Se levanta cuando oye la puerta de la calle abrirse. No ha podido descansar y ha estado toda la noche pensando en él. Es una temeridad pero está decidida, Lucas Fernández va a besar el suelo que ella pise. Va a cobrarse, en nombre de todas las mujeres a las que les había roto el corazón, su desprecio. Decidida sale de su cuarto sin ni siquiera ponerse unos pantalones largos; a su padre no le gusta que salga así y la va a regañar por ello pero al contrario que a él, Lucas, cuando la ve en short, la mira disimuladamente y se pone muy nervioso. Y precisamente eso es lo que quiere, ponerle nervioso, alterarle, volverlo loco. Quiere que la desee como nunca haya deseado a otra mujer en su vida.
Camina despacio por el pasillo sin apenas hacer ruido dispuesta a sorprenderlo, pero al llegar a la cocina la sorprendida es ella. Por primera vez en años Lucas no está sentado a la mesa con su bollito en la mano hablando con Paco y Mariano.
Saluda a todos y nadie se percata de su cara de sorpresa. Ya no le apetece desayunar. Durante unos minutos conserva la esperanza de que él aparezca por la puerta, que solo se le hayan pegado las sábanas. Pero finalmente se da cuenta de que no va a venir y la rabia se apodera de ella. Conociéndolo era una posibilidad que Lucas la rehuyera después del beso de la noche anterior. Pero si él no va a verla, será ella la que vaya a buscarle.
Ve a Mariano salir por la puerta rumbo a casa de Paco después de mirarlo con cara de estar viendo un marciano, por negarse a desayunar en casa de su jefe y amigo. Tiene mal cuerpo. La imagen de Sara besando al chulito no se le ha borrado de la cabeza. Apenas ha dormido unas horas. Habría sido tan sencillo, la noche anterior, confesarle que la quería como nunca había querido a nadie en su vida. Por un instante le pareció ver en sus ojos, al mirarlo expectante, anhelo, esperanza… algo!
Siente como si la cabeza le fuese a estallar. Si pudiese pediría el día libre en comisaría. Un puto día de asuntos propios le vendría hoy de maravilla pero como hay que pedirlo con varios días de antelación pues a jorobarse toca… será mejor que se de una ducha de agua fría para despejarse.
Con disimulo coge la llave de su piso que Lola guarda en la caja de galletas, y con disimulo también, sale de casa sin ponerse nada encima. El plan sigue siendo el mismo, solo ha cambiado el escenario. Entra sin hacer ruido y se sorprende al no encontrarle en el salón, pero cuando escucha correr el agua en la ducha, las peores intenciones pasan por su cabeza.
Abre la puerta del baño sigilosamente. A través de la cortina puede intuir su figura y lo observa cohibida y curiosamente, y al recordar el contacto de su boca en la suya y de sus cuerpos, unidos por la misma pasión la noche anterior, nota como se le eriza la piel. Sabe que le desea, tanto que le duele, pero también sabe que tiene que ser fuerte para no sucumbir ante ese hecho y hacer lo que se ha propuesto hacer: conseguir que Lucas caiga rendido a sus pies ahora mismo.
Se desnuda despacio, casi con temor a ser descubierta antes de tiempo. Es una locura pero está dispuesta a todo con tal de hacer lo que ha venido a hacer. Quiere que él se vuelva loco de deseo y luego dejarlo con la miel en los labios, que sufra!!!!
S- Hola tito, -abre la cortina ágilmente sorprendiéndolo -¿necesitas que te enjabone?
L- Sara coño, ¿qué haces aquí? Sal ahora mismo -No quiere, ni puede mirarla. Si lo hace sabe que no podrá controlarse. Presuroso le da la espalda, aunque tarde. Verla, y saberla desnuda a escasos centímetros de su cuerpo es demasiado para él y su excitación es mas que evidente.
S- ¿Por qué tito? -pasea su dedo por la espalda de Lucas - Si solo quiero que ahorremos agua…
L- Se pone rígido- Sara... sal de la ducha… por favor!!!!
Pero ella no quiere escucharle, solo quiere provocarle. Rozándole se coloca delante de él, que permanece con los ojos cerrados, y le arrebata la esponja con la que minutos antes él se estaba enjabonando. El agua comienza a caerle por su cuerpo y lo más seductoramente que puede comienza a enjabonarle su pecho. Lucas mientras, la mira sin poder apartar sus ojos de ella y de sus seductoras manos, y va a acercando su boca a la suya, más y más. Sara no se aparta aún sintiéndose intimidada por su excitación. Casi puede sentir su aliento en sus labios, sus respiraciones se confunden... aturdida nota como miles de sensaciones inundan su cuerpo, sensaciones que nunca antes lo habían hecho y que son totalmente novedosas para ella.
Lucas la mira extasiado, lleva toda la noche decidiendo que no quiere saber nada de ella, que quiere apartarla de su vida, cuanto más lejos mejor. Pero ahora que la tiene tan cerca, lo único que puede hacer es desearla con todas sus fuerzas, con toda su alma, con todo su ser. Y quiere hacerla suya, quiere amarla, quiere fundirse con ella hasta que no quede un resquicio de espacio entre los dos.
La mira a los ojos y puede ver que ella siente el mismo deseo en su interior. Poco a poco se va acercando a ella y se apresura a esa boca que se lo está pidiendo a gritos. Hace rato que dejó la cordura a un lado. No puede pensar, solo sentir, sentirla a ella. Le toma la cara con dulzura entre sus manos y con fuerza la abraza a su cuerpo. Sara lo ve peligrosamente cerca de sus labios e intuye que si permite que la bese ya no va haber vuelta atrás y todo su plan quedará arruinado. Siente el corazón latir desbocado en su pecho, se muere por besarlo. Daría lo que fuese por sentir su lengua recorriendo toda su boca pero en el último momento y tras darle un pequeño beso en la comisura al que no ha podido resistirse, se aparta y abre la cortina para salir de la ducha, dejándolo desconcertado ante su maniobra y sintiendo sus ojos clavados en su espalda.
S- Mas quisieras tito….pero no esta la miel hecha para la boca del asno!!!!!! Gracias por la ducha… -se gira envuelta en una toalla y le guiña un ojo- sabes…?el planeta te lo agradecerá!!!!!
Sin más, recoge su ropa del suelo y sale del baño, sin vestirse, antes de que le fallen las fuerzas y vuelva a la ducha a comérselo a besos. Ha de reconocer que Lucas Fernández es un capullo pero esta bueno que se rompe y además, como una idiota, lo desea; más incluso que a Dani Martin, lo cual es totalmente incomprensible. Desearía, más que cualquier cosa en este mundo, que Lucas la quisiese como ella lo quiere pero, no puede engañarse, él es incapaz de querer a ninguna mujer y además se ha propuesto que ella no sea feliz tampoco. Por ese motivo le había chafado la noche anterior con Dani pero para la próxima vez, por la cuenta que le trae, se asegurará de que él no esté cerca.
Por fin llega la hora de marcharse a casa. Ha tenido un día de perros. No tendría que haberse levantado de la cama; no, no tendría que haber llevado a Sara al concierto. Desde la noche anterior ella ocupa cada uno de sus pensamientos. El beso no lo dejo dormir y su cuerpo desnudo no lo ha dejado concentrarse y trabajar. No entiende el por qué del numerito de la ducha. Tan solo entiende que la quiere, la desea, le vuelve loco. Pero no puede ser. Y aunque pudiese ella no está por la labor. La niña se ha propuesto amargarle la vida. No sabe que ha hecho para que ella se comporte así. Quiere provocarle, sacarle de sus casillas. Quiere volverlo más trastornado, por ella, de lo que ya está
Sabe que lo mejor es olvidarla. Mientras llega a casa se dice a sí mismo que seguro que no es tan difícil, que él en su vida ha estado con muchas mujeres, que él es Lucas Fernández y Lucas Fernández no se enamora, no se deja manipular por una mujer. Se lo repite una y mil veces intentando convencerse a sí mismo, pero sabe que se está engañando. Sabe que esta vez no es como las otras veces. Sabe que ella no es como las otras mujeres.
Se siente inseguro y un sentimiento nuevo le invade y le provoca mucho miedo; el terror a ser rechazado. Normalmente sabe lo que tiene que hacer, lo que tiene que decirle a una mujer para seducirla, pero con Sara es distinto. Sara es más mujer que cualquiera de las otras, es más fuerte, más inteligente, más hábil y también más cabezota, más caprichosa, más… Sara es más a secas. Sara, su Sara no se va a fijar jamás en alguien como él, ella misma se lo ha dejado claro mil veces. No cree que pueda hacer nada para que ella cambie de opinión y tampoco quiere hacerlo. El que Sara pose sus verdes ojos en él podría ser su ruina. Simplemente se tiene que resignar y asumir que se ha enamorado de la mujer, la única mujer que, probablemente jamás, nunca, le va a querer.
Decidido a olvidarla está dispuesto a todo. El primer plan, el de alejarse de ella no ha dado sus frutos y, sin darse cuenta, ha caído a las primera de cambio. Pero ya sabe que la tentación es muy grande y si la deja acercarse puede caer. Por ello toma la firme determinación de no darse a si mismo esa oportunidad. Por su salud mental cuanto más lejos esté de Sara, mejor.
Se sienta en el salón dispuesto a ver una película, para intentar distraerse, cuando le interrumpe el ruido de la puerta. Puede ver quien es sin llegar a abrir, y no sabe que hacer. Si abre está perdido, con el numerito de la ducha ha tenido para un largo tiempo, y a saber que quiere ahora. Pero si no abre… no se enterará de que ha venido a hacer a su casa.
L- Hola -dice fingiendo la mayor desgana posible. La mira de arriba abajo intentando no recordarla desnuda y que además ella no se de cuenta. “Ojala no hubiera abierto la puerta, si la tengo delante no creo que pueda fingir que no me interesa. Está tan guapa ahora ¿Se habrá vestido así solo para provocarme a mí? Lucas, no seas estupido coño, ni que a la niña tú le importaras algo!”
S-Hola tito…
L- ¿Qué haces aquí?
S- Qué serio estás hoy ¿No te ha sentado bien la ducha de antes? A mi sí!!!
L- Sara, ¿a que has venido?
S- Pues nada, Lucas, es que verás…. -se apoya en la barandilla para que él pueda verla de cuerpo entero perfectamente. Quiere que la mire las piernas, quiere que se de cuenta de la camiseta tan corta que lleva. Quiere provocarle -mis padres no están en casa y no sé que le ha pasado a la tele pero no funciona. Y claro, yo estoy aburrida. He pensado… -hace una pausa para llamar más su atención. Se separa de la barandilla y despacio se va acercando al marco de la puerta, apoyando finalmente su cuerpo allí a escasos milímetros del de él -quizás si no estás viendo nada ahora podría ver un rato aquí la tele.
L- Mira Sara- se separa de ella mientras lo dice. Tiene que dejar de oler ese perfume que emana su cuerpo sino quiere lanzarse a su cuello como un loco -si estás aburrida vete al parque, o queda con una amiga o haz lo que te de la gana pero a mi casa no vengas, que estoy ocupado ahora.
S- No estarás con una de tus amiguitas, no me digas que has conseguido engañar a otra idiota
L- Ese no es tu problema!!!! Lárgate -intenta cerrarle la puerta en las narices pero ella se escabulle dentro.
S- Lo que es mi problema o no solo lo decido yo –Está celosa. Entra hasta dentro y busca en las habitaciones como loca. Quiere saber si Lucas está acompañado, necesita saberlo. No sabe lo que haría de ser así, pero no se va a quedar de rositas, eso lo tiene claro.
L- Sara, ¿se puede saber que coño haces?
S-…
L- Sara joder, que vengas. Que no eres quien para entrar en mi casa. Saraaaaaaa –Ella no contesta. Ya ha descubierto que Lucas está solo en casa, pero ahora que ha conseguido volver a cabrearlo no va a salir de su casa tan fácilmente.
S- Tranquilo guapo... te va dar algo!!!!!! pues parece que no hay ninguna ingenua por aqui... ¿un mal día?
L- ¿Quien coño te crees que eres para venir a mi casa y entrar sin que nadie te haya invitado? ¿Qué coño buscas?
S- ¿Estás solo?
L-Si estoy solo!!! O por lo menos lo estaba antes de que tu vinieses!!!
S- ¿Estás un poco tenso, no? ¿A lo mejor necesitas una ducha? -sonríe de forma sensual para hacerle recordar la escena de la ducha, aunque ella está segura de que él va a tardar mucho tiempo en olvidarla... al igual que ella.
L- Sara se acabó, sal de aquí… márchate… joder estás muy loca… vete a jugar a las barbies o a las cocinitas… ¿no es eso lo que hacen las niñitas como tú?
S- ¡Qué dices idiota!, ¿qué edad te crees que tengo? -Ahora si que está enfadada. Ahora si que le odia. Quiere molestarle hasta hacerle explotar
L- Por como te comportas, siete!!!! –la saca del brazo hasta la corrala y le cierra la puerta- ADIÓS SARITA… ADIÓS.
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