25 febrero 2008

Que chulita la niña.

No deje de pensar en ella en todo el día. Debía concentrarme en preparar la clase de patrullaje, una asignatura aburrida y monótona, que gracias a mi novia debía dar yo los próximos diez días, además de la mía propia. Y yo no patrullaba desde que fui becario. Había que joderse.

Reconozco que cuando tropezamos en el pasillo, yo no fui muy amable que digamos, al contrario, me porte como un patán, pero es que estaba furibundo con Mónica, mi novia. Justamente acabábamos de discutir y yo le había cerrado la puerta de su despacho en las narices. De acuerdo que era mi novia y yo le debía, como odiaba esa palabra, consideración y respeto, pero que pretendiese que pidiese mis días de asuntos propios para acompañarla a ver a un tío de su padre, montado en el dólar y moribundo, ya era pasarse de castaño oscuro. Llevábamos ya dos años juntos y aunque al principio era muy independiente, con el tiempo se había vuelto celosa, desconfiada, autoritaria, controladora. No podía dar un paso sin que ella lo supiese por que de no ser así, ya tenía la bronca montada. Incluso llegue a intentar muchas veces dejarla, pero sus ruegos y sus suplicas siempre terminaban conmoviéndome y yo accedía a darle una segunda oportunidad y ya había perdido la cuenta de cuantas iban.

Y entonces, esa niña casi se me echo encima. Perfecto, lo único que me faltaba para rematar el día, una torpe metida a policía. Joder. Sin pararme a pensar mucho pague mi cabreo con ella, que casi tartamudeando intentaba disculparse. Y eso todavía me irritó más, así que como un imbecil le espete que tuviese cuidado, ella volvió a disculparse esta vez de malos modos. Visto lo visto, yo me puse gallito y, para mi sorpresa, ella se me puso chula. Yo me pase con ella, Es cierto, aunque caminar de espaldas por un pasillo atestado de gente tampoco era muy inteligente que digamos.

Prometo que no pensaba, al día siguiente, avergonzarla frente a todos haciendo mención a nuestro encontronazo, pero joder, lo menos que se espera de una alumna en su primer día de clase es que prestase la mayor atención posible, y vale que no me mirase, pero coño, que mientras yo hablaba ella pintaba corazones rosas en su libreta sin disimular que no estaba poniendo atención y oye, que uno tiene su orgullo profesional. Además, cuando ya todos habían salido del aula intente disculparme por mi trato de la tarde anterior y ella no me dejo, me miro a los ojos y salio prácticamente corriendo, otra vez. Y no se por que, su huida me produjo desconcierto y una inesperada desolación. Desde cuando era yo tan sentimental?

Y así me vi, una semana, una semana entera, o lo que es lo mismo, siete días, sin verla, sin que ella hubiese vuelto al aula, y yo no me la podía quitar de la cabeza.

Supe que había estado enferma por Héctor, el medico de la academia, pero ya hacia dos días que este le había dado el alta y la señorita no se había dignado a regresar a clase, cosa que a mi no me hacia ninguna gracia.

El octavo día ella no había regresado al aula, ahí, con dos cojones, como si se pudiese permitir perderse esa clase, y la culpa de ello me atosigaba a mí. Culpa que sus compañeras de banco, me transmitían con la mirada. Joder, que tampoco había sido para tanto.

Durante las tardes, solo en mi despacho, se me ocurrieron cientos de ideas para hacerla asistir a clase, desde poner un límite de faltas injustificadas hasta hacerla saber por sus amigas que de seguir así, tenía ya la asignatura suspendida, pero, aparte que patrullaje me importaba un carajo y que yo ni siquiera le estaba poniendo falta, ya se encargaría de eso Mónica cuando regresase, sabia que mas tarde o mas temprano la tendría frente a mi otra vez. Podía intentar no verme en la clase que sabia que yo impartía, pero en la que no lo sabia? Ahí jugaría a mi favor el factor sorpresa y solo de pensar en tenerla nuevamente frente a mí, la ansiedad me invadía por completo.

Creo que nunca me había dirigido a mi aula tan contento como esa mañana. Me encantaba mi asignatura. Solo por ella había dejado la calle y me había metido a instructor. El saber que la vida de los chavales, una vez en sus destinos, podía depender de lo que yo les enseñara me otorgaba una enorme satisfacción personal.

Se oían las voces desde el pasillo. El bullicio y la excitación se respiraban en el ambiente. Por suerte para mi, las clases de tiro son la asignatura que mas gusta entre los alumnos, ya pasaba así cuando fui yo a la academia y supongo que siempre será de la misma manera.

Busque su cara nada mas entrar en el aula de tiro, y vi como le cambiaba al verme. Contenta, lo que se dice contenta, no creo que se pusiese. Estoy seguro que si las miradas matasen, yo habría caído fulminado en ese momento. Me miraba fijamente sin poder creer que fuese yo el profesor que iba a impartir esa asignatura. Punto para mi, había funcionado el factor sorpresa.

Uno a uno los fui colocando delante de las cabinas de tiro. En grupos de diez, en total hacían cuatro grupos. Todos, absolutamente todos, estaban deseosos de empezar a disparar, todos menos ella, que disimuladamente como si no me diese cuenta, se iba escondiendo tras los compañeros que iban quedando. Viendo su estrategia no me cabía ninguna duda que ella iba a ser la numero cuarenta.

Tras evaluar a los tres primeros grupos, donde solo habían dos que prometían, por fin le llego el turno al ultimo, ella se hubiese escondido debajo de una piedra de haber podido, pero no había ninguna cerca.

Estaba nervioso, yo estaba nervioso. Notaba como me temblaban las manos y cuánto mas me acercaba ella, mas nervioso me iba poniendo. Iba a tocarla aunque solo fuese de una manera profesional iba a hacerlo. Joder!!!!!

Apure al máximo a los alumnos que la precedían, que por cierto no dieron ni una, y me acerque intentando parecer lo más desinteresado posible. Hasta ese instante había evitado mirarla, no quería que saliese huyendo como las veces anteriores. Pero al preguntarle su apellido, cosa mas que obvia pues era la única que faltaba en mi lista, para anotar su puntuación, me permití observarla un momento. Era preciosa, lo mas bonito que había visto nunca, en mi vida. Nunca

Lu: Miranda, póngase los cascos, las gafas y colóquese en posición -le dije mientras ella me miraba ¿asustada?, por que coño tenia que estar asustada? Si le daban miedos las armas, mal asunto- No se preocupe, es normal que el arma la intimide en un principio, pero ya vera como no es nada. –intente tomarla del brazo pero ella evito mi contacto- Colóquese ahí y… -no me dejo terminar la frase, antes de que pudiese ponerle la mano en la cintura para colocarla en posición, me corto con una frase seca.

Sa: No estoy intimidada, Se disparar, y no hace falta que me enseñe como colocarme.

Lu: Perdón? –estaba flipando, literalmente

Sa: Que se disparar, lo he hecho muchas veces, y se colocarme… no hace falta que me lo hagas tu.


Me quede callado, patidifuso. La sangre me hervía en las venas, que coño le pasaba a la niñata esta, que se pensaba? que yo tenia una enfermedad contagiosa que le pudiese transmitir o que. El resto de los alumnos me miraban interrogantes esperando mi reacción, estaba claro que para ellos la actitud de Miranda, había sido una falta de respeto censurable y sancionable. Pero mis años en la academia me habían enseñado que todo caía por su propio peso así que me retire y deje que ella solita se pusiera en ridículo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ola!!
pues la verdad es qe nunca me animo a comentaros,mas qe nada por vagancia qe por otra cosa!!
pero qe me encanta el blog y qe lo leeo todos los dias a ver si habeis publicado algo nuevo, y qe gracias a vosotras muxas de nosotras seguimos soñando,asi qe no lo cerreis, porqe es de lo mejor qe he visto en muxo tiempo, y porqe me daria muxisima pena qe este blog se acabara...
animo!!!y seguid aciendolo como asta ora!!

bss

Anónimo dijo...

Ya lo he dicho en sensacion pero lo digo aqui ahora, que me encanta que hayas continuado resurreccion y que lo sigas cuando puedas que te esperamos .Un beso.


Chiqui.

Anónimo dijo...

Genial, chicas. Ummm, así que el no ha visto nada nada de lo q ha visto ella... y ya tenemos aquí a Monique.

Desde luego eso sí que es esquivarlo de manera drástica, q estilo, jeje. ¿Se quedará el profe chulito con la boca abierta o pondrá a la alumna firme después de esa contestación?

Gracias por sacar tiempo para continuar y dejarnos de vez en cuando estos regalitos.

Nemrac

Anónimo dijo...

Gracias por continuar con este relato me parece tan bonito....

¿y ahora que va a hacer dejar de ir también a esta clase?

Esperemos que no que siga yendo todos los días, jajaja
Besitos
elsara

Anónimo dijo...

¡Cómo me gusta!

¿Dejarla en ridículo? Jaja, veremos con qué cara se queda el amigo cuando la vea disparar.

Gracias chicas.

Gaspi

Anónimo dijo...

Os vuelvo a dar las gracias por seguir estando ahí, al frente de este blog y encima con el poco tiempo que teneis sorprendernos siempre con algo nuevo.
Del relato creo que ya se sabe lo mucho que gusta y a mí personalmente, esa diferencia de tiempo entre un pasado y el presente me fascina.

Un besazo niñas.

Ayla