- Sara, necesito hablar contigo cariño.
- Necesito hablar contigo- se burla de el- pues yo no quiero hablar contigo, vale?
-Ya sé que no quieres, pero tenemos que hablar….
- porque tú lo dices, no? Pues perdiste tu oportunidad de hablar cuando me dejaste tirada en el aeropuerto
- Sara, ya eso te lo explique… te conté lo que pasó.
- Me da igual Lucas…. me da igual lo que pasara, me dejaste tirada a
- Joder ¿No puedes olvidar eso?
- ¿Olvidar qué Lucas?? Olvidar que nunca soy para ti lo primero, olvidar que lo nuestro nunca saldrá bien, Pues no, no puedo, es más, no quiero. Me tengo que ir!!!!!
- ¿A dónde vas?
- A donde me da la gana.
- Vale…. –le abre la puerta del coche, igual en el camino podrán hablar -Yo te llevo.
- Ni de coña!
- Sara! –la agarra del brazo dispuesto a retenerla solo unos segundos más pero ella lo aparta furiosa.
Se da la vuelta y camina decidida mientras Lucas la ve marcharse. Sabe que la está perdiendo y sabe también que si Sara ha decidido no perdonarlo y escucharlo, no lo va hacer por que es tanto o más cabezota que él. Las palabras de Mariano resuenan en su cabeza, “haz algo y hazlo ya” y desesperadamente busca la forma de retenerla.
Repentinamente cambia de actitud. Se acerca hasta ella y la sujeta firme, y como antes, la abraza con fuerza rodeando todo su pequeño cuerpo con sus brazos, pero ella esta vez no se deja hacer y se revuelve furiosa intentando escapar de ese abrazo, escapar de esos brazos que tanto desea, muy a su pesar. Y él se exaspera, solo quiere que ella lo escuche, solo eso. En su desesperación una idea absurda pasa por su cabeza, sabe que no debe hacerlo, que de enterarse Paco volvería a recriminarle que es un descerebrado, que no es bueno para Sara pero le da igual que Paco piense eso si ella misma lo piensa también. Tiene que conseguir que lo escuche, sabe que es su última oportunidad de no perderla, y es ahora o nunca.
- Te suelto si entras en el coche para que podamos hablar.
- Y una mierda, suéltame –intenta zafarse de su abrazo- qué me sueltes!!!!!
- Estate quieta coño!!!!! –tal como la tiene abrazada la levanta en vilo mientras ella patalea furiosa- joder!!!!!!
- Qué me sueltes!!!!!!
- Shhhh, pues estate quieta coño!!!!! Solo quiero que hablemos!!!!!!
- Que no quiero hablar contigo!!!!!! Que no quiero….!!!!! –no puede seguir gritando porque Lucas le tapa la mano con la boca, y como puede la mete en el asiento delantero del coche pero tarda él mas en hacerlo que ella en lograr salir de él.
- Joder Sara!!!!
- Estás loco Lucas!!!!!
- Sara no tienes el valor de ser sincera conmigo y admitir que me quieres
- ¡He decidido no quererte!
- Mentirosa!!!!! Me quieres, lo se…
- Sigue flipando!!!!! –se da la vuelta y se aleja sin mirarlo- déjame en paz!!!!!!
Es una locura, un disparate, posiblemente el acto mas irracional que haya llevado a cabo nunca, pero no se para a pensarlo, como puede la mete en el maletero del coche y sin soltarla le amordaza las manos, intentado esquivar los golpes que Sara le lanza cabreada mientras patalea y suelta los mas variados insultos por su boca hasta que también se la tapa con cinta aislante americana. No se para a pensar que el cabreo de Sara va ser de órdago. En realidad, simplemente no se para a pensar en nada, tan solo en lograr meterla en el maletero y salir de ahí…. Si tuviese un bote de cloroformo…
- Estate quieta con los pies coño!!!!!!
No puede creerlo, no puede creer que Lucas le este haciendo esto. De la impotencia que siente la sangre le hierve en las venas, se la llevan los demonios. Ahora si que no lo va a escuchar ni muerta. Pa chulo él, chula ella.

- Te he dado tiempo para que lo admitas a tu manera, ahora vamos a hacerlo a la mia.
Frustrada le enseña el dedo, que es lo único que puede mover, mientras farfulla, lo que le deja la mordaza, donde puede metérselo.
Sin darse tiempo a arrepentirse, se sube al coche y sale del parking como alma que lleva el diablo. Con la rabia nublándole la visión, loco de celos, descarga su furia sobre el pedal del acelerador mientras siente como el coche casi vuela, sabe a ciencia cierta a donde se dirige, ese es un lugar especial para los dos y ella va tener que reconocer que lo sigue queriendo tanto o mas como él la quiere a ella.
El coche va dando bandazos debido a la velocidad y ella en el maletero intenta sujetarse para no golpearse contra el techo. Está furiosa pero a la vez siente miedo. Ella conoce a Lucas mejor que nadie, mejor quizás que él mismo y no debió decirle esas palabras solo para herirlo. Ahora mismo siente que lo odia con todas sus fuerzas. Sus últimas palabras, antes de cerrar el maletero sonaron como una terrible sentencia. Él tiene razón. Conociéndolo, siente miedo, de él y de ella. Por primera vez, en toda su vida, le da miedo la intensidad de sus sentimientos por Lucas, porque lo odia y lo ama con la misma intensidad.
Inconscientemente un temblor recorre su cuerpo, sabe que Lucas es incapaz de razonar cuando algo lo desespera y ella sabe que lo ha llevado al borde de la desesperación.
De pronto el coche se detiene y casi sin respirar escucha atenta los sonidos del exterior buscando algo que la sitúen y la hagan adivinar donde están. No pueden estar muy lejos pues apenas han transcurrido unos diez minutos, aunque a la velocidad que iban todo puede ser. Expectante siente pararse el motor y la puerta del piloto abrirse y cerrarse para un instante después ver a Lucas sonriente, como si se hubiese salido con la suya y ella fuese a escucharlo, abrirle el maletero.
Quieta lo mira sin mover ni un solo músculo, sabe con certeza que Lucas jamás le haría daño, jamás seria capaz de lastimarla, y eso es una baza que juega a su favor. El verla tan tranquila, tan aparentemente relajada lo hace ser descuidado y despacio, dando gracias al cielo, por que Sara haya entrado en razón, le corta las cintas que la mantiene sujeta, primero las manos, luego los pies y por ultimo la cinta que le tapa la boca. Lo coge totalmente desprevenido pero es tanta la rabia que siente, que sin pararse a pensar, según sale del maletero y con el grito de “cabron” le propina una patada certera a en la mejilla, cerca de la boca que por un momento lo deja descolocado en el suelo. Sin mirar atrás, y con un cabreo monumental echa a correr, sin llegar muy lejos, pues los brazos de Lucas se cierran sobre su cuerpo como una coraza. Esta indignada, furiosa y los golpes y patadas se suceden uno tras otro. Golpes certeros que pegan a Lucas y hacen que se retuerza de dolor. Aún así, él no la suelta y ella es incapaz de zafarse de su cuerpo y salir corriendo, huyendo, una vez más, de él. Y lo desea, es lo que más quiere, salir de allí y demostrarle que nada de lo que diga o haga puede convencerla, pero ambos saben que la batalla está perdida aun antes de haberla comenzado.
Por un momento cesan los golpes pero Lucas, temeroso de que solo sea una trampa, no se separa ni un ápice de ella. Se dedica a abrazarla con fuerza, y aprovecha el momento para oler su pelo, para acariciar de forma imperceptible para ella su cuello y sus hombros, sintiendo de nuevo miles de sensaciones que ya pensaba que estaban muertas. Pero tenerla tan cerca le recuerda porque están allí, porque tuvo que atarla y porque él está tan desesperado.
Ella no puede evitar sentir lo mismo; por un momento, la rabia que siente contra él se ha quedado dormida dejando paso a un enorme deseo que es más fuerte que ella. Dejándose llevar, mira a su alrededor y al comprobar donde están, una sonrisa se dibuja en su cara, sonrisa que Lucas puede adivinar y que le hace pensar que no todo está perdido. Siente sus brazos rodeando su cuerpo, el calor que emanan sus desnudos brazos y siente el perfume de él, aquel que tanto ha añorado durante tanto tiempo. Siente su aliento en su nuca, y como una fuerza embriagadora se va apoderando de ella y de todos sus sentidos. Ha vuelto, ha regresado aquello que nunca se fue, simplemente ella dejó escondido: el deseo, el amor… ese hilo invisible que siempre les ha unido y que les junta, y les separa, para volver a unirles luego con más fuerza si cabe. Llevan mucho tiempo sin compartir tanta intimidad; están solos en medio de aquel lugar que tanto ha significado para ellos siempre, y los recuerdos le asaltan y le invaden por completo haciendo que sus piernas se tambaleen y flaqueen al abrigo de los brazos de él. Por eso tiene que escapar, porque él todavía no ha dicho nada, ni una sola palabra, ni una explicación y ella ha vuelto a caer. Sabía que de estar a solas con él ninguno de los dos podría contenerse y así ha sido. Sabe que le ama, que no puede vivir sin él pero también que no puede ser, que nunca va a funcionar y esa certeza es la que le hace escabullirse de su cuerpo y salir corriendo, para intentar dejar, nuevamente, a Lucas detrás, fuera de su vida.
Corre lo más rápido que puede porque el miedo la hace más veloz; el miedo de volver a sentir que sin él nada tiene sentido la impulsa a correr más deprisa, con más fuerza, y más rabia. Solo se detiene para coger piedras y lanzárselas, sin medir en ningún momento el daño que realmente puede hacerle, es una lucha de voluntades, una lucha entre el si y el no, una pelea por la felicidad o el desamor.
Finalmente Lucas le da alcance, al llegar hasta ella, la agarra por una pierna deteniendo por fin su huida y cae exhausta en el suelo. Ella lucha desesperada para que la suelte pero ya no puede mas, esta agotada, y se esta quieta finalmente. La respiración de ambos es agitada, pero al arrodillarse a su lado, Lucas comprueba como las lágrimas brillan en su cara. La respiración entrecortada apenas les deja hablar y mientras piensan en algo que decir, dejan que sus pulsos vayan tomando su velocidad normal. Alguno tiene que romper el hielo, alguno tiene que decir algo y salir de esta situación tan absurda, pero son conscientes de que esas palabras pueden significar mucho para ellos, volver a estar juntos o separarse para siempre, y tienen que pensar bien cada sílaba que salga de su boca.
- Lucas, ¿por qué me haces esto? Déjame por favor, quiero irme a casa.
- Antes vamos a hablar.
- No, no quiero hablar. Nada de lo que tengas que decirme puede interesarme. No voy a volver contigo, ni ahora, ni mañana, ni nunca –la rabia vuelve a ella, la necesita para decirle a Lucas que no quiere volver a estar con él sin flaquear. No puede mirarle a los ojos y contarle la mayor mentira del mundo sino se envuelve de la rabia que ha sentido desde que dejaron de estar juntos, tantos meses atrás.
- Dime la verdad Sara, dime que no me quieres, que se ha acabado –la coge del brazo y la levanta, y se coloca a escasos centímetros de ella -Dime mirándome a los ojos que lo nuestro no te importa lo suficiente como para no luchar contra todo y contra todos. Dime que me has olvidado y me iré, nos iremos de aquí. Entonces se habrá acabado todo, las miradas, los besos robados, los secuestros, los descampados… Todo, Sara. Se habrá acabado para siempre.
- Siempre igual, estoy harta. Siempre con ultimátum ¿Por qué siempre tenemos que hacer las cosas cuando tú quieres? Ahora el niño quiere hablar pues me secuestra, cuando quiere estar conmigo lo tengo que dejar todo para ir detrás de él ¿Siempre tiene que girar todo el mundo a tu alrededor Lucas?
- Pero, ¿de qué coño hablas? No te estoy hablando de mí, ¿es que no lo entiendes? Ahora no se trata de mí o de ti, se trata de nosotros. Ambos hemos cometido errores, la hemos cagado mil veces, pero yo estoy dispuesto a dar la cara y dejarlo todo atrás
- Yo no. No puedo olvidar todo como si no hubiera pasado.
- ¿Ni siquiera si eso nos cuesta no volver a estar juntos jamás?
- Ni siquiera.
- Está bien. Se acabó. –le da la espalda y se aleja hasta el coche, despacio, mirando al suelo, derrotado. Lo ha intentado, ha dejado todo su miedo, su orgullo a un lado pero ella no es capaz de olvidar. Quizás ha llegado el momento de hacerle caso a Lola y dejar volar a Sara de una vez, dejarla libre para hacer su vida.
- Lucas
- ¿Sí? –se acerca hasta él y le mira. Ve sus ojos llorosos, y se ve ella a través de ellos, como antes, como siempre. Sabe que no está haciendo lo que siente, pero siente que es lo mejor.
- ¿Me llevas a casa…. por última vez…..?
El camino de vuelta a San Antonio se hace duro y pesado. Sara mira por su ventanilla y concentra toda su atención en ver la lluvia caer y salpicar los cristales. Ve gente correr por la calle, ajenos a su tristeza y se siente terriblemente idiota. De reojo mira a Lucas que, serio, se concentra en la conducción sin dedicarle si quiera una mirada en todo el viaje. El nudo en el estomago y las ganas incontenibles de llorar le advierten que quizás sea eso lo que le espere desde ese mismo momento: la indiferencia de Lucas, las migajas de su vida, simplemente el recuerdo de aquello que un día les llenó por completo.
Se bajan del coche y sin decir nada se dirigen hacia el interior de la corrala, despacio, arrastrando los pies, con la mirada perdida. Viviendo ese momento juntos y solos, ese que probablemente sea el último.
Con cuidado saca las llaves de su casa del bolsillo, y ella ve como abre la puerta y se mete dentro, sin tan siquiera dedicarle un “buenas noches”
- No puedes hacer esto, no puedes. No puedes secuestrarme, llevarme al descampado, decirme que me quieres y alejarte de mí sin ni siquiera despedirte Lucas. No puedes hacerme esto –envuelta en lágrimas y dolor abre la puerta de su casa y se lo encuentra echado en el sofá.
- Me he despedido Sara ¿O el “se acabó” del descapado te ha sonado a otra cosa? –no lo dice de mala leche, ni siquiera con rencor ni nada parecido. Solo lo deja caer, esperando que esa conversación se acabe ahí. Si ella quiere alejarse de él, que lo haga rápido, para que duela menos.
- No. Siempre es igual. Me dejas a mí toda la carga y tú te quedas libre. Es todo blanco o negro contigo siempre. Tú vuelves y yo tengo que elegir en ese mismo momento o sino ya no tendré ocasión.
- Llevo meses diciéndote lo mismo, creo que tiempo has tenido de sobra. – sigue echado en el sofá y sin el menor animo de acercarse hasta ella.
- Eres….. –no puede hablar. Los nervios y el dolor le impiden soltar una sola palabra más y Lucas, al verla así, no puede dejar de abrazarla. Sabe que no debe, que no puede volver a ella una y otra vez sino quieren estar siempre igual. Pero no puede verla llorar y quedarse quieto. Es Sara, su Sara, y él es incapaz de verla sufrir. –No quiero que esto acabe así Lucas….
- Schhhhhhsssss. Calla ya, mi niña. Ya ha pasado. Tranquilízate, que todo está bien.
- No, no está bien. Nada está bien. No me digas que me calle como si siguiera siendo la niña de ocho años que puedes calmar con una sonrisa. No quiero tranquilizarme, no me da la gana. No quiero que esto se acabe así… No quiero que acabe de ninguna forma.
- ¿Qué?
- Que no quiero vivir sin ti Lucas. Que quiero estar contigo, pero no quiero estar seis meses juntos y que aparezcan otra vez problemas y nos tengamos que separar. Tengo miedo de que todo vuelva a ser igual. Lucas, necesito saber que esto va a ser para siempre.
- Sara, no puedo prometerte eso. Ojala pudiera, pero no puedo. No puedo decirte si esto durará un mes, un año o veinte. No puedo prometerte que nunca tendremos más problemas. Pero te puedo asegurar que voy a intentar estar toda la vida contigo.
Sara le agarra la cara y mirándole a los ojos, se atreve a hacer lo que lleva tanto tiempo deseando en silencio. Ambos flotan con ese beso y vuelven a sentir que el mundo les pertenece solo a ellos.
8 comentarios:
Muy bueno el relato, supongo que se acercará bastante a lo que nos ofrezcan en el capitulo, pero no me gusta esa manera en que Sara trata a Lucas, no se lo merece, el da su vida sin pensarselo por Sara,y aunque fallara en el aeropuerto, le ha pedido perdón mil veces y ella no perdona, le ha importado un pimiento que estuviera en la carcel, desaparecido o incluso muerto, aunque se reconciliarán (como sabemos), Sara me ha decepcionado totalmente.
es perfecto me ha encnatado como lo habeis enfocado enhorabuena clara
No se si estoy valida para dar una opinión pero lo intentaré.
La actitud de Sara me recuerda a la de Lucas cuando volvió a San Antonio después de que vivieran 3 meses juntos. La escena en la que Lucas le dice a Sara que sólo es su vecina y la hija de su mejor amigo me recuerda mucho a la que vimos en la cocina en el capitulo 62 pero a la inversa (ahora es Sara quien quiere olvidar)
Y hay que decir que Lucas tampoco perdonó a Sara por marcharse aunque no paraba de decir que la comprendía.
Sinceramente creo que ahora estamos viendo lo mismo pero a la inversa. Igual que Sara se marchó para intentar poner un poco de orden entre sus padres Lucas se retrasó para convencer a Mariano, su familia, de que no cometiera el error de su vida.
Ambos se sintieron abandonados y les costó mucho perdonar, pero al igual que Lucas se olvidó de todo lo que había pasado para intentarlo de nuevo, me imagino que Sara también lo hará, aunque ella preste un poco de más batalla para darle vidilla al asunto y nosotras nos quedemos sin uñas.
Bueno casi os escribo una tesina solo para deciros que me gusta mucho vuestro relato (y todos los que he leido esta última semana)y que simplemente estamos viendo a Sara en el papel de Lucas durante la cuarta temporada.
Besos
chicas de verdad que bravo, ha sido una pasada. esperemos que la escena de verdad sea igual de emocionante.un besazo pa mis lauras
ojalá pongáis el momento cena y cocina...está genial
¡Que bonito chicas! Me conformaría con que los guionistas supieran hacerlo la mitad de bien que vosotras...
Cri_s
Espero que lo que nos ofrezcan la próxima semana sea tan bueno como lo que nos habeis puesto vosotras.
Me ha encantado.
Elsara
Lo habeis bordado!!! como llegais a ser capaces que se me haga la espera más corta, es como si estuviera viendo avances en cada momento. Sois fantásticas!! ahora voy a estar pendiente de ver los fallos que han cometido porque el vuestro es perfecto.
Un montón de besos para las dos.
Ayla
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