Hechicera dormitaba bajo el sol cálido de octubre. El tejado de tejas Nuevas brillaba sobre las paredes de color amarillo pálido. La pintura negra en los balcones de hierro forjado contrastaba agradablemente con el color suave de la casa. La vieja hacienda estaba renovada: todo brillaba, las tierras estaban cultivadas meticulosamente y desde dentro de la casa provenían sonidos de voces y risas.
Detrás de la casa había un patio encantador, protegido del sol por un gran árbol frondoso. Dos mujeres estaban sentadas en el patio, disfrutando del aire tibio de la tarde. Una era Silvia Montoya y la otra, Sarita Fernández. Ambas parecían estar mirando a los dos hombres que conversaban animadamente a unos pocos metros de distancia, fumando cigarros.
Silvia y su familia habían llegado hacía dos semanas y Sarita no había podido contener su alegría al ver a su amiga. También estaban los niños, la deliciosa pequeña Sara y Pablo, el hombrecito de tres años que era una réplica en miniatura de Gonzalo, su padre.
El tiempo había volado, Sarita y Silvia habían intercambiado novedades y Gonzalo y Lucas habían inspeccionado la propiedad y conversado sobre los planes de este último respecto de Hechicera. Hablaron de los caballos que Lucas estaba importando de España para mejorar la raza de los que tenía y del ganado que pastaba en los bosques y de los cultivos que sembraría en la primavera, si lograba despejar la tierra lo suficiente.
Si las dos últimas semanas habían volado para Sarita, eso no era nada comparado con la velocidad con que había pasado el tiempo desde que Lucas la había rescatado de los comanches. Recordaba poco del viaje hasta el pequeño pueblo fronterizo donde él la había llevado para que recuperara las fuerzas antes de seguir hacia Hechicera Lo que sí recordaba era su casamiento a finales de julio en Houston.
Había sido una ceremonia muy íntima, a la que solamente asistieron Aitor, don Paco, doña Lola y Carlota. Sarita había estado muy bella con un vestido color malva y una mantilla blanca que le había dado doña Lola, y Lucas, muy apuesto con un traje español bordado.
Hechicera no había estado del todo lista, pero Sarita se había lanzado a la tarea de convertirla en un hogar... su primer hogar verdadero. El trabajo duro y la satisfacción de ver los resultados, así como también las noches apasionadas en brazos de su marido habían contribuido mucho a que ella olvidara los horrores vividos. Nada compensaría jamás la pérdida de su bebé, pero este era el futuro y Sarita no miraría hacia atrás.
Concha había acompañado a don Paco y a doña Lola a la boda y se había quedado como doncella personal de Sarita. Bernarda Gonzáles y la mayoría de los criados de Briarwood también habían viajado a Hechicera, al igual que algunos muebles y objetos preferidos de Sarita. Briarwood se vendió, y el administrador de Lucas en Nueva Orleáns se encargó de todo.
El dinero de la venta había causado la primera discusión seria: Sarita quería utilizarlo en Hechicera y Lucas, con los ojos relampagueantes de ira, se negó rotundamente. Finalmente habían transado: el dinero era de ella y Sarita haría lo que quisiera. Si quería comprar cosas para Hechicera, él se tragaría su orgullo y se lo permitiría. De común acuerdo, decidieron que el dinero del fideicomiso establecido por el padre de Sarita sería para los hijos y ambos deseaban con fervor que muchos niños llenaran las habitaciones de la propiedad.
La vida había sido generosa con ella últimamente, pensó Sarita, mientras observaba a su marido conversar con Gonzalo.
-¡Sarita, querida, la expresión de tu rostro es absolutamente indecente! -bromeó Silvia, mirándola con afecto.
Sarita se sonrojó y de inmediato dejó de mirar la figura alta y fuerte de Lucas.
-Es que lo amo tanto, Silvia, que no puedo impedirlo -admitió con sinceridad.
Su amiga le dio unas palmadas sobre la mano, mientras pensaba que Sarita no era la única que estaba locamente enamorada. El cambio en Lucas era apabullante, sobre todo para alguien que no había vivido la evolución gradual de su personalidad.
La coraza de hielo había desaparecido, aunque Silvia sospechaba que en determinadas circunstancias, él volvería a ser el hombre duro y frío que había sido. Había un brillo tierno en los ojos negros cada vez que se posaban en Sarita, y una nota en su voz cuando la nombraba princesa, que hacía que Silvia se ruborizara. ¡Sí, era obvio que Lucas Fernández era un hombre perdidamente enamorado!
Esa noche, mientras Concha la ayudaba a vestirse para la cena, Sarita pensó en lo diferente que era este matrimonio del primero. Philliphe siempre había sido amable y gentil, no podía negarlo, pero no la había amado y ahora que conocía la diferencia, Sarita se preguntó cómo había podido tolerar aquellos años estériles y desperdiciados. Un suspiro escapó de sus labios.
La señora estaba muy hermosa, decidió Concha mientras daba un último retoque al vestido rosado de raso que Sarita había elegido. Se estaba felicitando por el aspecto de Sarita, cuando oyó el suspiro.
-¿Sucede algo, señora? ¿No le gusta la caída de la falda?
Sarita sonrió.
-No, sólo estaba pensando en cosas desagradables; no debería hacerlo. -Echó una mirada al suntuoso vestidor y se sintió agradecida por todo lo bueno que la vida le daba. A través de la puerta entreabierta que daba al dormitorio, vio a Lucas caminando de un lado a otro con impaciencia mientras la aguardaba para ir a cenar. Sarita sonrió. No, no debía pensar en el pasado... Había quedado atrás.
Pero Concha estaba preocupada y la conciencia no la dejaba en paz. Miró a Sarita y preguntó con ansiedad:
-¿No seguirá sufriendo por lo que hizo Ruth, verdad? El señor conoce la verdad, ¿no es así?
-Sí, la conoce -la tranquilizó Sarita.
Lucas, que se preguntaba qué podía estar retrasando a Sarita, se disponía a entrar en la habitación cuando las palabras de Concha lo detuvieron en seco.
-¿El sabe todo? ¿Sabe también que usted era virgen cuando él la poseyó aquella tarde?
Sorprendida, Sarita comenzó a decir:
-¿Cómo lo su...?
-Olvida, señora, que yo la lavé después y vi la sangre y las manchas en las sábanas -respondió Concha con tranquilidad. Encogiéndose de hombros, agregó-: Era obvio.
Sarita sacudió la cabeza.
-Pero no lo fue para Lucas y es una historia tan engorrosa e improbable que es posible que jamás se la cuente. No tiene importancia, Concha. El me ama y ya es hora de dejar que el pasado muera. Si hasta me cuesta explicarle todo acerca de Philliphe y no podría hablar de una cosa sin mencionar la otra. Ya está, todo pasó, somos felices y no es necesario que sigamos hablando de lo que sucedió ese día.
Pálido por lo escuchado, Lucas se alejó de la puerta. Necesitaba unos minutos para recuperarse de lo que había oído. ¡Dios Todopoderoso! ¡Virgen! Recordó el instante fugaz en que la idea se le había ocurrido.
Respiró hondo, y el hombre primitivo y salvaje que había en él se lleno de regocijo, pero el nuevo y más tierno Lucas sintió remordimientos por la forma violenta en que la había hecho mujer esa tarde. ¿Tendría que decirle que lo sabía? Sarita había dicho que no quería hablar del pasado... Con él tiempo, decidió lentamente, con el tiempo hablarían de eso.
Esa noche, mientras yacían desnudos el uno junto al otro, Sarita pensó que él nunca se había mostrado tan tierno y apasionado al amarla. Había habido algo nuevo en sus caricias, y ella se hubiera emocionado hasta las lágrimas si hubiera sabido que Lucas, a su manera, había tratado de compensarla con su cuerpo por la forma en que la había tratado aquella vez. Sarita apoyó la cabeza sobre el hombro de él y dejó escapar un suspiro de felicidad.
Lucas lo oyó y la abrazó con fuerza.
-¿Eres feliz? -preguntó contra el pelo de ella-. ¿Ya no hay más pesadillas?
Sarita sacudió la cabeza.
-Mm, no -terció y luego añadió medio en broma, medio en serio-: Excepto que temo despertar y descubrir que todo es un sueño. O que ya no me amas.
-¡Eso jamás! -exclamó él con vehemencia-. Nunca sucederá mientras viva -agregó, levantando el rostro de Sarita con los dedos y besándola con pasión y ternura-. ¡Nunca! -El beso se tomó más exigente y Sarita se entregó a la magia del deseo. "Mañana se lo diré", pensó con alegría. "Mañana le diré que un nuevo hijo crece dentro de mí".
Fin
* Niñas, espero que esta historia os haya gustado tanto como me gusto a mi la primera ves que la leí y como me ha gustado al transcribirla ahora. También aprovecho para daros las gracias por seguir aquí con nosotras y os invitamos a seguir nuestra nueva historia adaptada.
Besos, os queremos.
7 comentarios:
¡¡¡Que bonito!!!. Me da pena que se haya acabado, pero sé que pronto nos enganchareis a otra historia.
Un beso para mis Lauras.
Blue.
Ooooooooooooolé, menuda preciosidad de historia. Gracias, de todo corazón por este relato, he sufrido y me he emocionado a partes iguales. Sois geniales..... y encima va a haber otro relato adaptado???? De verdad que sois unos ángeles.
Muchas gracias de nuevo y un beso muy gordo.
María A.
Un aplauso para las princesas por lo bien elegida esta historia que nos ha emocionado hasta el final. Yo como siempre jajajjaj con el pensamiento en el comanche no me dejo esa frase de Sivia "¡Sarita, querida, la expresión de tu rostro es absolutamente indecente!" jajajjaajj indecentes mis pensamientos con ese hombreee jajajajajajja. Como veo tenemos relato nuevo, no me da tanta pena ya, porque seguro nos volverá a enloquecer tanto cómo este.
Un beso corazones que os mereceis lo más grande por estar pendientes a cada momento.
Ayla.
AiiinnnS Que boniiiito!!
maravillosa historia!
Da pena que se haya terminado...
Pero bueno se seguira con la nueva^^!
Un besaaZo!
***
Todo lo bueno se acaba, no?..... Menos mal que ya nos tenéis otro proyecto preparado. Con gente como vosotras da gusto, siempre se puede tener la certeza de que algo bueno vamos a encontrar cada vez que encendamos el ordenador.
Y no quiero ponerme exigente ( para nada, que lo que estoy es sobre todo emocionada y agradecida ), pero...... ¿ os animaréis a acabar " vivir sin tí " ?
Un beso.
Adriana
Ahora que he aprendido , torpe de mi , a escribir en este blog , mis mas sinceras gracias por todo , tanto por los relatos como por demás . elisabet .
*elisabet bienvenida a buenas noches!!!! me alegro mucho de tenerte aqui y esperamos que te lo pases muy bien con nostras, muchas gracias por tus palabras y muchos besos
* Adri, estoy segura que terminarla, la terminaremos, lo dificil es que laurys y yo coincidamos, jejeje, parece mision imposible chica. Un besazo!!!!
*Yexe, gracias por tu apoyo incondicional, espero que la nueva historia te guste tambien. besitos
*Maria A, no se que hariamos sin ti en el blog. Gracias por tus siempre cariñosas palabras. ;)
*Blue, te quiero, lo sabes... Ayla, tu si eres un angel!!!!!
Besotes a todas y gracias....
Himara
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