21 agosto 2011

En lo que Aitor va a su habitación a buscar las cartas, Sara se dirige a la cocina a buscar un vaso de agua para poder ingerir los calmantes que ya le tocan. Lola y Silvia terminan de limpiar y de tirar toda la basura en una bolsa grande y aprovechando que ella pasa, su madre se dedica a besarla y achucharla. Curtís y Kike hace rato que se fueron acompañados de Rita y de Povedilla, que habían dejado a Luisa con una vecina y tampoco era cuestión de abusar. Paco sigue empecinado con la guitarrita de las narices, jaleado por Don Lorenzo. A Sara le hace mucha gracia ver a su padre y a su abuelo en esas condiciones, no es común verlos ni siquiera con una copa de mas, mucho menos con varias de ellas. Gonzalo y Mariano, casi sobrios, hablan sobre un reciente caso de secuestro que finalizo bien, gracias a la diplomacia del mediador que había llevado el caso. El ver a Sara tomarse los analgésicos hace que Paco tome conciencia de la hora y se le ocurra la bendita idea de soltar la guitarra. Con un poquito de esfuerzo se pone en pie y ayuda a levantarse a su suegro. Ya es de noche, hora de marcharse. Así se lo hace saber a Lola, que esta mas que dispuesta y a todos los demás. Busca a Lucas con la mirada por la sala, pero como hace mucho rato que no lo ve, cree que se ha marchado y aunque Lola se empeña en tomar un taxi, como Gonzalo insiste, ha traído su coche y esta en condiciones de conducir pues deciden irse con el. A Don Lorenzo se lo lleva Silvia, en el coche del comisario. Y así quedan todos repartidos. Como Sara les mantiene la puerta abierta para que vayan saliendo todos, inclusive Gonzalo, la besan y la agasajan al pasar.

Mo: buenas noches, hasta mañana….
Ma: que descanse Sarita…
Lo: si te duele mucho, me llamas…
Sil: ponte la crema que te di para los arañazos…
Pa: cariño, si bebes, no conduzcas…
DL: hasta mañana hija…

Mientras todos se despiden, en la habitación, Lucas le explica a Mónica como jugar al cinquillo, según este, si sabe jugar al poker de forma tan majestuosa, no puede costarle nada asimilar las reglas de un juego tan sencillo. Después de barajar y repartir 10 cartas a cada jugador, sale el que tenga el cinco de oros, los restantes jugadores, van colocando los cincos o todas aquellas cartas que siguen en progresión ascendente o descendente a las que hay en la mesa y que sean del mismo palo. Si no se tiene ninguna carta que echar, se le pasa el turno al siguiente jugador y obviamente, quien se descarte primero gana. Y el que gana es el único que se mantiene con la ropa puesta.

Sa: -sentándose en la cama- No seas ridículo… no podemos jugar con la misma finalidad que al poker… a este juego no le pega.
Lu: Por que no? En todo los juegos hay ganadores y perdedores… -y esta vez vas a perder tu- los perdedores pagan la prenda y ya…
Mo: Venga Sara…. –se debate entre retirarse o seguir jugando con Aitor- Tampoco puede ser tan difícil….
Ai: -entrando- Aquí están!!! Uffffff, no las encontraba….
Lu: Con vuestro permiso… -se pone un zapato- me voy a vestir para así estar en igualdad de condiciones.
Mo: -mira a Aitor libinidosamente- pero eso no es justo…. -coño, no- Esto es una continuación…
Ai: No te preocupes preciosa -sintiéndose deseado- yo me quedo así… si tu quieres….
Sa: joder… -mira a uno y a otro- Me estáis babeando el piso!!!!!! -se dirige a Aitor- por que demonios no os vais a tu habitación!!!!!
Mo: -ruborizada- Sara!!!!!
Sa: Mónica, que lleváis más de dos meses así…. Que estoy cansada de oírte a ti hablar de el y a el hablar de ti… coño que habéis perdido el culo los dos…. Reconocedlo y haced algo!!!!

Uno y otro saben que Sara tiene razón, se miran por un momento y lo saben, saben que se han enamorado, no lo dudan ni por un segundo y sin decir ni esta boca es mía, Aitor recoge sus zapatos del suelo y sale con Mónica de la mano hacia su habitación, para poder vestirse decentemente y salir de su casa, a pasear bajo la luz de la luna.

Sara y Lucas los ven irse alucinados. Entre ellos se hace un silencio incomodo. Oyen la puerta cerrarse y el mundo se les viene encima. Es la primera vez en años que están solos en una habitación. La tensión podría cortarse con un cuchillo. Es palpable, tangible, evidente. Lucas se pone en pie, debe salir cuanto antes del cuarto. No posee suficiente fuerza de voluntad como para permanecer a solas con ella y aparentar que no la desea. Presuroso camina hacia la puerta, sabe que tiene que irse pero antes de salir comete el error de mirarla. Por un momento, la mirada de ambos coinciden y en las dos se puede leer el mismo deseo contenido. Por que la desea, la desea como un poseso, como un loco. Ninguno de los dos se atreve a destrabar la mirada. El corazón de Sara palpita enloquecido en su pecho. En este momento no puede engañarse, no quiere engañarse, sabe que es el, que siempre ha sido el, el único dueño de su alma y de su cuerpo. Y se deciden, por lo menos por una noche se deciden, deciden vivir esta pasión que los consume. Y al mismo compás, al compás del deseo no satisfecho, se encuentran a medio camino entre la puerta y la cama. No importa, cual de los dos se acerco antes, no importa cual de los dos dio el primer paso. Solo importa sus ojos, en los que se pueden leer un amor inmenso, y sus bocas que con sumo cuidado, por las heridas de Sara, se besan apasionadamente mientras sus lenguas se reconocen entrelazadas. Haciendo que ella gima de placer. Nunca nadie ha logrado con solo un beso llevarla a tal grado de satisfacción. Todo pensamiento coherente ha abandonado sus cuerpos. Nada importa ya. Las manos de ella le mezan el cabello, mientras pasea su lengua por su garganta, mientras el le da pequeños besos en el lóbulo de la oreja que hace que se le erice todo el bello de su cuerpo. Lentamente la empuja y la recuesta sobre la cama con toda la dulzura, que ciertamente no es mucha, de la que es capaz en este momento. La ama, nunca ha dejado de amarla. Y su corazón se lo dice a gritos mientras la acaricia. Sabe que el cuello es su perdición, y mordisqueándolo su boca desciende lentamente hacia sus hombros. Con los dientes le baja los tirantes de la camisa, para poder seguir hacia su escote. Sus pechos se muestran sugerentes ante sus ojos, jamás vio sueño más bello y sin poder reprimirse, sin querer reprimirse, empieza a saborearlos como un condenado a muerte su última comida, haciendo con ello que ella gima de placer bajo su cuerpo. Sus manos no pueden estarse quietas y sin poder esperar mas le quita la camiseta mientras acaricia su espalda desnuda. Poco a poco van desprendiéndose del resto de la ropa, ya nada estorba sus caricias salvo el ansia desmedida de sus cuerpos. Y se lo susurra, cuando ya no puede mas, le susurra a Lucas las palabras que saben lo vuelven loco… por favor… hazme tuya, por favor… y así sin demora, pues lo desea mas que nada en el mundo, entra en ella de una forma voraz, total, plena. Sin poderlo evitar, ella se convulsiona de placer bajo su cuerpo clavándole sin querer las uñas en su espalda, haciendo así que ambos lleguen juntos a la cima del éxtasis, susurrándose palabras de amor dictadas desde la propia sin razón del placer, compartiendo una brutal vorágine de sensaciones llegando a ser por unos minutos, dos almas en una.

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