Un pelin largo nos ha quedado este relato. Aún así, esperemos que no os abura mucho hasta llegar al final.
Está enfadada. Gracias a su padre, otra vez, no ha podido salir a la calle. Vale, tampoco es que se tratase de algo importante, solo iban a cubrir el aviso de dos macarras gritando en la calle asustando a viejecitas, pero no es eso. Lleva dos días en comisaría, dos, y ya su padre le ha sacado de quicio en demasiadas ocasiones.
Solo le queda esperar a que África y Aroa vuelvan del operativo. Porque ellas si han salido, porque ellas no tienen un padre inspector en la misma comisaría donde las tres han ido a parar, porque ellas, definitivamente han tenido más suerte.
- Hola Sarita, no sabíamos que estabas aquí todavía. Pensábamos que te habrías ido a casa.
- No, todavía no. Pero no tardaré ni cinco minutos. Quería enterarme antes que tal os ha ido.
- Dos macarras de doce años. Proyectos de hombres que todavía pueden llegar a ser hombres decentes, lástima que tengan tan pocas posibilidades todos ellos de serlo algún día –dice Aroa con sorna. Ella es así, no confía en ningún hombre, y tampoco lo necesita. Algún día llegará su príncipe azul, o, lo que es más probable, la rana que más se le parezca, pero mientras se decide si llega o no, ella no va a perder el tiempo y se va a divertir. Sara la adora, a ella y a África. Se hicieron intimas en la academia y el destino, la suerte y muchas horas de estudio han hecho que sigan juntas en San Antonio, en comisaría, como las nuevas becarias.
- Me alegro no haberme perdido mucho, sino hubiera dejado viuda a mi madre. Bueno, chicas me voy. Estoy deseando tumbarme en el sofá y no hacer nada.
-Niña, no puedes irte. Nos han invitado a una fiesta unos tíos con los que hemos ido hoy en el coche patrulla. Nos quieren dar la bienvenida. Tienes que venirte, van a venir todos.
- ¿¿Todos, todos??
- Sí, supongo que sí.
- Bueno, mira, es igual. Prefiero irme a casa. Pero ya sabéis lo que dicen de liarse con compañeros de trabajo. Pasarlo bien.
Tentada está a irse de fiesta con sus amigas, pero sabe que hoy solo sería una carga para sus amigas porque no está de humor y ellas se lo quieren pasar bien. No es solo que su padre esté todo el día detrás de ella, sino que él es el único que lo está. Lucas no. Lucas no la hace ni caso, ni la mira, ni la toca, ni nada. Cuando le pidió algo de tiempo para perdonarle lo de Madagascar y para intentar vivir su vida sola, Lucas solo se enfadó, mucho, pero solo estaba enfadado. Con el paso de los días ese cabreo dejó paso a una dolorosa indiferencia que a Sara la está matando.
Al día siguiente amanece mejor, más feliz o al menos más dispuesta a serlo. Está claro que su padre no va a dejar de ser un padre pesado y sobre protector y que Lucas no va a querer estar con ella de la noche a la mañana, pero mirándole el lado positivo a la vida, todavía puede seguir viéndolo a todas horas, no como aquellos meses en los que estuvieron separados cuando ella estuvo en la academia. Y su padre.... algo se le ocurrirá para quitárselo un poco de encima.
- Hola guapa -dice entrando al vestuario con una gran sonrisa.
- Por favor Sara, no grites -Aroa está tumbada en los bancos de los vestuarios. Está medio vestida con el uniforme, y las gafas de sol le tapan unos ojos probablemente demasiado perjudicados para soportar la luz.
- Uy, algunas tuvieron fiesta anoche, ¿¿eh?? Venga, contarme. No, esperar, me lo sé. Curtis os intentó ligar, ¿¿me equivoco??
- Pues no, no te equivocas Sarita -África sale de la ducha con mejor cara que Aroa. Su voz es ronca, y tiene aspecto de cansada, pero al menos, puede moverse -Lo intentó, vaya si lo intentó. Pero no fue el único. Cuéntaselo Aroa, así vuelvo a escucharlo yo. Niña, ayer Aroa se ligó al poli más macizo que he conocido en mi vida. El típico tío de poster, un bombón... dios, Sarita, cuando te lo presentemos se te van a quitar las ganas de seguir llorando por ese macarra que te tiene alelada.
Y lo sabe. No tiene ninguna duda ¿Poli macizo? ¿Tío de poster? Lucas ¿Acaso hay algún policía que pueda hacerle sombra en todo San Antonio? ¿Acaso lo hay en Madrid? Ahora si que Sara quiere morirse. Porque se lo han levantado en sus narices, su amiga, y encima... encima sabe que la culpa es suya.
- Ah, ¿sí? -Intenta fingir alegría y sorpresa, pero a ella, mentir jamás se le dio bien. -Creo que sé de quien me hablas, ¿por curiosidad no se llamará ese hombre maravilloso Aitor? -mientras lo dice, vuelve a ser una niña y como hacia entonces cruza los dedos, deseando tener suerte. Como si la suerte fuera capaz de devolverle al amor de su vida de nuevo. Porque ella sabe que no es Aitor. Aitor es guapo, lo sabe, pero Lucas... ¿quién podría fijarse en él teniendo a Lucas al lado, al no ser que como ella, esté tan desesperada por lograr olvidarle?
- ¿Aitor? Aitor no se separó ni un momento de la cuñadita de Aroa, ¿¿verdad?? El bomboncito se llama Lucas, y está... Sara, tienes que conocerlo. Ya está pillado pero para regalarnos la vista nos sirve.
- ¿Lucas? Sí, le conozco -dice Sara- Es amigo de mi padre. No sé, yo no le veo para tanto. Pero oye, cuenta, cuenta ¿Qué hicisteis? ¿Qué tuvisteis? ¿Vais a seguir? ¿Te dijo algo de...?
- Joer, Sarita, qué interés. Hablamos, nada, no sé, de qué... todo en ese orden. El tío estuvo toda la noche preguntándome cosas, interesándose por mí, y por más que yo intenté....... vamos, que se hizo el duro y ni un besito al dejarme en casa. Pero bueno, ya caerá, os lo digo yo, niñas, ya caerá.
Y Sara sabe que caerá. Porque Aroa es una tía con un cuerpazo increíble, además de ser simpática, inteligente, divertida. Y alegre. Y no busca complicaciones. Y sabe lo que quiere y va a por ello, sin dudas, sin titubeos. Se lanza a la piscina. Y maneja a los tóos a su antojo. Y... y cualquiera caería rendido a sus pies.
Durante días rehuye a sus amigas, algo que no resulta tan difícil gracias al acoso y derribo al que le somete su padre. No quiere verlas, porque cuando está con ellas, solo oye hablar de Lucas, de lo condenadamente guapo que es, de lo maravilloso que sería probar sus labios. África y Aroa, están pendientes de cada detalle: de la ropa que lleva, de cada gesto que hace, de las palabras que pronuncia. De todo. Lucas está en cada una de sus conversaciones y a Sara, eso, la está matando. Porque querría gritarlas que paren ya, que Lucas no es solo el típico tío guapo del que presumir. Lucas es mucho más que eso, es un corazón enorme, alguien que necesita cariño, alguien que es capaz de amar tanto que hace lo que sea por la gente que quiere, algo como perder un avión para abandonarlo todo con el amor de su vida porque un amigo le necesita. Él es así de especial, y ella no ha sabido verlo a tiempo.
Ve a Ároa flirtear descaradamente con Lucas desde el despacho de su padre. Paco le habla, pero ella no escucha, solo puede estar pendiente de esa mano que se desliza por el pecho de Lucas y a la que él, parece no querer poner freno. Sabe que no lo va a soportar más, que va a estallar, que o se va de ese despacho, de esa comisaría y no vuelve a verle en mucho tiempo o se va a volver loca.
- Sarita, cariño que estás alelada -Paco la mira. Ve sus ojos. Él es su padre, la quiere más que nadie en el mundo, incluso más que ese cabrón, y la conoce bien, quizás no tanto como él, pero si bien. Y sabe que esto ha ido demasiado lejos. -¿No te das cuenta de lo que está haciendo? Rubia, pensaba que eras más espabilada. Está jugando contigo.
- ¿Qué dices papá? Déjame anda. Tengo cosas que hacer.
- ¿No te has preguntado cómo es posible que Lucas lleve detrás de ti toda una vida y que lleve unos meses dándonos el coñazo a todas horas con que no le perdonas y ahora, de pronto, está ahí, de pie, tonteando con una niña, que, casualmente, es amiga tuya?
- No sé a donde quieres llegar pero me da igual papá. Lucas puede hacer lo que quiera. No es nada mío y no me importa lo que haga.
- Entonces -se levanta y se pone a su altura- tampoco te importara saber que lleva días poniéndote celosa adrede. Y mucho me equivoco, o tu amiga también está en el ajo.
Se marcha del despacho y vuelve a mirar a Lucas. Sus miradas se juntan y se da cuenta de que, no es la primera vez que le pilla mirándola cuando estaba con Aroa. Quizás su padre... ¿¿y si es cierto??
Abre la puerta decidida y vuelve a mirar a Lucas que ya no le presta atención y vuelve a cubrir de atenciones a su amiga. Girándose busca a su victima entre el gentío de la comisaría y finalmente, se decide por el que tiene más cerca, por el que, Lucas verá mejor. Va a ser testigo de excepción.
Los gritos y los aplausos le sacan de su concentración y dirige su mirada hacia el centro del espectáculo. No, no puede ser. Esa que está besando a...... la mata. Lucas la mata. Y a él.......
- Sara, ¿se puede saber qué coño estás haciendo? ¿Dónde cojones te crees que estás? En el patio del colegio. -grita, y la comisaría entera mira alucinada la escena. El poli duro de San Antonio, ¿con un ataque de celos?
- Lucas, ¿te importa? Estamos ocupados -Se vuelve y sigue besándole, no sin cierto reparo. Después de este beso va a tener que dar muchas explicaciones, muchas, pero Lucas se merece eso y más.
- Sepárate. Sara, soy tu superior. Povedilla...
- Señor, subinspector, si yo lo intento. Pero la señorita becaria Miranda está desatada. Me habían dicho que era bueno este desodorante pero...
Sara se separa, y corriendo, se marcha hacia el vestuario, avergonzada de lo que acaba de hacer ¿Tan loca se ha vuelto? ¿Tanto le han cegado los celos? ¿Cómo ha podido ........ con Povedilla...?
Oye unos pasos acercarse e intuye que es él. Apuesta a que está cabreado y en parte, eso le hace sentirse mejor.
- ¿Qué coño ha sido eso Sara? Estás trabajando, ¿te lo recuerdo? ¿Y con Povedilla......?
- Déjame Lucas.
- No hasta que me lo expliques.
- Déjame. Vete.
- Sara, dímelo -Lucas grita y Sara no lo hace menos. Porque los dos están rabiosos, porque los celos se los están comiendo por dentro.
- No tengo que explicarte nada ¿O tú vas dando explicaciones a todo el mundo de por qué te enrollas con Aroa delante de todo el mundo?
- Aja, así que es eso. La niña está celosa. Loca de celos. Y por eso se dedica a besar a ....... joder, muy celosa tienes que estar para besar a Povedilla niña -todavía está furioso, pero saber que ella lo ha hecho por celos, le despierta algo por dentro, porque eso es lo que él quería. Volverla loca por él.
- ¿Celosa? No me hagas reír por favor. Más que celosa deberías decir que estoy..... muerta de la risa ¿No eres un poco mayorcito ya como para ir montando escenitas? ¿Aroa ha estado de acuerdo o a ella también le has engañado?
- ¿Qué estás diciendo? No sabes de que hablas -se separa de ella al verse descubierto. Ha quedado como un autentico idiota.
- Que sé que querías ponerme celosa y ¿sabes qué? Lo has hecho muy mal, porque no lo has conseguido.
- Ah, ¿no? ¿Seguro? Entonces no te importara que siga con Aroa
- ¿A mí? Lo que hagas con tu vida no es asunto mío.
-... que la bese, en la boca, en el cuello. Que la acaricie el pelo -se va acercando a ella. Mucho. Sara puede sentir su cuerpo pegado al suyo y su respiración agitada en su cara -Que le coja la mano y la lleve a algún descampado. No te importa que la pasee en mi coche, y encontrarla en mi casa, ¿verdad? Y tampoco sentirás nada, supongo, si alguna mañana, ella nos acompaña en el desayuno en tu casa después de haber pasado la noche conmigo, tan cerca de ti, a tan solo diecisiete pasos de tu cama. Todo eso te da igual.
Solo de pensar que algo de eso pueda pasar se la llevan los demonios. Ya sabe lo que es, sabe que se siente al ver besar a Lucas a otra que no es ella. Pero el descampado, no. Eso no. El descampado, la lluvia, los te quiero, las noches sin dormir, todo eso no. Eso no lo quiere compartir con nadie, por muy amiga suya que sea.
- No
- ¿No qué? -se separa de ella y se aleja hasta el otro extremo del vestuario. Es el momento. Sara tiene que decidirse. Lleva muchos meses esperando su respuesta y es ahora, o nunca. O se decide, o tendrá que dejarla marchar.
- No quiero que hagas nada de eso con ella. Ni con ella, ni con nadie.
- ¿Con nadie Sara?
- Solo conmigo...
- ¿Eso quiere decir...?
- Eso quiere decir que lo siento. Que he estado ciega. Que quería alejarme de ti cuando lo que más deseo es estar contigo, y has tenido que montar esto para que yo me de cuenta de que no quiero estar sin ti, que no puedo. Te quiero conmigo Lucas, a mi lado. Siempre.
Lucas se acerca rápido y la abraza. Se miran a los ojos y con ojos llorosos, solo acierta a decir:
- Y yo mi niña, y yo.
Cuando Aroa entra al vestuario y los ve, sabe que ha hecho lo correcto. Temió mucho perder a su amiga, a la que quiere como una hermana, pero Lucas la convenció aquel día en la discoteca, y en seguida supo que él la quería tanto como ella a él.
Ha estado muchos meses escuchándola llorar por las noches por él, le ha visto echarle de menos como una loca. La ha visto agarrada muchas noches a una foto sin querer salir. Y por fin, desde la puerta, la vuelve a ver sonreír.
Definitivamente, ha hecho lo correcto.
6 comentarios:
Para empezar..de largo nada de nada. Me ha encantado vérles celosos a los dos pero lo de Sara me supera jajajajj yo pensando en Aitor y al que besa es a Povedilla...me imagino la cara..sus disculpas...sus meneitos de gafas y me parto. Menos mal que al final todo acaba como tiene que terminar.. La princesa en su castillo y el príncipe " ogro " con ella.
Ha estado precioso!!! besos, besos, besos.
Ayla
es precioso. cuando se pelean es mi debilidad, verlos a los dos celosos el uno de el otrop pero a su vez queriendose a sido precios y un final feliz
clara
Ojala pudieramos ver una escena siquiera parecida,como me gustaria, incluso a Povedilla en esa situacion jajajjajaj, me lo imagino y me parto de la risa .Sois geniales chicas un beso para las dos.
A por cierto a mi se me ha echo corto.
CHIQUI.
¿Largo? A mi también se me ha hecho corto. He pensado en cualquiera menos en Povedilla...
Os ha quedado genial chicas.
Cri_s, hace un rato cuando volvía a casa he empezado a notar el olor a lluvia en el aire
Es precioso!! Me ha encantado pero hay que estar muuuy celosa para besar a Povedilla, jeje!! Pero os habeis coronado!!! (Como siempre no?)
Besos!
Cuando algo es tan bonito, es imposible que resulte largo.
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