11 junio 2008

La última semana...

Hacía tiempo que no volvía a este lugar. La última vez fue una madrugada que Lucas y ella no durmieron. Esperaron ver amanecer desde lo alto, viendo como Madrid entero se despertaba. Llevaban dos meses juntos, y esa noche, ese descampado volvía a ser testigo mudo de su amor.
Ahora la visita resulta mucho más triste. Ni siquiera sabe como ha ido a parar hasta allí, pero siempre que necesita pensar acaba en ese mismo lugar. Y hoy necesita pensar mucho.
Lo que le duele no es solo el hecho en sí, que duele mucho, sino que él se lo haya ocultado ¿Por qué? Llevan meses compartiéndolo todo, siendo amigos, cómplices, además de pareja ¿Por qué tiene que ocultarlo algo tan importante para los dos?
¿Y eso, ahora, donde le deja a ella? ¿Después de todo lo que han pasado todo se tiene que acabar así sin más?

Sale del descampado sin mirar atrás porque los recuerdos le están haciendo demasiado daño. Pero más daño hace pensar que pronto solo quedará eso, los recuerdos.
Cuando llega a San Antonio ya es de noche, y el silencio baila en el aire. Todo el mundo parece esconderse del frío que casi congela las calles, y ella reza para que todo el mundo esté en su casa. Todo el mundo. Hasta él. Espera no tener que verle precisamente hoy. Pero antes de llegar a la corrala sabe que él está ahí.

Desde abajo lo mira y comprueba que él está preocupado: lleva todo el día llamándola, mandándola mensajes, y ella no ha contestado. No podía. Necesitaba estar sola sin él. Y ahora le resulta demasiado difícil enfrentarse a él.


- Sara, ¿dónde estabas? Llevo todo el día….
- Ahora no Lucas –intenta pasar por detrás de él y meterse corriendo a su casa, pero él la agarra del brazo y le obliga a mirarle.
- ¿Qué pasa Sara?
- No pasa nada.
- 20 llamadas y 10 mensajes sin contestar Sara ¿Y no pasa nada? Creo que tengo derecho a saber si te pasa algo.
- ¿Derecho? ¿Y hasta cuándo vas a tener derecho? –mira hacia abajo para no verle. Porque no quiere volver a verse reflejada en sus ojos, ahora tristes y con una chispa de rabia. No quiere ver su cara, dibujada con una mezcla de sorpresa y enfado. No quiere mirarle ahora y volver a darse cuenta de que lo ama más que nada, porque ahora, amarle, es lo que menos necesita.
- ¿Cómo que hasta cuando Sara? ¿Qué me estás contando?
- Lo sé Lucas. Lo sé todo.
- ¿Vamos a seguir jugando a las adivinanzas o me vas a contar de una vez que coño pasa?
- Pasa… –grita. La voz le sale desde lo más profundo de su alma, probablemente desde el mismo sitio de donde salen las lágrimas que luchan por esconderse en ojos –pasa que he visto en tu bolsillo la carta de la INTERPOL. Pasa que sé que es tu sueño, y pasa que el puto puesto de inspector es en Roma. Roma!! Pasa que no te has ido y ya te echo de menos. Y pasa que desearía con todas mis fuerzas no quererte tanto, para que no me doliera tanto vivir sin ti –el llanto apenas le ha dejado terminar de decirle la última frase, y tampoco dejará seguir diciendo todo lo que tiene dentro.
- Era eso…. –la carcajada de Lucas sorprende a Sara, igual que le sorprende a él la bofetada que ella le pega en la cara. -¿Qué haces Sara? ¿Por qué me pegas?
- ¿Te hace mucha gracia que yo esté pasándolo mal mientras tú te vas en busca de la gran oportunidad de tu vida verdad?
- Sara…. –se acerca a ella, y toma su barbilla para obligar a que ella le mire. Ve como las lágrimas corren ya por su mejilla, y como sus ojos le miran con una mezcla intensa de rabia y de tristeza ¿Cómo puede decir que le hace gracia que ella esté sufriendo cuando lo único que quiere en esta vida es saber hacerla feliz? - cariño…
- No me llames cariño, Lucas. Ya no.
- Te llamo cariño porque eres mi chica, mi novia, la mujer de mi vida. Y claro que no me hace gracia que sufras Sara. Pero es que….. ¿por qué no has hablado conmigo antes de cabrearte? ¿por qué no me has cogido el teléfono? ¿por qué no me has dejado explicarme Sara? Es cierto que he recibido una oferta de la INTERPOL. Una oferta muy tentadora, te lo aseguro. Pero no voy a aceptar ese trabajo.
- ¿Pero por qué?
- Precisamente por eso, porque solo es trabajo. Un trabajo a muchos Kilómetros de ti.
- Pero es tu sueño…
- Era mi sueño, lo era antes de darme cuenta de que ser un buen policía, el mejor, no me va a hacer feliz. Pero tú si Sara. Desde hace mucho tiempo tú eres mi sueño. El sueño de tener una familia, el sueño de estar tranquilos en nuestra casa oyendo como nuestros hijos gritan al otro lado de la pared. –Sara le mira entre sorprendida y confusa nuevamente. Jamás podría haber imaginado que Lucas deseara esas cosas. Lucas antes soñaba con ser el mejor policía, vivir al límite, arriesgarse. Y ella supone que nada de eso ha cambiado, simplemente ahora, han cambiado sus prioridades –no me mires así Sara. Ya sé que no doy el tipo de un padre de familia. Pero… tú eres mi sueño Sara, y quiero vivir todas esas cosas contigo. De nada me sirve trabajar para la INTERPOL si llego a casa y no te veo.

Quisiera decirle algo. Lo que sea. Que él sepa que ese también es su sueño. Pero no puede permitir que el renuncie a lo que siempre soñó. Sabe que decirle que tiene que aceptar es decirle que se vaya de su lado, y no saber hasta cuando podrán vivir separados. Pero le quiere, tanto que está dispuesta a vivir con él en la distancia, antes que hacer que él sienta que pierde un tren que siempre esperó.

- Lucas, tienes que aceptar.
- ¿Qué? –le sorprenden las palabras de Sara. Acaba de decirle que quiere dejarlo todo por ella, que es lo único que le importa, ¿y ella lo aleja de su lado?
- No quiero que renuncies por mí a tu sueño.
- Lo hago por ti y por mí.
- No Lucas. Lo haces porque crees que nuestra relación no podría pasar por otro bache. Pero esta vez es distinto, lo sé. Vas a vivir tu sueño, y cuando el destino lo decida, o al menos el que se encargue de los despidos en la INTERPOL lo haga, entonces te estaré esperando aquí.
- ¿Me estás dejando?
- Te estoy dejando volar. Pero yo siempre voy a estar ahí, ahora que vuelves a estar conmigo no te voy a perder por nada del mundo, al no ser….
- ¿qué?
- Que prefieras a alguna romana antes que a mí….

La sensación de derrota les acompaña hasta la cama, se abraza a ellos, y solo les deja un poco más libres mientras hacen el amor. Los besos y los abrazos dejan paso a palabras sueltas, promesas que se hacen, planes de futuro que ninguno sabe si podrán cumplir ahora.

- Disfrutemos del tiempo que queda Lucas- dice Sara antes de cerrar los ojos, y dejarse llevar por una aparente tranquilidad que no siente.

Después, mientras los dos fingen dormir, la amargura vuelve a apoderarse de ellos.
Lucas sabe que ella le está dejando. “Dejarte volar”, dice ella, pero él solo puede sentir que vuelve a quedarse solo.

Durante el día, ambos notan que están perdiendo el tiempo mientras trabajan. Podrían estar pasándolo juntos, disfrutando del tiempo. Y por eso, cada uno por separado y sin saber que el otro lo ha hecho, piden a Don Lorenzo una semana de vacaciones. Lucas alega que tiene que meditar la decisión tan importante que va a tomar; Sara que tiene que descansar. Don Lorenzo confirma así lo que todos ya sabían: Lucas y Sara son pareja, desde hace mucho que lo son, y se lo han escondido a todos porque todos han preferido no verlo. Pero ahora, mientras el comisario mira a su nieta, con el semblante serio, y los ojos rojos por las lágrimas, sabe que ni ellos pudieron en su día, ni la INTERPOL podrá ahora luchar contra ellos.

Tienen una semana antes de que Lucas coja ese avión, y van a aprovechar cada minuto. Sara vuelve de trabajar y se encuentra la cena hecha. y la mesa perfectamente preparada, con velas, con vino, con música suave. El olor de un guiso exquisito le atrapa en la puerta, dejándola triste, porque dentro de una semana, no volverá a tener sorpresas así cada día.

Una nota puesta en un sitio estratégico. Un beso robado a traición. Una bola del mundo igual que la que les hizo soñar tiempo atrás pero buscando un destino distinto. Una foto de un mes antes, donde juntos, felices, miraban a la cámara y sonreían al mundo. Una pulsera con la que llevaba tiempo soñando. El regalo de una camiseta que a ti te sienta mejor que a mí. Promesas. Ir a lugares donde antes no habían estado. “Júrame que vendrás a verme a menudo” “Sin ti San Antonio nunca volverá a ser igual.” Bailar aquella canción que marcó nuestra historia. Una partida de billar en un bar ya cerrado.

A pesar de que el tiempo se les ha escapado entre los dedos de las manos sin poder hacer nada por pararlo, han podido hacer muchas cosas en esta semana. Los dos piensan en cada momento que han vivido mientras se dirigen en coche al aeropuerto dispuestos a cerrar un capítulo del libro de su historia. Y duele. Y los dos intentan fingir que no lo sienten. Pero se conocen muy bien como para poder engañarse.

- Prométeme que me escribirás.
- Te escribiré todos los días Sara.
- Venga, embarca. No lo hagamos más difícil.

Sara se da la vuelta para no ver como se aleja mezclándose entre el gentío. No quiere ver como él se marcha. Camina dejándolo a él atrás. Pasos cortos. Dudando. Teme perder lo último que le queda de él.

- Sara –su mano en su cintura. Su boca en su oído. Su cuerpo apretado contra el suyo. No puede ser. Lucas no puede estar allí. No le ha visto entrar en el embarque, no ha podido. Pero él ha tenido que coger ese avión.
- ¿Lucas, qué haces aquí? Vas a perder el avión a Roma
- No hay Roma. No hay INTERPOL. No hay nada de eso.
- ¿Qué?
- ¿De verdad pensabas que me iba a ir por un trabajo dejándote aquí? ¿De verdad crees que puede haber algo que me importe más que tú?
- Yo…
- Escúchame Sara, escúchame bien. Nada, no hay ni una sola cosa en el mundo que sea más importante que tú. Y no voy a irme de tu lado. Nunca.
- ¿Cuándo lo has decidido? –vuelve a llorar como tantas veces durante esta semana. No sabe si reír si gritar ¿él se queda? ¿Por ella?
- No había nada que decidir. Nunca he pensado en irme.
- ¿Pero entonces…… toda esta semana despidiéndonos….?
- He tenido una semana para demostrarte que no tengo que irme a ningún lado para ver cumplido mi sueño, porque los dos tenemos ahora lo que siempre hemos querido. Nuestra vida puede ser siempre así Sara, como esta semana. Habrá momentos malos, pero siempre tendremos la misma ilusión que esta semana, las mismas ganas que complacer al otro. Siempre tendremos los sueños, y los bailes y……
- Gracias, Lucas. Gracias. No sabes cuánto me he arrepentido de haberte dicho que tenías que irte. No podría…. No quiero estar sin ti.
- Te quiero mi niña.
- Y yo a ti…… -Afloja un poco del abrazo de Lucas para mirarle a la cara y preguntarle- ¿pero Lucas, era necesario hacer la maleta, venirnos hasta el aeropuerto, sacar un billete falso….? Podrías haberme dicho esto en casa.
- ¿Y quién te dice que el billete es falso?
- No sé…
- ¿Y quién te dice que es solo un billete? –Sara le arrebata los pasajes de la mano, y lo mira. Destino: Madagascar. Nombre: Sara Miranda. Los billetes!!! Los mismos billetes que le regaló hace más de año y medio y que entonces no pudieron utilizar los dos. Pero ahora….
- ¿Vendrás conmigo a Madagascar? Te sigo debiendo un viaje.
- Pero Lucas esto… claro, claro que me voy. Pero no tengo ropa, no he avisado a mis padres, la comisaría…. Es una locura!!
- En esta maleta van tus cosas y las mías. Tus padres me ayudaron a hacer la maleta y solo esperan que avisemos cuando lleguemos. Y…. tu abuelo…. vamos que tú abuelo solo me dijo que nos daba vacaciones, pero como te pasara algo…… -El ruido que hace Lucas imitando a una pistola conmueve a Sara. Esa es la forma que tiene su abuelo de desearles que todo vaya bien. Él no es mucho de palabras, pero con su nieta siempre se ha entendido. Y por fin, ha comprendido, que es lo único que puede hacerla feliz.
- ¿Entramos?
- Claro princesa. Madagascar nos espera.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso,conmovedor,romantico.Que lastima que no podamos ver nada de esto.

CHIQUI.

Anónimo dijo...

Precioso,conmovedor,romantico.Que lastima que no podamos ver nada de esto.

CHIQUI.

vicky dijo...

Otra vez lo habeis conseguido chicas, me haceis sonreir y llorar de emocion cada vez que leo algo vuestro. Aunque madagascar es su sitio, yo me iria a roma, me encanta ese lugar y espero algun dia poder visitarlo.

Un besazo wapas.

Anónimo dijo...

Con el corazón en un puño he estado todo el tiempo, creyendo , como Sara, que Lucas se iba a Roma.
Precioso.

Anónimo dijo...

Me tengo que repetir a lo dicho porque me parece Precioso !!! Es un relato de los que perduran en la mente porque ese final y esas palabras que se dicen son para enmacarlas. Veremos algún día ese viaje juntos? es un tema pendiente que espero no lo dejen en el olvido, ya tuvimos que esperar creo 37 capítulos para ver la realización de ese viaje, aunque nos quedamos con las ganas.

Besos

Ayla.

Anónimo dijo...

¡¡Que bonito!!.