verguenza. Sabe que Sara al oirlo se va a cabrear más, pero después de la mirada de asco que le ha puesto, y de negar lo que acaba de pasar entre ellos, cree que la niña se lo merece. Aún así, teme cuando Sara se cabrea.

- ¿¿¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee??? Lucas eres... eres.... -le diría mil cosas. Podría estar hablandole hasta que llegase el día, e incluso, mucho después. Pero sabe que es lo peor que puede hacer. A Lucas, aunque lo niegue, le gusta hacerla cabrear. Y ella no está dispuesta a hacer nada para agradar a Lucas, todo lo contrario.

-Da igual. No volverá a pasar -con indiferencia se aleja de ellos para seguir intentando desatrancar la puerta, algo que está vez si consigue, marchandose de allí sin mirar atrás. Eso le duele más a Lucas que cualquier insulto. El que ella ya no se moleste ni en discutir, le vuelve loco.

- Joder, ya os vale a vosotros, ¿eh? Os lo he dicho mil veces hostias. Se acabó. Ni una puta encerrona más, u os juro.......... os lo juro que..... os mato, os capo, os reviento la cabeza, hago carne picada para la pasta con vosotros, os ....... -cabreado se marcha de allí lo más rápido posible para no perder de vista a Sara y saber que llega sana y salva a casa.

- Paco, ya no más. Esta vez si parecían cabreados. Yo ya no te sigo más, que esto es mu chungo tio, mu chungo. Que están embarrutaos, y la rabia se encasqueta en el estómago y crea bola, y esa bola algún día sale y cuando sale estalla y si estalla....... si la bola de Lucas y Sara estalla..... lo dejamos mejor Paco. Si no quieren estar juntos, que no lo estén. Pero yo no quiero nada con sus bolas de rabia Paco. -se levanta del suelo, se coloca la sotana que ha decidido "tomar prestada" para posibles futuros operativos y se marcha de allí, mientras, agobiado, piensa que ojalá Lucas hoy no le deje durmiendo en la calle. Paco se dedica a recoger el equipo de sonido y los altavoces que han distribuido por toda la capilla, mientras piensa que su plan cada día va mejor. Hoy han estado a punto, la próxima vez....... la próxima vez será inmejorable y el plan definitivo.

CONTINUARÁ