30 octubre 2011

Lo que es de ley; Prologo

EPILOGO 

Seis años después en una bonita casa situada en el mismo edificio de San Antonio, la familia Fernández- Miranda se prepara para celebrar junto a sus familiares y amigos la primera nochebuena de su hija, Alba. 

Sa: Alba cariño -camina tras ella intentando darle caza, todavía no entiende como se puede gatear tan rápido-. Ven para que mami te ponga los zapatitos!!!! 
Lu: donde esta mi princesa? -sale del baño y se pone de cuclillas para llamar a su hija que literalmente pasa de el, su objetivo es el árbol de navidad y no tiene intenciones de parar hasta conseguir llegar a el. 
Sa: jajajaja, ha pasado de ti!!!!! 
Lu: -se gira hacia ella y la mira- Y de ti no? -se percata de su atuendo, el traje negro palabra de honor le queda como un guante y los tacones de aguja le dan un morbo- Oye nena… que te parece si le dejamos la niña a tus padres y celebramos nosotros solos aquí, ummm…. Tengo en la nevera una botella de cava y una tarrina de fresas -le mordisquea el cuello- te apuntas? 
Sa: Tu nena no puede hacerle eso a todas las personas a las que hemos invitado para que celebren la primera nochebuena de tu niña!!!!!!! La niña Lucas!!!! Donde se ha metido? 
Corren los dos para el salón y se la encuentran dando palmitas a la vez que un Papa Noel de casi su tamaño que baila al son de navidad, navidad dulce navidad!!!!!! 

Terminan de arreglarse, Lucas protesta por tener que llevar corbata pero Sara acalla sus protestas prometiéndole que ella misma se la quitara en un rato. Alba se ha arrancado la colita que le hizo su mama así que tiene que volver a peinarla en lo que Lucas le pone los zapatos. Cuando bajan a los Cachis ya casi todos están ya ahí. Los orgullosos abuelos, Paco y Lola están sentados cerca del árbol de navidad, un precioso abeto adornado con llamativas figuritas de múltiples colores, Paco sostiene en brazos a su nieta, a la que cogio según llego, su preciosa bebe de nueve meses que se entretiene halándole a barba a su abuelo al que se le cae la baba cuando la mira. Su abuela, a la que Sara no la ha dejado hacer nada de nada, juega con una de las pequeñas manos de la niña impidiéndole de camino que llegue hasta el papa Noel que cuelga del árbol de navidad y que Alba esta empeñada en agarrar. 

Sara camina entre sus amigos ofreciéndole viandas y bebidas ante la atenta mirada de su marido y de su padre, que la mira con el pecho hinchado de orgullo. El día de su boda, el día que su hija se caso, cuatro años y medio antes, lloro como un tonto. Lucas, a petición de Sara, iba con su uniforme y con todos sus galones. Sara por su parte, aunque su idea era casarse de uniforme, a su madre casi le dio un infarto al saberlo, se había dejado convencer por Lola y por Silvia y al final se había casado con un bellísimo traje blanco. El sábado de la boda había amanecido un día precioso. Un típico 25 de Julio. El sol todavía relucía en el cielo azul a las seis de la tarde cuando después de haber salido Lucas acompañado de Lola, salio ella, del brazo de su padre, caminando como una princesa. Este no dejaba de repetirle que estabas mas guapa que la Grace kelly y debía ser verdad pues cada vez que la mencionaba se le humedecían los ojos y la abrazaba emocionado. 

Cuando llegaron a la iglesia, veinte minutos tarde como manda la tradición, ya Lucas se paseaba nervioso en el altar mientras Lola intentaba calmarlo en vano. No le preocupaba que Sara no apareciese, estaba completamente seguro que ella vendría. Lo preocupaba que algo saliese mal. Solo eso. 

Al empezar a tocar los acordes de la canción que habían elegido para la ceremonia, que interpretaba una conocida cantante a la que Lucas, Paco y Mariano le habían salvado la vida tiempo atrás, todos los invitados miraron hacia la puerta de la iglesia. 

Paso de palabras, 
para decirte que te quiero, 
solo me basta una mirada, 
medio todo y medio nada, 
que te llegue al corazón 
igual que un beso. 

Comienza a avanzar por el pasillo de la iglesia con la mirada clavada en el amor de su vida, su futuro marido. 

Paso de palabras, 
para pedirte que me quieras, 
me gusta verte sonriente, 
libremente ante la gente 
enseñando tu locura verdadera 

La ve caminar hacia el y no puede evitar temblar de emoción, la ama tanto, tanto. 

Y es que te quiero más que a mí, 
más que a la vida que viví 
más que a los sueños 
que he soñado cada noche. 

Lo mira sonreír como un estupido, lo quiere como un hijo y esta tan feliz en este momento con su hija cogida de su brazo que hoy más que nunca le cuesta entender como no supo ver el amor puro que ellos se procesaban 

Y es que te quiero de verdad, 
sin interés y sin maldad, 
por puro amor a ti, 
por puro amor. 

Pasea su mirada de uno a otro. Para ella son sus hijos lo que van a prometerse amor ante Dios. Se seca la lágrima que se empeña en brotar de sus ojos. Únicamente es una orgullosa y amante madre. 

Y es que te quiero más que a mí, 
más que a la vida que viví 
más que a los sueños 
que esta noche yo soñé. 

El los mira desde su sitio en la iglesia, esta llorando sin ningún pudor, se casa al que considera su hermano, mientras aprieta amorosamente la mano de Esther, la enfermera que había atendido a Lucas en el hospital, su prometida. 

Paso de palabras, 
para contar tus ojos grandes, 
tus labios llenos de silencio, 
la dulzura de tus dedos 
y el violento vendaval 
de tus cabellos. 

La canción es preciosa y quien mas y quien menos cuando la novia llega al altar esta emocionado. En ese momento Paco le da la mano de su hija a Lucas pidiéndole que la ame y la cuide como ha hecho hasta ahora antes de ocupar su puesto al lado de Lola. 
La ceremonia es sencilla y corta. Habían elegido el modo tradicional. Era mucho más bonita, más sutil. Y todo iba a las mil maravillas hasta que justo después de intercambiaron sus votos y los anillos, cuando el cura había autorizado al novio a besar a la novia empezó a llover. 
Todavía tras cuatro años aun se comentaba en las reuniones la reacción de Lucas y de Sara que ni cortos ni perezosos salieron corriendo de la mano, tras mirarse el uno al otro, y no pararon hasta que estuvieron en mitad del patio de la iglesia, mojados y besándose como el cura les había indicado. 
Todos lo comentaban en el banquete, Nunca habían visto una novia tan bella ni escucharon unos “si quiero” tan sinceros y conmovedores. 

Lola le habla y Paco deja de recordar y vuelve a ser conciente de su nieta que patalea para que su abuelo la ponga en el suelo. Tiene la mirada fija en Víctor, el niño de Silvia y Gonzalo, que tranquilo juega con unos cochitos de carreras en una esquina. Es un amor de niño, la delicia de su abuelo que al haberse retirado dispone de muchísimo tiempo libre para estar con el y llevarlo al parque, y de su padre, el nuevo comisario de San Antonio. El comisario con más miras y proyección del cuerpo. Al ver a Alba que se acerca gateando pone cara de fastidio, con sus cinco años no le apetece nada estar con una bebe que ni siquiera sabe caminar. Su madre lo observa cuidadosa. Víctor le tiene una antipatía exclusiva a la niña. Con nadie mas, ya sea pequeño o mayor, se comporta así, solo con ella. Gonzalo se acerca por detrás y besa a su mujer en el cuello. Habían terminado juntos por el embarazo de Silvia. Este había sido un accidente provocado en la nochebuena de hacia seis años. Se habían cogido tremenda borrachera celebrando que Lucas y Sara estaban bien y con toda la familia, que habían terminado en casa de Silvia recordando viejos tiempos. Y gracias a ese recuerdo llegaron nuevos, mejores y felices, muy felices. 


Mientras Sara supervisa los últimos detalles de la cena, Esther, la novia de Mariano, charla con Rita, sobre bebes, mientras acaricia su abultado vientre. Apenas le quedan tres semanas de embarazo y esta exultante y muy guapa. A Mariano, que después de lo de Berni, se negó a volver a enamorase, no le quedo otro remedio que caer rendido a sus pies. Nadie tenia claro si era causalidad o el destino, pero Esther era la que los atendía siempre que alguno de ellos llegaba al hospital. Y siendo una familia integra de policías no habían sido pocas veces. Gracias a eso, se habían enamorado y ahora esperaban la llegada al mundo de la pequeña Bernarda Moreno. Lo único que les faltaba a ambos para culminar su amor. 

También están ahí Curtís y Sonia, un pedazo de brasileña como decia Lucas, que habían llegado de Rió de Janeiro el día anterior, donde estuvieron visitando a la familia de ella. Están sentados junto a Kike y a Tom, su novio francés y junto a Mónica y Aitor, este con Luisa, la niña de Pove y Rita, comiéndole la oreja. De un tiempo a esta parte había decidido que Aitor era la persona mas interesante del mundo y había destronado a su padre sin pensárselo dos veces y sin remordimiento ninguno, por suerte a este le quedaban todavía Eva y Rubén sus gemelos de dos años, lo que no significaba que no se pusiese malo cada vez que su niña le ponía ojitos a su compañero. 

Por fin dan las doce, Sara, Lola y Silvia sirven la cena mientras todos van ocupando sus sitios. Lucas coge a Alba en brazos y mira a su mujer, que va para aquí y para allá, con absoluta adoración en los ojos. Cuando ya todos están sentados alrededor de la mesa, hecha especialmente para esa noche, entre conversaciones, risas y bromas, cenan tranquilos, la comida esta exquisita, cóctel de gambas, Cordero al horno y Mousse de chocolate, todo acompañado con un burbujeante cava que ni Esther ni Sara prueban, la primera por su obvio estado de gestación y la segunda por que esta esperando terminar de cenar para comunicarle a su Lucas que va a ser papas nuevamente. 
Finalmente cuando terminan de cenar, apartan las mesas hacia una pared e improvisan una pequeña pista de baile, en la cadena de música suena un canción lenta y Lucas y Sara, casi arrastrándolo, se ponen a bailar abrazados. 

Sa: Lucas, soy tan feliz, aquí, estamos rodeados de todas las personas a las que queremos, de nuestra familia, de nuestros amigos. 

Lu: Si mi niña, yo también soy muy feliz, soy el hombre mas feliz de la tierra, no… que digo de la tierra, del universo… Tú eres mi vida, te amo Sara -la mira embelesado- y a Alba, la amo más aun si cabe. 

Sa: Lucas mi amor tengo que contarte una cosa, -juega con su corbata- yo… nosotros…. 

Lu: Ya lo sé mi niña… 

Sa: que sabes? -lo mira a los ojos y se da cuenta que si, que lo sabe- Como lo sabes? 

Lu: Mi niña te conozco!!!!! Ya te lo dije una vez, tú naciste para mí!!!!! –la abraza fuerte, esta emocionado- eres mi mitad, nos complementamos perfectamente. 

Sa: -habla en su cuello- Y te parece bien…. es que como es pronto y eso…. No se si… 

Lu: bien? Sara bien? -la coge suavemente por la barbilla y la mira a los ojos- me parece genial, magnífico, grandioso!!!! 

Sa: te amo Lucas... 

Lu: Y yo princesa -sella sus palabras con un apasionado beso- te amo a ti mi niña…con toda mi alma, con todo mi ser!!!! 

Sa: Me acompañas a comprar piñones? -al oído susurrándole- Alba puede quedarse aquí con sus abuelos, no vamos a tardar mucho. 

Lu: Piñones? -hace que se lo piensa- Será un placer!!!!!

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