30 octubre 2011

Farsante 6º

[- Capitán, barco a la vista!!!!!


- Son ellos lince!!!!!!


-Bien, asegúrate de tener todo preparado!


El español sube raudo las escaleras, todo, desde hace días, esta listo para el abordaje. Los hombres esperan impacientes que el navío se acerque en una atmósfera de anticipación y audacia. 


Tan solo falta que el capitán les de la orden de atacar.


- Sarafin….pase le que pase ,escuches lo que escuches, no te muevas de aquí, me oyes?, si a la vuelta me entero de que has asomado por esa puerta, solo la punta de uno de tus dedos, te juro que lo lamentaras, no olvides que hace días que pienso que unos buenos azotes te harían mucho bien -la mira serio, espera estar asustándola lo suficiente como para conseguir que no saque su nariz por cubierta cuando estén en medio del abordaje, ya ha avistado al navío español, el barco en pleno se está preparando para ello, y él no puede permitirse que ella ponga en peligro el ataque, si él la viera, si la intuyera arriba mientras todo sucede, no podría tener puestos sus sentidos más que en protegerla, y no puede permitírselo, si pierden el botín de esa nave, tendrá problemas con toda su tripulación.


- Pero yo… no puede… que va a pasar? No ira a…?


- Escúchame Sarafin… te estoy dando una orden y te prometo por mi vida, que si la desobedeces te mandare azotar hasta que se te despelleje la espalda, lo has entendido?


No puede responderle, la posibilidad ser azotada la aterra sobremanera. La misma noche en que Tomas los traicionase, mando azotar a varios de los leales hombres de su padre y ella, jamás en su vida, ha visto algo tan inhumano como eso. 


- Cañones de proa!!! ¡Disparen! ¡Teniente, desplieguen las velas!


- Viraje a estribor! No dejéis que se alejen!!!!


La batalla es corta. Aunque el buque de la Real Flota Española es más poderoso, el brío del ataque pirata con el lince al mando, puede con la potencia de los cañones españoles. Al mediodía, los piratas ya tienen el control del buque español, y por orden de su capitán se dedican a despojarlo de cualquier riqueza que lleven a bordo. Varios son los muertos y los heridos, a los que el lince no pone ningún impedimento en que atienda el medico del navío español.


- No queremos que hayan más muertos y tampoco tenemos interés en vuestro navío. Permaneced en cubierta hasta que mis hombres terminen y no tendréis que lamentar más daños. 


La voz proviene del puente mando y allá esta él, orgulloso, con un pié apoyado en el timón y liando un cigarrillo. Lleva la espada sujeta a la cintura, aunque aun gotea sangre fresca... y Sara, incumpliendo, descaradamente, su orden, mira horrorizada el espectáculo. Maldito fuese el lince!!! Como podía atacar un barco español, un buque insignia de la armada española. Acaso no llamaban a su contramaestre, el español, no corría sangre española por sus venas. 


Tal como ha prometido el capitán, tras unas horas de intenso trabajo, donde cofres cargados de oro son traspasados de un barco a otro, por fin vuelven a izar las velas alejándose del maltrecho navío, que tan deteriorado, nada puede hacer por seguirlos.


El botín es bueno, muy bueno, aparte de las joyas y el oro, han conseguido un suculento cargamento de exquisiteces y vino español, rojo como la sangre, y en plena euforia tras el éxito logrado, todos en cubierta se abrazan gritando:


Viva el capitán! Viva el lince! Viva el español!


- Atiendan a los heridos, revisen los daños. Español, vamos


- A la orden capitán!.


En el camarote, ya aseados y tranquilos, Lucas y Mariano, brindan orgullosos ante todos los tesoros conseguidos, hablan de la lucha con desdén, se burlan de los hombres del otro barco, que salieron vencidos y Sara los escucha, apretando cada vez más la mandíbula. El lince se muestra especialmente orgulloso, altanero, y ella no puede más, era un barco español, y el lince lo ha desplumado sin piedad, ha visto caer al mar muchos hombres malheridos, hombres que seguramente a estas horas ya hayan perecido en el fondo del océano. Cómo puede el lince pavonearse de ello?


Mariano, cansado del fragor de la batalla, se retira a descansar, pero el lince no tienen aún sueño, la adrenalina sigue fluyendo por sus venas, ella hace el ademán de retirarse pero él la detiene


-Sarafín sírveme otra copa…-cuando ella se acerca de la mesa, el lince posa su mano con orgullo en un inmenso montón de monedas y Sara no puede evitar mirarlo con furia, está rabiosa. El la mira interrogante levantando las cejas y, dándose cuenta de su enfado, decide provocarla


- Hoy tendré un sueño tranquilo y reparador, siempre es así después de un trabajo bien realizado


Ella estalla, no piensa lo que va a decir, pero no puede evitar decir lo que piensa


-Trabajo? usted considera que esto es un trabajo?


El la observa estupefacto, tiene agallas la muchacha, eso tiene que reconocérselo.


- Tienes algo que objetar sarafín?


- Os acercasteis a ese navío con mentiras y engaños, para luego abordarlo y matar a más de la mitad de sus hombres, no es más que un….miserable


- Seguramente tengas razón, hay que ser muy…miserable, para acercarse a la gente con mentiras y engaños


- Además era un barco de la corona española, usted no tiene escrúpulos!


- Y sin duda tu tienes mucho coraje para venir a insultarme en mi propia cara, en mi propio camarote, seguramente debes de creerte mucho mejor que yo, tu nunca debes haber engañado a nadie verdad… Sarafín? –arrastra cada una de sus palabras, esta furioso.


Empiezan a flaquearle las fuerzas, ella esperaba poder escupirle a la cara lo que pensaba de el, decirle que lo consideraba un ser despreciable, y en cambio, él no ha hecho más que acorralarla


- Acaso te crees tan distinto a mí Sarafín? sin duda porque no eres más que un muchacho todavía, date tiempo los mentirosos acabamos saliendo siempre a la superficie. -la mira con intencionalidad, la siente nerviosa, el deseo que siente por ella y la adrenalina que le corre todavía por el cuerpo lo están volviendo loco


Ella lo mira furiosa, desearía decirle lo mucho que lo desprecia, pero no puede, él la está mirando de una manera extraña, algo hace que no pueda destrabar su mirada, y sin poder evitarlo nota como su respiración empieza a agitarse


- Dime serafín estás seguro de que tu nunca has engañado a nadie? No eres más que un ladronzuelo, seguro que sí lo has hecho, no trates de negarlo, recuerda que somos de la misma…


- Usted y yo nada tenemos que ver señor! Solo es un sucio pirata.


El lince se está divirtiendo, hoy se siente fuerte, poderoso, siempre es así después de una dura pelea, empieza a despojarse de su camisa, preparándose para dormir, pero lo hace lentamente, mirándola, retándola, viendo en los ojos de ella su propio deseo, Sara está incómoda, no sabe hasta donde la palabras del lince eran solo para herirla y hasta donde para decirle en voz alta que sabe la verdad, quiere irse, pero él no tiene ninguna intención de decirle que se retire.


No se lo piensa dos veces, se da la vuelta y se dispone a irse, cuando nota la mano del lince sujetándola por el brazo, autoritario, su cara refleja un deseo casi cercano a la locura, necesita besarla, sentir el contacto de sus labios, su sabor.


Sin esperárselo siquiera, siente las manos de Lucas en su cintura y como la gira rápidamente. es un gesto rápido, fuerte y Sara queda de repente a tan solo unos centímetros de la boca del lince. nota el calor de su aliento, escucha como sus respiraciones se confunden, él solo la mira, con un gesto rápido él la despoja de la gorra debajo de la cual ella ha creído esconderse, se sabe descubierta, y antes de poder recuperarse de la sorpresa, siente sus labios sobre su boca exigiendo una respuesta.


- Tienes razon, pequeña mentirosa…. solo soy un pirata, sólo soy un hombre que te desea, que se muere por tenerte, por sentirte, por hacerte mía.... que está enloquecido por sentir todo lo que no ha sentido nunca con ninguna otra mujer y créeme... mujeres son las que me han sobrado siempre. -la mira a los ojos, sus labios se vuelven a acercar peligrosamente a los de ella


- CAPITÁN, SUELTEME, NO SABE LO QUE HACE!!!!! –intenta forcejear confundida, dolida, celosa- Yo no voy a ser una mujer más que añadir a su larga lista de conquistas -replica ella entre ofendida y tentada al volver a tener su cara a centímetros de la suya.


- Pequeña… No he deseado en mi vida a otra mujer como te deseo a ti en este momento -sigue mordisqueándole el lóbulo de la oreja extasiado eliminando todas y cada una de sus defensas, la acerca hacia una de las paredes del camarote, está cercada por su cuerpo y él empieza a besarla, está loco por ella, la desea, la necesita. Ella responde a sus besos tibiamente aunque sabe que no puede parar, desea acariciar su espalda morena y perderse en sus infinitos ojos oscuros.


Sigue besándola hambriento. Con cuidado la acomoda sobre la cama y se estira sobre ella, besándola, lamiéndola y saboreando el aroma de su cabello. Durante muchos días no ha podido pensar en otra cosa, no ha podido sacársela de la cabeza, y ahora esta ahí, en su camarote, totalmente entregada, dispuesta a darse en cuerpo y alma a él, Posiblemente, el primer hombre que va a poseerla...


Esta totalmente enloquecido de deseo. Lentamente la sienta sobre su regazo y va acercando sus manos a los costados de ella hasta sentir bajo sus dedos sus pechos henchidos de goce.


Sara es incapaz de articular ni una sola palabra coherente. De su boca, solamente salen suspiros de placer. El sentir las duras manos del lince sobre sus pechos le producen tales sensaciones que cree que va a morir de placer de un momento a otro.


Cuando siente que con cada caricia suya, la piel de Sara se eriza, la obliga a levantarse y a quedarse parada frente a él. Sin decirle nada, el lince le saca por la cabeza la camisa que todavía lleva puesta y con prisas le arranca el pantalón. En un unos instantes, Sara queda desnuda ante sus ojos. Con un sentimiento de pudor, intenta cubrirse con sus manos, pero Lucas la detiene.


- No te cubras, eres lo más hermoso que he visto en mi vida... 


Aún sentado en la cama, acerca su boca a su ombligo para besarlo. La desea, la desea mas de lo que ha deseado nunca a otra mujer. Mientras ella acaricia su cabello febrilmente así que ya no hay vuelta atrás, la va a hacer suya y nada ni nadie podrán impedirlo.


La recuesta nuevamente sobre la cama y acerca sus labios a su boca y comienza de nuevo a besarla, lentamente, intentando que el placer le haga olvidar los nervios y el miedo que debe sentir. Es la primera ves que esta con una virgen y no sabe como actuar, tan solo sabe que esta sumamente complacido. Continua acariciándola, excitándola con sus manos y con sus labios, hasta que desliza su mano entre sus piernas y siente que ella ya esta preparada para recibirlo.


Hambriento de ella no puede dejar de besarla mientras con su rodilla se abre paso entre sus muslos. La siente gemir, y suspirar de placer, y su masculinidad se hace más que evidente. Necesita poseerla ya, necesita fundirse en su cuerpo y hacerla suya sin más dilación. Con cuidado acaricia su cintura mientras va entrando en ella lenta y dulcemente con suaves acometidas, que la hacen gemir cada vez con más intensidad, hasta que ambos llegan a la cima del placer y un orgasmo simultáneo los sacude a los dos como un vendaval. el placer, un placer infinito, subyugante, inagotable se hace presa de sus cuerpos mientras ella siente a manos de su experto amante, la desconocida sensación que por primera vez experimentan sus sentidos, permitiendo elevarse en espíritu y descender en una frenética danza de gozo terrenal hasta lograr la consumación de sus almas y de sus cuerpos. Sin saber que el hombre que esta a su lado, esta igualmente subyugado ante lo que acaba de experimentar y de sentir. Una experiencia suprema nunca antes jamás experimentada, ni con las mas variopintas amantes.


Mientras sus respiraciones se acompasan, el lince, que aún permanece unido a ella íntimamente, y al que necesita besar y acariciar, demostrándole así lo feliz que se siente, le susurra;


- Cual es tu verdadero nombre “Sarafin”? –le acaricia el rostro con la yema de los dedos.


- Me llamo Sara, capitán… Sara Miranda. 


- Sara, me gusta… No crees que deberías tutearme? –esta completamente y absolutamente maravillado con ella.


- No lo se…. Vamos a hacer esto mas a menudo? –una vez mas habla sin pensar para sonrojarse inmediatamente, lo que hace que el lince suelte una sonora carcajada.


- Oh si, todo lo a menudo que nos sea posible… -rueda con ella sobre la cama, acomodándola encima de el.


- Entonces creo que si!

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