
Escondida detrás de la pared, intentando pasar desapercibida, me di cuenta de dos cosas en las que hasta ahora no había caído. La primera es que todos somos humanos, todos. Nos equivocamos, caemos, nos desesperamos e incluso, en muchas ocasiones, fallamos a las personas a las que más queremos. La segunda cosa que deduje, con toda claridad, es que ninguna relación es fácil; cuesta tanto mantener un amor de veinte años y no dejarse llevar por las fisuras, como empezar una historia que parece imposible.
Al ver a mis padres allí, abrazados, superando lo que en muchas parejas hubiera significado una ruptura inmediata, me di cuenta de que sin lucha nada es posible. Pero también, vi a Mariano, al que únicamente yo tuve en cuenta durante ese abrazo. Observé como miraba a mis padres, y como se moría de dolor. Y me vi a mí misma con la misma cara y pensé que la lucha, sin esperanza, aunque sea una mínima esperanza, tampoco tiene sentido.
Otra vez hecha un lío intenté acercarme a Aitor. Me puse un escote totalmente exagerado, me comporté como no soy, solo por llamar su atención. Y me dieron la lección de mi vida, y donde más duele.
Como me propuse, conseguí quedar con el y apareció a la cita a acompañado de Carlota, de la que al parecer se ha hecho muy amigo. El no me dejo hablar y me confeso que aunque me quiere demasiado, mas de lo que quisiera, no va a volver a quererme, no va a volver a darme otra oportunidad ni a mi, ni a lo nuestro. Intenté explicarle a Aitor que no soy tan mala, que no soy la niña caprichosa e indecisa que todo el mundo ve Pero... ¿Cómo explicarle que aún amando al amor de mi vida, más que a nadie en el mundo, quiero intentar seguir adelante y que creo que quizás él pueda ayudarme a salir de aquí? ¿Soy egoísta? Sí, mucho. Se que no puedes intentar seducir a alguien para después, tan solo segundos después, decirle que amas a alguien mas que a tu vida misma, pero que como ese amor no funciona, te hace daño y solo es un imposible, te vas a conformar con el segundo plato.
Y Aitor ya me advirtió hace mucho que el no iba a ser segundo plato de nadie, por eso me habla así, por eso va a saco conmigo.... Esta cabreado y lo entiendo, aunque me pese lo entiendo.
Quiero a Aitor, pero jamás en la vida le querré como quiero a Lucas, pero, ¿no tengo yo también derecho a ser feliz?¿No tengo derecho a equivocarme en pos de mi felicidad?
No. Carlota me lo dijo bien claro. Tengo derecho a ser feliz pero no a costa de los demás.
¿¿ Por qué todo es tan díficil?? ¿¿Por qué no puedo querer a Aitor como él me quiere a mí, o por qué no pueden ser las cosas más fáciles con Lucas??
Pienso continuamente como le irán las cosas a Lucas en la cárcel. Si estará bien, si pensará en mí. No debería hacerlo, pero no puedo sacarle de mi cabeza en todo el día.
No espero que nadie me entienda, porque ni siquiera lo hago yo. Solo quiero seguir hacia delante, cueste lo que cueste.
4 comentarios:
me gustan esas reflexiones de la niña, tan reales como la vida misma. un beso.
Leyendo lo que habeis escrito me reafirmo en mi idea, Sara necesita hablar con alguien, una amiga, su madre, alguien cercano o quizas Felix, necesita desahogarse con alguien, contarle como se siente, que teme, que quiere, alguien que le ayude a encauzar su vida, que le aconseje..... esta en medio de una encrucijada y necesita parar, respirar, tomar aire y paso a paso, tomar las riendas de su vida. No tienes prisa Sara, date tiempo y decide.
Estaría muy bien que Sara tuviese alguien cercano que la escuchase, pero la reflexión, y la decisión que tome, son sólo suyas. Y seguro que acaba haciéndolo bien.
Yo tmb creo k tendría k hablar con alguien , y creo k la persona ideal es carlota . Puede que ahora las cosas no estén demasiado bien entre ellas , pero es la unica k conoce las dos partes .Y lo mismo me pregunto yo , ¿ porque todo tienen que ser tan difícil ? me ha encantado !!
susi
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