Cuando consiguió separar su cuerpo de aquella fría puerta, sus pies cansados la condujeron directamente hacia la vacía y fría cama que ya no comparte con nadie.
En ese momento era lo único que necesitaba: enterrar la cabeza entre la vieja almohada y sentirse lo más lejos posible de aquel beso, aquellos labios extraños y aquel miedo a echar de menos lo que antes era tan suyo.
Dejó pasar las horas sin poder dormir, mientras miraba su teléfono móvil esperando una llamada que no llegó. Comprobó la cobertura, las tres rayitas le confirmaron que la antena que estaba encima del edificio contiguo seguía operativa. También comprobó la batería, el volumen, el cual subió al máximo, y hasta lo llegó a poner en vibrador, pero el móvil siguió sin sonar. Lucas no le devolvió la llamada, quizás porque no la había visto. O puede que si la viese, pero simplemente tuviera algo más importante que hacer. O puede ser que, después de estos meses sin ella, ya no sea tan importante para él, ni siquiera para contestarle a una simple llamada.
Rendida ante la evidencia de que él no iba a llamar y destrozada ante tal certeza, cuando los primeros rayos de sol entraron por la ventana, dejó que sus ojos se cerraran y se abandonó al sueño para dejar de esperar, para poder olvidar.
A la mañana siguiente, cuando se despierta en la que es su casa desde hace dos meses, desde que abandonó el hogar que compartía con Lucas, se debate entre la obligación de ir a trabajar y las pocas, o ningunas ganas de hacerlo.
Tendría que hacerlo pero no puede, no tiene fuerzas siquiera para levantarse de la cama, mucho menos para ir a la comisaría. Allí se encontrará con Gonzalo, y tiene decirle que no quiere volver a besarle, que no quiere cenas a la luz de la velas, ni nada que le recuerde a otros momentos del pasado, con otra compañía donde si se sintió verdaderamente feliz. Tiene que hacerle daño, quizás romperle el corazón, quizás dejárselo tan destrozado como ahora lo tiene ella.
Allí también se encontrará con Lucas y quizás, solo quizás, hoy vuelvan a dirigirse la palabra. A Sara nada le gustaría más a pesar de que lleva meses evitando encontrarse con él. Han sido meses llenos de silencios, de miradas que se escapan y sobre todo lleno de huidas. Porque ahora, sola en su habitación, no tiene miedo a reconocerlo; ha huido de él y de toda su historia. Y ni siquiera sabe por qué.
Ahora ni siquiera es capaz de recordar por qué aquel día le dijo que ya no sabía que sentía por él, y que era mejor dejar de ser un matrimonio ¿Por qué lo hizo? Quizás fue el miedo a que él se cansara de ella, quizás el miedo de verse invadidos por la rutina. No lo sabe. Ha estado meses huyendo y no sabe todavía de qué.
Porque realmente lo que le hacía huir no era Lucas. Nunca ha podido escapar de él. Huía de sí misma, del miedo que sentía cada vez que él llegaba tarde o no le daba un beso antes de dormir. Huía del miedo a no saber vivir sin él si algún día se marchaba, o encontraba algo mejor, o incluso si algún día, una bala por fin daba donde no tenía que dar.
El miedo a imaginar una vida sin él, le llevó a escapar de su lado. "Irónico", piensa ahora. Intentando no sufrir, se lanzo de cabeza a ello.
Daría lo que fuera por tenerle ahora a su lado, poder decirle lo que siente, explicarle por qué se dejó llevar por el miedo. Quisiera sentir su abrazo, y su cálida y suave piel entre sus manos. Pero no está. Ni siquiera sabe, si él aún, desearía estar allí con ella. La sensación de lejanía, cada minuto que pasa, se hace más fuerte, más potente, más penetrante ¿En qué momento dejó de ser Lucas su Lucas? ¿Desde cuando ella tiene que preguntarse que es lo que él piensa? Ella, que le conoce como nadie en el mundo, que sabe cómo razona, como siente ¿Dónde ha quedado todo eso?
Masajea sus sienes con fuerza intentando alejar el dolor de cabeza que se ha despertado con él esta mañana mientras se dirige a refugiarse en el vestuario para poder sentir el agua fría empaparle el pelo y correrle por el cuello, e intentar encontrar así algo de alivio a esa presión que siente en todo el cuerpo, pero esta vez no da resultado. Una y otra vez, vuelve a ser espectador de lujo de ese beso. No puede borrarlo de su cabeza. Revive la cara que tenía ella, el movimiento nervioso de sus manos, y hasta puede imaginar lo que sintió Sara al recibir las caricias del gilipollas del Montoya.
Le duele el alma, y todo el cuerpo solo de pensar en ese momento ¿Será verdad al fin y al cabo que el corazón puede romperse? ¿Será eso lo que le duele tanto dentro del pecho, lo que le está impidiendo casi hasta respirar?
Después de haber hablado con Ana se siente algo mejor. Ha decidido lo que quiere hacer a partir de ahora con su vida. Vale, tiene el corazón roto, en mil pedazos, pero todavía puede tomar una buena decisión.
Conoció a Ana hace muchos años en un bar. Resultó ser tan "difícil" como él. Lucas incluso, animado por ella, le ha llevado más de una vez a disparar. Jamás con su magnum, es amiga, pero no tanto.
Muchas fiestas han compartido, muchas borracheras, muchos conciertos, y billares. Pero también confesiones, algunas, pocas, más por parte de ella que de él. Podría decirse que es su amiga, después de todo, solo se han acostado un par de veces. Sí, seguro que Ana es la persona perfecta para ayudarle a seguir adelante sin Sara.
Sigue pensando en ella, en Sara, mientras se peina delante del espejo y se percata de algo tan familiar ya para él, que ni siquiera recordaba que lo llevaba.
El brillo del oro en su dedo anular. Y entonces recuerda aquel día, como si no hubiera pasado el tiempo, como si hubiera sido ayer.
"- Feliz cumpleaños cariño!
- ¿Ya han dado las 12?
- No listillo, faltan exactamente –mira su reloj atentamente para poder calcular los minutos y segundos exactos- 2minutos y 43… 33… 32… 31… 30…
- Y entonces… ¿tantas ganas tienes que me haga viejito?
- Que no tonto… pero quería ser la primera, que siempre se me adelantan Mariano o mi padre.
- Sara, dormimos juntos… este año es imposible que se te adelanten… ¿Qué es eso?
- ¿El qué?
- Eso Sara… lo que escondes… ¿qué es?
- Nada!
- Cariño, lo he visto… tienes algo escondido ahí!
- Que no!!!!
- Intenta abrazarla para alcanzar lo que ella celosamente esconde tras su espalda -Lucas… no seas cotilla!!!!
- ¿Es mi regalo? ¿Qué es?
- Lucas… -de pronto se pone seria - ¿sabes lo que le regalaría yo a alguien de quien estuviese enamorada?
- Claro que lo sé… -de memoria le dice lo que ella le confeso unos años atrás -Una bola del mundo, para jugar a cerrar los ojos y…
- Y hacerla girar y señalar los sitios donde podríamos ir juntos… Toma –vuelve a mirar su reloj -Feliz cumpleaños!
Le tiende la caja que él coge totalmente confundido, y al abrirla se encuentra con una bola del mundo, apenas del tamaño de la palma de su mano, con la esfera hueca de metacrilato, donde reposaba la alianza de oro.
- ¿Y esto?
- Lucas… ¿quieres casarte conmigo?
- ¿Qué? No puedes estar hablando en serio… Joder!!!
- Nunca he hablado mas en serio en mi vida!
- Pero… Joder… Es que tú me lo estas pidiendo a mí…
- Y qué… Estamos en el siglo XXI, sabes?
- Coño Sarita…. Que no es eso… Joder!!!!
- Lucas déjalo. Vale… No se por qué se me ha ocurrido esta tontería… Olvídalo.
- Sara espera… Espera… ¿De verdad quieres que lo olvide?
- Yo..... -al ver la cara de él casi se arrepiente de habérselo pedido ¿Cómo explicarle que lo que más desea en esta vida es pasarla con él? -No sé, Lucas. Sé que quizás no es lo que tú querías. Tú solo me pediste que me viniese a vivir contigo y yo… Además tú ya te casaste una vez y no sé, quizás..... –las palabras salen atropelladamente de su boca, enojada, dolida- Tal vez me he precipitado..... Pero es que lo deseo tanto... ¿sabes? No es por la boda, ni siquiera por poder gritarle al mundo lo que sentimos. Es.... es mi sueño Lucas, desde que era pequeña, desde que solo eras mi tío y estabas prohibido. He soñado tantas veces con recorrer el pasillo y encontrarte a ti al final, feliz, deseando como yo unirnos para siempre..... Llámame tonta, no sé. Siempre lo he querido.... -no quiere llorar, no debería hacerlo. No quiere que Lucas se sienta culpable por no desear lo mismo que ella. Pero las lágrimas comienzan a recorrer su cara y por más que lo intenta, no puede hacer nada por retenerlas -Lo siento...
- ¿Qué sientes?
- Esto. Estar llorando como una tonta. Haberte pedido que te casaras conmigo, todo.
- ¿Sientes habérmelo pedido?
- Sí. Bueno no. Creo que lo que siento es que tú no desees lo mismo que yo. Pero no pasa nada. Lucas. Mañana voy a comprarte otro regalo y hacemos que esto no ha pasado. Por favor....... -casi le suplica sin atreverse a mirarle a los ojos.
- Pero ha pasado Sara
- Sí, ha pasado...
- Y es una pena
- ¿Sí?
- Sí. Lo es ¿Y sabes por qué lo es Sara?
- ¿Por qué?
- Porque llevo semanas planeando como pedírtelo yo
- Mentiroso -Lucas sonríe y se levanta de un golpe. Sara le mira perpleja, aún con las lágrimas brotando de sus ojos, sin entender nada. Lucas va hasta su armario, y saca una cajita pequeña, roja, adornada con un lazo rojo. Se acerca hasta Sara y mirándola a los ojos, y secando sus lágrimas, se lo entrega. Sin decir nada. Solo observando como cambia su cara.
- Sí quiero Sara. Quiero casarme contigo ¿y tú?
- Es precioso Lucas. Sí quiero. –sigue llorando pero no puede para de reír- Lo deseo más que cualquier otra cosa en esta vida.
Se abrazaron con fuerza, e hicieron el amor para conmemorar el acontecimiento, sintiendo, en su desnudez, todo el calor del momento. Solo ellos podían hacer algo así. Solo dos personas que siempre han estado conectadas y predestinadas, podían pedir, casi a la vez, matrimonio. Pero siempre ha sido así, siempre han deseado lo mismo.
El sonido del teléfono lo sorprende y mientras abre un cajón para buscar el calendario donde apuntar la cita que Ana le esta dando, la alianza que lleva en el dedo le pesa como una losa. Allí, entre los bolis y las grapas, todo revuelto, topa con una foto que debe estar gastada de tanto como la ha mirado últimamente. En ella, Sara y él posan sonrientes, con la playa al fondo, embriagados por el olor a mar después de haber hecho el amor. Recuerda esas vacaciones, recuerda todo de ella.
Pero hoy por fin, está dispuesto a dejarla volar.
Y así, como quien dice adiós en un aeropuerto, como cuando alguien se despide de lo más querido, entierra su alianza, la que ella le puso un día en el dedo prometiéndole amor eterno, entre clips y fichas policiales, despidiéndose, con todo el dolor que un hombre puede sentir, del amor de su vida.
7 comentarios:
Acojoná...quiero decir acongojá...bueno las dos cosas, la primera porque la cosa se complica respecto a Lucas y la segunda de lo maravilloso que puede llegar a ser leeros. Según pasaban las lineas se me iba encogiendo más el corazón...Joder !!! Joder!!! cómo diría Lucas ¿Qué me estais contando...? jajajjaj que no pueden estar así, esto es un sueño verdad? Quieroooo despertar!!! que sabeis que soy muy sensible...no me hagais padecer más porfi...
Besazos Jjajajajaja cómo me gustaaaaa...
Ayla.
No me hagáis estoooo, por favor, cómo voy a pasar yo ahora todo el día???? amargadita que estoy, que triste, esto no puede acabar así ¿eh?. Espero que la reconciliación sea la caña de España porque después de todo este sufrimientooooo.
Muchos besotes.
María A.
joooo que triste pero a la vez que bonito!! espero que no tardes tanto en continuarlo, ya sabes que me encanta este relato. un beso guapetona. Tiby
Pero bueno, ¿esto qué es?
Cuanto sufrimiento, si se puede solucionar tan fácilmente...
Sólo hace falta que miren un poquito dentro de su corazón.
Un placer leeros.
Ains.. qué triste! tengo un nudo en el estomago y el corazon en un aprieto. Después de leer este relato, me quedo un asbor agridulce en la boca: siempre es un gusto leerlos (ay que ver que no me canso de decirlo...) e es ta n bonito, pero tan triste a la vez...
Me uno a María A., la reconciliacion tiene que ser la caña, porque con tanto sufrimiento, se lo merecen!!!
Besitos chicas, y MUCHISSIMAS gracias por quedar hasta las 5 de la mañana (4 en las islas y Portugal =D) para deleitarnos con este maravilloso capitulo!
¿Despedirse? ¿Como que despedirse? , ¿nos estamos volviendo locos? ¿pero esto que es?, que no podeis hacer eso , por favor, que manera de sufrir y esta Sara que parece que sea tonta la chavala. Anda arreglad esto, que ya ni tengo uñas y el corazon en un puño.
Precioso relato, gracias por continuarlo . Besos princesas.
CHIQUI.
Sara va a encontrar esa alianza ¿ verdad ?
¿ Cómo reaccionará ella cuando sienta que Lucas ya ha pasado página ?
Me tenéis, como siempre, con ganas de más.
Un beso.
Adriana
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