17 marzo 2009

Amor en el desierto; Un hijo????

Lucas descargó fuertes golpes sobre la puerta. Lo atendió un criado de expresión agria.
—Señor Fernández... me alegro de verlo. El señor Mariano se sentirá muy complacido.

—¿Dónde está mi hermano? —preguntó Lucas mientras entregaba su abrigo.

—En su estudio, señor Fernández. ¿Debo anunciar su llegada?

—No será necesario —replicó Lucas, y avanzó por el corto corredor hasta que llegó a la puerta abierta del estudio de Mariano—. Hermanito, puedo volver después si estás muy atareado —dijo burlonamente Lucas.
Mariano apartó los ojos del papel que estaba leyendo y se puso de pie rápidamente mostrando una sonrisa luminosa en su rostro armonioso.

—Caramba, ¡qué alegría verte, Lucas! ¿Cuándo regresaste?

Mariano se acercó a Lucas y lo abrazó afectuosamente.
—Acabo de llegar —contestó Lucas. Ocupó un gran sillón de cuero junto a la ventana.

—Te escribí una carta hace poco, pero parece que iniciaste tu viaje antes de que te llegase mi mensaje. Bien, no importa... ahora que estás aquí. Bebamos una copa —dijo Mariano, y se acercó a un pequeño gLutfiete donde tenía un botellón de brandy y un juego de vasos— Creo que debo felicitarte.

—No veo por que mi regreso a casa merece una felicitación —observó secamente Lucas.

—De acuerdo. Tu regreso sugiere sencillamente una copa, pero mereces felicitaciones porque he visto a tu hijo, y es un niño sano y bien formado. Se parece a ti —dijo alegremente Mariano, mientras entregaba una copa a Lucas.

—Mariano, ¿de qué demonios estás hablando? ¡Yo no tengo hijos!

—Pero yo... ¡pensé que lo sabías! ¿No fue ésa la razón por la cual regresaste a España... para encontrar a tu hijo? —preguntó Mariano.

—No te entiendo, Mariano. Ya te dije que no tengo ningún hijo —contestó Lucas. Comenzaba a irritarse.

—Entonces, ¿no piensas reconocerlo? ¿Negarás que existe... fingirás que no tienes nada que ver en eso?

—No tengo ningún hijo al que reconocer.. ¿cuántas veces tendré que decírtelo? Ahora, será mejor que me ofrezcas una buena explicación, hermanito. ¡Estás poniendo a prueba mi paciencia! —explotó Lucas.
Mariano se echó a reír y ocupó una silla frente a Lucas.

—Que me ahorquen. De modo que no te dijo nada, ¿eh? ¿De veras no sabes una palabra?

—No, ella nada me dijo, ¿y quién demonios es ella?

—¡Sara Miranda! ¿Acaso no viviste con ella este último año?

Impresionado, Lucas se recostó en una silla.
—Hace tres meses tuvo un hijo en Magnun. Por supuesto, supuse que tú estabas al tanto puesto que ella fue a tu casa a tener el niño. Pasaba por allí, y me crucé con Sara precisamente cuando ella salía para regresar a su casa. Pareció irritarse porque yo me había enterado de la existencia del niño. Y me dijo que lo que tú habías hecho... que la habías secuestrado y tenido cautiva cuatro meses. Lucas, ¿cómo demonios pudiste hacer una cosa así?

—Era el único modo de conseguirla. Pero, ¿por qué no me dijo una palabra? —preguntó Lucas, más para sí mismo que para Mariano.

—Dijo que tú no querías al niño ... y que no pensabas casarte con ella.

—Pero jamás le dije... —Se interrumpió al recordar que le había dicho precisamente eso—. Le había dicho que no la había traído al campamento para tener hijos, y al comienzo había afirmado que no me proponía desposaría. Sólo que el niño se me parezca no demuestra que es mío. Sara pudo haberío concebido después de volver con su hermano.
 
—Usa la cabeza, Lucas, y calcula el tiempo. Te apoderaste de Sara apenas llegó a El Cairo, en septiembre, ¿no es así?

—Sí.

—Bien, la retuviste cuatro meses te abandonó a fines de enero y dio a luz ocho meses después, a fines de septiembre. De modo que fuiste tú. Y además, Sara prácticamente me dijo que el niño era tuyo. Sus palabras exactas fueron: «Di a luz al hijo que Lucas no quiere», y puedo agregar que su intención es retenerlo y criarlo ella misma.

—¡Tengo un hijo! —exclamó Lucas y descargó un puñetazo sobre el brazo del sillón y su risa resonó en la habitación—. Tengo un hijo, Mariano... ¡un hijo! ¿Dices que se me parece?

—Tiene los mismos ojos que tú, y también los cabellos... es un hermoso niño. Puedes estar muy contento.

—Un hijo. Y ella ni siquiera me lo dijo. Mariano, necesitaré uno de tus caballos. Saldré a primera hora de la mañana.

—¿Vas a Valencia?

—¡Por supuesto! Quiero a mi hijo. Ahora, Sara tendrá que casarse conmigo.

—Si nada sabías del niño, ¿por qué has regresado a España? —preguntó Mariano mientras volvía a llenar las copas—. ¿Has vuelto a buscar a Sara?

—Todavía la deseo, pero no volví para encontrarla. Regresé porque nada tenía que hacer en Egipto. Lorén ha muerto.

—Lo siento, Lucas. En realidad, nunca conocí a Lorén ni lo consideré mi padre. Pero sé que tú lo querías. Sin duda, has sufrido mucho.

—Así fue, pero Sara me ayudó a pasar ese momento. —Ojala supiera qué ocurrió entre Sara y tú —dijo Mariano. —Quizás un día te lo explique, hermanito; pero no será ahora. Además, a decir verdad todavía no sé muy bien qué ocurrió.

Lucas salió a primera hora de la mañana siguiente y pudo meditar un poco mientras cabalgaba a través del campo.

¿Por qué Sara no le había informado apenas supo que estaba embarazada? ¿Exceso de orgullo? ¿Y qué decir de Gonzalo? Seguramente no había revelado a Gonzalo la identidad de Lucas, porque si lo hubiese hecho Gonzalo le habría exigido explicaciones cuando se encontraron en El Cairo.

Bien, Gonzalo pronto sabría la verdad. Lucas se preguntó cómo Tomaría el asunto, pues habían llegado a ser buenos amigos durante el viaje de regreso a España. También se preguntó cómo reaccionaría Sara cuando él apareciese inesperadamente. Era obvio que no deseaba que él se enterase de la existencia del niño. ¿O sí? ¿Había ido a Magnun con el fin de que él se enterase?

Quería retener y criar al niño. Si lo odiaba, ¿por qué retener a un hijo que le recordaba constantemente al padre? ¡Quizás en realidad aún sentía afecto por Lucas!

Si por lo menos él le hubiese dicho que la amaba. Si él no hubiese pretendido que ella lo dijese primero. Bien, esta vez se lo diría apenas la viese.

* ya Lucas sabe que ha tenido un hijo, no? Y va a buscar a Sara, no? la encontrara soltera todavía??? jejeje

besos mis niñas

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayyyy Himara jajaja tenía que haber dicho:" Qué me estás contando Marianoooo? ¡¡¡yo no tengo hijos!!!" jajajajaj estoy paranoiá perdía lo sé jajajaj

Ya puede correr que se le adelanta el Pollo jajajaj

Mañana más? que estoy deseando el encuentro!!!

Un beso.

Ayla.

Anónimo dijo...

Gracias Himara por este relato que me tiene intrigá viva jejejejeje.

Lucas ya lo sabe y va en busca de Sara,espero que la encuentre soltera poruqe entera va a ser que no ejejjeje.

El pollo que no vaya de listillo que bastante tenemos con cada miercoles...

un besazo.

lluvia.

Anónimo dijo...

Ya veo que el moro llega a tiempo jeje.

Blue.

Anónimo dijo...

Eso espero yo, que el moro llegue a tiempo, porque entre moro o pollo, no hay coloooor. Moro si, pollo fuera!!!.

Gracias y espero como siempre impaciente el siguiente trocito.

María A.

Anónimo dijo...

Gracias Himara.

Yo también espero que Lucas llegue a tiempo y Sara no se haya casado, pero conociendo a Sara..... no debe decirle a Lucas que sí a la primera, que ya está bien de que Lucas tome todas las decisiones.

Primero, que Lucas asuma sus responsabilidades, y luego que haga sentir a Sara amada.

Un beso.

Adriana.

Anónimo dijo...

Yo creo que Lucas asume, responsabilidades y lo que haga falta.
Y el pollo, que asuma también que está sobrando. ¿Cómo se va a haber casado Sara con él, si no le gusta su hijo?
Seguro que Lucas está a tiempo de arreglar las cosas.
Un beso princesas.