10 febrero 2008

La vida es sueño.


Se agarra con fuerza a lo primero que encuentra por el temor de perder el equilibrio y la cordura de tanto placer como siente en ese momento. Araña la tela de su camiseta que todavía lleva puesta cuando le quita el sujetador y con deleite, besa sus pezones, saboreándolos hasta la saciedad. Sara se retuerce en su propio placer, arquea su cuerpo sin control buscando el máximo contacto contra la piel de él, contra su pecho y contra su sexo. Necesita sentirle, tocarle. Necesita amarle. Recuerda que todavía tiene las esposas en la parte de atrás de su bolsillo, y decide hacerse con ellas antes de que él las descubra y sea él el que quiera jugar a hacerla sufrir un rato. Con un rápido movimiento se incorpora y empujandole con fuerza le tira sobre la cama, para tenerlo completamente a su merced. Solo verle allí, medio desnudo con todo su cuerpo palpitando de deseo, hace que toda su piel se erice y desee, con todas las partes de su cuerpo, hasta las más secretas, que ese hombre sea suyo.

Empapada en sudor y tiritando, se vuelve a despertar sobresaltada. Una noche más, el deseo se ha apoderado de sus sueños y la desazón de su despertar. Intenta acompasar su respiración de nuevo para volver a echarse sobre la cama, y sin pensar en todo lo que ha vivido en sueños minutos antes, intentar dormir de nuevo. Pero las imagenes vuelven incesantamente una y otra vez a su cabeza, y al resto de su cuerpo, que magullado ya de tanto desear lo que no tiene, pide a gritos que el sueño se haga realidad pronto. Le desea, sabe que lo desea más que nada ni a nadie en el mundo. Pero sabe que no puede tenerle, salvo en sus sueños. Quisiera no soñar con él, quisiera que al despertar, ese sueño no hubiera parecido tan real y que su cuerpo no añorase lo que solo tiene en sueños. Pero desde hace mucho tiempo, años, sus deseos y sus anhelos solo le pertenecen a él.

El verano se adentra en San Antonio poco a poco, y ella, después de cada sueño, lo siente en cada poro de su piel. Su respiración se calma por fin, pero no así su corazón y el resto de su cuerpo, por lo que decide salir hasta la corrala para despejarse un poco.
Se apoya en la barandilla y deja pasar el tiempo sin hacer nada. El cuerpo de él, su contacto, y el deseo de ambos aún sigue presente en su cabeza y lo vuelve a revivir una y otra vez como si lo estuviera viviendo en ese mismo momento.

Pensando en nada y sintiéndolo todo se abandona apoyada en esa vieja barandilla, hasta que siente que unos pasos se aproximan hasta ella por detrás. No sabe si sigue soñando o si realmente es cierto que él se va acercando a ella despacio, mientras le susurra al oído lo hermosa que está esta noche. Lo último que ha sabido de él es que seguía en la cárcel después de esa llamada donde le prometió, en la que le juró, que él la iba a estar esperando siempre, devolviendo aquella promesa que ella hizo hace tanto tiempo ya, y que se había visto obligada a romper.

Pero si era un sueño, volvía a ser tan nítido como si estuviera pasando realmente. Puede sentir el frío del aliento de Lucas recorriendo su cuello y sus hombros, mientras las palabras apasionadas golpean en su nuca resbalando por el resto de su cuerpo. No le escucha, no sabe lo que está diciendo. Solo oye retazos de sonidos, que le evocan a tantos sueños vividos últimamente y pronto el deseo, que no ha podido dejar de sentir desde que se despertó sobresaltada, vuelve a ella.

Se acerca aún más al cuerpo de él y con frágiles movimientos busca despertar su deseo. Él mientras, sigue el recorrido de su boca por el cuello y los hombros de ella, solo interrumpidos por las palabras que salen de su boca y que le recuerdan a Sara lo mucho que ha deseado que llegara este momento. Sin dejar de besar su cuello, apresa el cuerpo de ella entre sus brazos, y exprimiendolo contra el suyo comienza a acariciar sus pechos por encima de su ropa. Reaccionan pronto al notar las caricias que tanto han deseado de esas mismas manos. Sara se deja hacer, llevando su cabeza hacia atrás, para que Lucas tenga, aún más fácil el camino hacia su cuerpo. Nota como el deseo de ambos crece rápidamente sin prestar atención a donde se encuentran y dejándose llevar por la pasión mete su mano en los pantalones de él, caricia que él recibe sorprendido pero agradeciendolo le devuelve el gesto introduciendo su mano también dentro de su ajustado pantalón.

- Sara, aquí no... ¿vamos a....? -su respiración acelerada y los besos que le debe a ella y que no pueden esperar le impide terminar las frases, pero no hace falta, el deseo habla por si solo y Sara sabe lo que él quiere decir y acepta encantada. Se da la vuelta para ponerse en frente de él, y mientras se besan, abren la puerta y a trompicones, deshaciéndose de la ropa, que solo les estorba, llegan hasta la habitación de Lucas, donde tantas veces antes se amaron.


Recuerda de nuevo las imagenes que durante tantos meses le han acompañado en sueños y tambien después, una vez despierta, y aún sin saber muy bien si lo que está viviendo se trata de un sueño, del más delicioso sueño que una mujer enamorada puede tener, decide que hoy se va a dar el capricho de llevarlo hasta el final. Es demasiado tarde para provocarle mientras le enseña a disparar, demasiado tarde para cachear el cuerpo de él que ya yace desnudo sobre la cama, pero aún está a tiempo de jugar un rato.


Traviesa le inmoviliza en la cama y comienza a besar todo su cuerpo, mientras él se queja de no poder participar. Necesita tocarla, tanto como ella necesita tocarle a él pero ahora no es su turno. Recorre todo su cuerpo desnudo desde su cuello, hasta su musculado pecho, chupando la punta de sus pezones, que erizados piden más. Su lengua, inquieta, sigue resbalándose con ansia por el cuerpo de él, avanzando hacia esa zona que tanto anhela. Lucas se muere de placer, pide a gritos a Sara que no pare, que siga pero que le deje hacer algo. Ella solo le mira y le manda callar, porque ahora, ambos, van a disfrutar. Agarra con fuerza el miembro de Lucas y acariciándolo con fuertes movimientos nota como su respiración cada vez está más agitada, no puede, ni quiere disimularlo más. Cuando cree que no puede sentir más, Sara acaricia con sus labios la zona, succionando, disfrutando de ese contacto y disfrutando aún más, de ver a Lucas volverse completamente loco por ella. Sabe que está a punto de alcanzar con su deseo el cielo y tiene que pedirle a Sara que pare, algo que acepta por fin para ser ella misma la que se coloque encima de Lucas y comience a moverse guiada por la locura.

Exhaustos caen el uno en brazos del otro y sin decir una sola palabra que pueda romper el encanto de ese inolvidable momento, solo contenplando al otro como solo puede mirarse dos personas que se aman por encima de todo, se duermen, ambos, fundidos en un solo cuerpo, en una sola alma.


Se despierta sin sobresaltos y con una extraña tranquilidad que hacía tiempo no sentía. Con los ojos
aún cerrados y una linda sonrisa en su boca, lo busca a su lado pero, sorprendentemente se encuentra con la cama vacía. Por un momento cree estar de nuevo ante lo que ha sido un sueño, un maravillo y excitante sueño que parece tan real que le hace sentir cosas que no podría sentir con ningún otro hombre, despierta o dormida. Pero cuando el olor a café y a pan recien tostado llega hasta ella, sabe que no ha sido un sueño, y que el calor que aún conservan las sábanas es el suyo, de Lucas.


- Sara, cariño, despierta. He preparado algo de desayuno.

- Lucas..... -abre los ojos y sonríe feliz por tenerle a su lado. Le empuja con suavidad para que él caiga encima de ella y como si de un peluche se tratase le abraza y la aprieta contra su cuerpo para disfrutar de ese momento. Lucas corresponde ese abrazo que le sabe a gloria. Mientras veía como ella dormía, el miedo se había apoderado de él, esperando que Sara, después de pensar las cosas con frialdad, se arrepintiese de lo que habían compartido esa maravillosa noche. Para el fue sublime, la mejor forma de reconciliarse, pero temía que solo fuese un espejismo. Pero, por fin , desde que se levanto, respira tranquilo, ese abrazo, la sonrisa y los besos que ella le regala, le devuelven la calma.

- Sara..... -dice mientras se separan sin dejar de sonreír- y ahora, ¿qué?

- ¿Ahora qué de qué?

- Si lo de anoche significa....

- SSSSSchhhhhhhhhhh -le dice tapandole la boca con una mano mientras con la otra le acaricia cariñosa el pelo- lo de anoche significa que los sueños se cumplen y cuando eso pasa, es mucho mejor que como lo habías soñado. Quiero dejar de soñar contigo Lucas, para empezar a vivir junto a ti.

Lucas no entiende bien lo que Sara quiere decir. No sabe, aún, que Sara lleva muchas noches soñando con él y que hoy se ha hecho realidad uno de tantos sueños. Pero aún quedan muchos sueños por cumplir, y para esto tienen toda una vida por delante. Juntos.

7 comentarios:

susii dijo...

Chicas a mi me quereis matar o algo ¿? puff despues de el anuncio esto o.o , se me va a salir el corazón por la boca algun dia de estos ajaj . Me a gustado mucho ( L ). Un besito y escribirnos mas relatos como este :P

susi

Anónimo dijo...

Mucho mejor esto que el sueño que los hacedores de ideas nos van a mostrar, porque aquí, no ha sonado ningún despertador, pero estoy segura que en el capi, suena la alarma a las dos de la madrugada. Blue.

Anónimo dijo...

Los sueños,sueños son.Despues de leer esto no puedo añadir nada mas,erizada me hallo.un beso chicas.

Jessica dijo...

me encnata el bloog
os agrego a mis links si no os importa un besooo

Anónimo dijo...

Mañana me va a parecer un sueño light comparado con esto!!! me lo volveré a leer después y así se me quedará mejor sabor de boca jjajjaaj está colosal!!! Yo quiero un sueño así!!! ¡¡¡ POR FAVOR !!!

UN BESO

Ayla

Lau! dijo...

he leido todos vuestros relatos.. pero este es realmente PERFECTO,
he sentido las caricias de Lucas sobre la piel de su niña y el deseo de Sara por poseer al hombre que ama en este relato mas que nunca..

GRACIAS chicas!!!

un besito

Anónimo dijo...

y yo sin ber este relato perdonarme simplemente perfecto

clara