08 septiembre 2008

Vivir sin ti; Se acabo.

- Venga, va. Puedo escucharlo -le anima a continuar en respuesta a su silencio ¿Por qué calla? ¿Tanto tiene que buscar dentro de su cabeza para saber si aún le sigue amando? No Sara, esto no se decide. Se quiere o no se quiere. No hacen falta listas de pros y contras, ni volver a recuperar viejos recuerdos olvidados en algún rincón de nuestra memoria, ni siquiera hace falta comparar lo que fue tu vida antes y lo que es ahora sin mí. Lo sientes dentro, en cada poro, en cada recoveco de tu ser.

El silencio tenso vuelve a instalarse entre ellos como una fina película, que, aunque invisible, lo envuelve todo ¿Por qué no son capaces de hablar? Sara ni siquiera sabe que contestar. Le quiere, de eso está segura. Pero hace mucho tiempo que no sabe hacia donde les lleva todo ese amor. Ni siquiera está segura de seguir amándole.

- Sara, zagalica mía, te llama el Montoya. Que te necesita en su despacho -dice Rita, sin poder dejar de mirar a Lucas y comprobar que lo de estos chicos, cada día, tiene más difícil arreglo. "lástimica de ellos, que tan buena pareja hacían"-piensa por fin cerrando la puerta y dejándoles de nuevo a solas.

La ve alejarse sin dar una respuesta, sin mirarle si quiera. Se marcha detrás de Montoya dejándole a él la palabra en la boca. Otra vez.
Pero si cree que siempre va a poder huir de él como lo ha hecho de ese vestuario, está muy equivocada. Busca una respuesta, la necesita y tarde o temprano, ella tiene que afrontar lo que siente de una vez.

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No se puede decir que sea un restaurante bonito. Es demasiado oscuro, muy pequeño, y con poca ventilación, aunque Lucas debe reconocer que los manteles con corazones de colores, las velas que iluminan lo justo encima de cada mesa, y la música tenue y lenta, crean un entorno que probablemente, invite a que Sara se relaje y esté más a gusto. Es un italiano apartado del centro, fuera de San Antonio, lejos de miradas indiscretas.

Sara está preciosa esta noche y Lucas apenas puede apartar sus ojos de ella. Lleva el pelo recogido en un moño sencillo, que deja al aire su cuello, y sus hombros, y coronando su escote, una pequeña perla que él mismo le regaló hace muchos años y que, al verla de nuevo en el lugar donde debe estar, le devuelve un poco a la Sara de entonces, y le hace sentirse un poco menos solo.

Sus ojos esta noche, parecen brillar más que nunca. Lucas reza en silencio para que se trate solo del reflejo de la vela en sus pupilas, y no del de nuevos sentimientos y emociones. Ella hace tiempo, también le miró a él así, con las pupilas brillantes, y él entonces podría adivinar en ella, todo lo que estaba sintiendo: su alegría, sus ganas de estar con él, de ser uno. No, no puede tratarse del mismo reflejo.

Daría lo que fuera por ser él el que esta noche comparte con ella esa mesa, y el que, entre plato y plato, está apoyando su mano en la mano de ella, tan blanca, tan indecisa, sin ninguna alianza que recuerde que algún día, solo él podía acariciar las manos que hoy entrelaza con las de otro.

Desde fuera del restaurante, por una pequeña apertura de la ventana, Lucas y otros pares de ojos amigos, miran atentos a todo lo que pueda suceder en esa mesa, la número 5, la que comparten Sara y el hombre equivocado.

- Joder, esa mujer ha dejado la pizza enterita Paco. Pero enterita. Mira, voy a entrar a recordarle que en el mundo mueren muchas personas por el hambre y que no se puede tirar comida, que a ésta seguro que se le ha olvidao.

- Anda Mariano, que tú lo que quieres es comerte los restos que otros dejan. No ves que estamos haciendo algo importante.

.- Sí lo sé Paco. Pero yo tengo hambre. Y no es justo mientras yo estoy enmallaito de gusa otras tiren la comida. Es que mira la de la cuatro Paco, ¿la ves? Está dejando los bordes que es lo mejor. Si es que lo veo y......... Paco, ¿cuándo entre Lucas a por Sara podemos entrar nosotros a comernos una tapita? O entro yo y me la llevo puesta o........

- ¿Te quieres callar de una puta vez Mariano? Y mira donde tienes que mirar joder, y deja de comer con los ojos coño.

- Si yo no como con los ojos Lucas. Lo que pasa es que con la columna no veo a Sarita. Solo veo al Montoya poniendo ojitos y por no ver al cabrón ese ligarse a la niña, pues miro pa otro lado y claro, justo me pilla la pizza de la cuatro, o los tortelinis de la ocho, o los pan de ojos con orégano de la siete o.....

- Cállate lesches, que eres mu pesado Mariano. Además mi niña.... mi niña no.... -abandona su posición para tirarse en el suelo y, disimuladamente, sacar su pañuelo del bolsillo. No puede creer que sus ojos estén viendo lo que están viendo. Esa Sara de ahí dentro no puede ser la misma que lleva toda la vida gritando a los cuatro vientos que ama al que hasta hace nada era su marido. No puede, ni quiere creer que haya conseguido cerrar página, y que ahora, al que toque consolar sea a Lucas, contradiciendo todas las veces que le dijo a su hija, que al final, ella sufríria por él.

Vuelve a incorporarse para continuar observando cuando topa con el gesto furioso de Lucas y la miranda incrédula de Mariano, que, olvidándose por un momento de su hambre voraz y de sus ansías de pizza, se pone en el lugar de su amigo, e intenta buscar las palabras exactas para excusar lo inexcusable.

- Lucas, que esto, a lo mejor, no es lo que parece -pone la mano en el hombro de su compañero, su amigo, del hermano que nunca tuvo para que sienta una vez más que no está solo, que pase lo que pase, él jamás estará solo.

- ¿Ah no Mariano? ¿No parece que el Montoya de los cojones acaba de darle un beso a Sara? ¿A mi Sara?

- Hombre, visto así..... -"piensa Mariano, piensa. Algo se te tiene que ocurrir" -a lo mejor se ha atragantado.

- No Mariano. Es que quería probar su pizza y como no le quedaba en el plato lo hace directamente del esofago de Sara. No te jode.

- A veces las cosas no son lo que parecen Lucas, a lo mejor mi niña - intenta justificar Paco, agarrándose a las palabras intentándo convertirlas en algo de verdad pero, las palabras a veces no dan para engañarse tanto a sí mismo, y en este momento, ninguno de los tres puede hacerlo. Ni se ha atragantado, ni eso es un simple beso. Eso es un final con sabor amargo. Se acabo lo que parecía indestructible.

Paco y Mariano miran como su amigo se aleja con la cabeza gacha. En silencio, observan su paso lento y derrotado. Incluso, los dos se atreverían a decir que mientras se va haciendo más y más pequeño, escuchan como su alma se va rompiendo en pedazos, y esta vez para siempre.


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Intenta recordar cuál fue el día en que se dio cuenta por primera vez que se había enamorado de Sara, la fecha exacta, la hora, el lugar y el cómo se dio cuenta.
Quisiera poder recordarlo, para enumerar una a una las cosas que había hecho el día anterior a ése. Quiere saber como era vivir sin el recuerdo constante de ella en su cabeza, y para eso, tiene que recordar como era su vida antes de amarla. Se pregunta como era capaz de comer, de dormir, de trabajar y de vivir, sin su imagen en la cabeza.

Sabe que si recupera su vida de entonces, la perdida dolerá menos. Y podrá volver a ser él.

Se duerme sin haber podido recuperar ni un solo recuerdo donde ella, de alguna forma, no esté presente. Como su sobrina, como su amiga, como la hija de su mejor amigo, como mujer o esposa, de alguna forma, ella siempre ha sido parte de él, incluso antes de nacer.

A la mañana siguiente, al contrario de lo que podía haber imaginado la noche anterior, siente una fuerza interior que le grita que se duche, se vista, y se vaya a trabajar.

"Hoy es el primer día de mi nueva vida"- piensa, y quizás porque ya no tiene miedo a perder nada porque ya no tiene nada que perder, o quizás porque la esperanza de recuperarla le había mantenido a flote hasta el momento de verla alejarse del todo y ya no tiene nada que esperar, hoy se siente capaz de empezar de cero.

Y lo primero que tiene que hacer para empezar de cero, es romper con el pasado antes de que vuelva a perseguirlo y le siga haciendo sufrir. Una llamada será suficiente para ir diciendo adiós a viejos recuerdos que ya solo son eso, recuerdos.


- Hola Ana, cuánto tiempo
-.....
- Es que he estado muy liado. Sabré compensarte, de verdad.
- .....
- Verás, esto es importante ¿Tendrías un ratito para vernos hoy?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Deseando estoy ver al tito pasar de la miseria donde está metido, se me encoge el corazón verle así...y no tardará mucho para que la niña se tenga que morder la lengua que por mucho Montoyita, el tito es el tito y nadie la va a querer, adorar y venerar cómo él.

Tiene que pasar al plan "B" que no es el mismo de quién yo me sé... y conseguir lo que es suyo de por vida. Lucas, saca al madero zumbao que llevas dentro y a ese macarra Uffffff que te pisan el terreno Jjajajjaajaj.

Un besote Princesas, como siempre espectacular el relato, como me haceis pasar de la risa en unos a la tristeza o melancolía en otros...pero eso es vida ¿no? Pues a seguir viviendo!!!

Ayla.

Anónimo dijo...

Otra vez tenemos sufriendo a Lucas, pobrecillo, entre los guionistas y vosotras, vaya malos ratos... pero bueno, espero que la reconciliación sea de órgago a la granda, que se lo merecen.
Un besote,
María A.

Anónimo dijo...

quiero decir "órdago a la grande" y por supuesto no hay color entre vosotras y esos chapuzas de guionistas. Ole y ole.
Más besos,
María A.

Anónimo dijo...

Claro que no hay color, porque esto será triste, pero está escrito de una forma hermosa; como dice Ayla, es parte también de la vida. Y además aquí no tenemos la sensación de que nos toman el pelo con las historias que nos cuentan. Yo he tenido esa impresión con la serie más de una vez.
Un beso princesas.

Anónimo dijo...

desde luego... todos los tios son iguales..con solo una imagen se cree q lo saben todo!!! (y las tias tb jejej) espero q no tardes en continuarlo, besos! Tiby

Anónimo dijo...

Que tristeza ver a mi pobre niño asi destrozaito, pero espero que pronto le deis una leccion a la niña , que eso no se hace ,faltaria mas.
Gracias chicas esta muy lindo este relato , aunque un poco triste, pero precioso.ç


CHIQUI.

Anónimo dijo...

¡Como os pasais con él!! mira que sois malas, lo que os gusta ver sufrir a mi Plan B. Quiero que arregleis esto ¡¡YA!! que siempre igual, a ver cuando haceis uno en que sufra hasta lo indecible la despotenciada de la rubia ¡¡leches, ya está bien!!!. Blue.

Anónimo dijo...

Parece que Sara y Lucas, concientes de lo que se aman, se olvidaron de cuidar su amor y su magia..... y pasaron a aburrirse el uno junto al otro. Pero seguro que cuando aparezca Ana, Sara va a tener miedo de perder a su chico y reacciona. Y como Sara se proponga reconquistar a Lucas....... más pronto que tarde el chico cae fijo fijo.

No nos hagais esperar mucho, porfa...

Un beso.

Adriana

Anónimo dijo...

Dios, yo soy de los que le gusta sufrir por que luego todo se arregla pero dios no se por que esta historia me pone nervioso, me encanta pero al mismo tiempo ver a Lucas ahi derrotado y resurgir como el ave fenix o eso se cree el, por que seguro que es ver de nuevo a su ex-esposa con el policia con mas proyeccion del cuerpo y hervirle la sangre en caso de que la siga teniendo en las venas y no se la halla cambiado por horchata.

Despues de decir cuatro frases sin sentido solo deciros, que me encanta y deseando leer vuestra continuación.