¿¿Tú crees que hoy va a llover??

"- ¿De qué quieres que hablemos?

- De cualquier cosa sin que me mires como si me estuvieses perdonando la vida.”

¿Lo oléis? Ese olor a humedad que flota en el ambiente cuando está a punto de llover.

Cuando la gente todavía no nota la lluvia, pero comienza a caminar más deprisa, porque sabe que sino le va a pillar el diluvio en la calle. Ese momento, en el que los más previsores abren ya su paraguas para no tener que lamentar después.

Así estamos ahora. Mirando al cielo porque sabemos, que dentro de poco nos va a caer una buena. Pero no corremos hacia ningún lado, nos quedamos paradas, expectantes, porque la lluvia se ha hecho esperar mucho, y después de tanta sequía, el agua se nos hace muy necesaria.

Pues ya llega chicas. Primero ese olor, luego las primeras gotas y la pregunta imprescindible “¿¿está lloviendo?? Los más escepticos te dirán que no, como siempre, y al final son los primeros que se mojan de tanto esperar para sacar el paraguas.

Después, la suave brisa del agua cayendo sobre tu cara y luego, cuando la tormenta arremete con más fuerza, todo tu cuerpo mojado, tu ropa, tus zapatos y esta vez, nuestros corazones también.
Porque hemos esperado mucho y esta vez, no nos vamos a refugiar de la lluvia. Vamos a sentirla caer sobre nuestras cabezas….

- ¿¿De qué quieres que hablemos??
- De cualquier cosa sin que me mires como si me estuvieses perdonando la vida.
- ¿Para qué si tú me sigues mirando como si no lo hubieras hecho?
- Lucas, de eso ya hemos hablado.
- ¿Ah si? ¿Cuándo? ¿En tus sueños?

Se queda un momento callada, porque realmente si, lo han hecho en sus sueños. En sueños se han dicho muchas cosas, se han perdonado otras tantas, y se han reconciliado mil veces. Pero despierta todo es más difícil.

- Está lloviendo –Mira por la ventana. Realmente está lloviendo. Parece que el cielo hoy está de su parte. Sonríe y vuelve a mirarle. Él también sonríe y la mira.
- Nunca ha dejado de llover.
- Ni lo hará.

Se miran, y ambos, sin decir nada, se levantan. Lucas abre la puerta y deja pasar a Sara para cerrarla después a sus espaldas. Después volverán a sentarse en esa mesa, o en cualquier otra para hablar, para explicarse. Pero ahora solo pueden pensar en sentir la lluvia cayendo por sus cuerpos mientras, apoyados en la barandilla sin tener que esconderse se miran, y saben que todo ha vuelto a empezar. Y esta vez, será para siempre.

¿¿Y a ti cómo te gustaría que fuera esa conversación?? ¿¿Tan simple como esta, sin palabras, solo con miradas o diciéndose las verdades a la cara??

Sea como sea, pero como dice Lucas, a partir del martes queremos…


¡¡¡¡doble ración de cariño!!!! y mucha lluvia